Swiatek ya tiene su Kryptonita

Rybakina desarboló por completo a la polaca, que bajó los brazos en el segundo set ante el aluvión de golpes ganadores de su rival. Espera Sabalenka en la final.

Elena Rybakina. Fuente: Getty
Elena Rybakina. Fuente: Getty

No existe término medio con Iga Swiatek en este 2023. Parece que solo existen dos velocidades: o la victoria apabullante hecha rutina o una derrota sin paliativos que pone en relieve ciertos puntos de mejora en su tenis. De nuevo, el perfil de pegadora que tarda muy poco tiempo en armar golpes planos y cruzados volvió a desesperar a la número uno del mundo, si bien ese molde parece haberse personificado en una jugadora que continúa su buen hacer en el circuito WTA. Elena Rybakina ya está en la final de Indian Wells 2023 merced a una actuación solvente, poderosa y valiente, desarmando la paciencia de Swiatek y encontrando la forma de dictar juego en todo momento sobre una superficie que no siempre favorece a las grandes pegadoras (6-2, 6-1).

Cierto es que echar un vistazo al marcador asusta, impresiona y puede llevar a pensar que la paliza tenística tuvo lugar desde el primer minuto de partido. No fue así. El inicio de Swiatek fue lento, dando sensación de estar luchando aún con los demonios mentales del pasado Open de Australia, donde la kazaja fue una verdugo despiadada. Ello permitió a una Rybakina muy centrada volar con la primera rotura del partido, dándose el margen necesario para engrasar todos sus golpes. A partir de ahí, el guion fue relativamente igualado, con dos jugadoras en la búsqueda de imponer estilos muy distintos. Mientras Swiatek buscaba cambios de ritmo y golpes paralelos que sacaran de la zona de confort a la kazaja, Elena encontraba en su servicio un refugio perfecto para mantener los puntos cortos, evitando que la polaca entrase en combustión.

Si el primer set tuvo un desenlace realmente claro (6-2) fue, especialmente, por el gran hacer de Rybakina en los momentos importantes. No perdonó ninguna pelota de rotura y, más importante, cerró la puerta con contundencia cuando tuvo que hacerlo. La derecha de la kazaja apareció en los momentos más importantes, personificados en las dos bolas de break que le permitieron colocar el 4-1 en el marcador. Evitando cualquier chance de igualdad provocó una clara falta de confianza en Iga, que dejó de creer en su plan y abrió el segundo set mostrando claros síntomas de cansancio... y no precisamente físico: a nivel mental.

RYBAKINA ES LA KRYPTONITA

Cuando todos esperábamos una reacción por parte de la número uno, Swiatek decidió soltar amarras. Dejarse ir. Su lenguaje corporal dejó de acompañarla y, con ello, la capacidad de construir el punto y aplicar una bola pesada que dificultase a Rybakina su tenis de pocos golpes. Pocas veces hizo sprints la kazaja, comodísima dominando desde la línea de fondo, espectadora número uno de la descomposición que sufría lentamente Swiatek. Fue realmente extraño ver cómo la polaca empezaba a ahogarse en un mar de errores no forzados, desprovista de cualquier claridad a la hora de construir los intercambios, sufriendo constantemente ante la velocidad endiablada de los golpes planos de Rybakina.

Es un partido que obligará a Swiatek a hacer muchos deberes, a estudiar nuevas vías para amenazar a jugadoras que no conceden ni tiempo ni espacio. Para Rybakina, el duelo supone una nueva confirmación de su potencial, la enésima muestra de que el techo de la kazaja es más alto de lo que muchos podían augurar cuando conquistó Wimbledon hace apenas unos meses. Por último: en una WTA criticada con frecuencia por las constantes alternativas en la cúspide, el segundo WTA 1000 del año nos dejará una final... entre las mismas protagonistas del duelo por el título del primer Grand Slam del año. Agárrense, porque Sabalenka y Rybakina nos confirman que vienen curvas el domingo.

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