Año sencillamente espectacular para el tenis australiano, una de las grandes potencias históricas del deporte de la raqueta. El siglo XXI no ha sido el más granado para los intereses del tenis 'aussie' si exceptuamos sus primeros años. Sin embargo, en los últimos tiempos su presencia y logros ha ido acrecentándose llegando en este 2022 a lo que parece su culmen. En tenis femenino, el cierre espectacular a la vez que sorprendente de Ashleigh Barty a su carrera con el título en el Open de Australia, en el circuito masculino, la mejor temporada de su carrera para Nick Kyrgios con enormes resultados como la final de Wimbledon y para cerrar, la final de Copa Davis tras 19 años de ausencia para el combinado verde y oro capitaneado por Lleyton Hewitt. Australia está dejando muy alto el pabellón en un 2022 que acaba y sitúa su tenis de nuevo en lugares que ya no se recordaban. Una nación clásica que nunca se fue y que vino a cortar sequías.
Ashleigh Barty, título en el Open de Australia (44 años después)
Histórico arranque de año 2022 para el tenis australiano que tras todo el tumulto del 'caso Djokovic' se daba un mayúsculo alegrón con la consecución de su tercer título de Grand Slam para la entonces número uno de la WTA, Ashleigh Barty. La de Ipswich levantaba de manera dictatorial, incontestable, la copa de campeona del Abierto de Australia en las pistas de Melbourne Park, un hecho histórico. Y es que 'Ash' daba por acabada una sequía excesivamente larga en el tenis 'aussie', que no veía a un local ganar su gran torneo desde hacía 44 años cuando Chris O'Neil campeonaba en la hierba de Kooyong. Luego vendría la tremenda y triste noticia de su retirada, pero ya había encumbrado al tenis australiano, rompiendo una racha histórica muy negativa que otros Grand Slam también arrastaban, como Wimbledon, o arrastran, como Roland Garros.
Nick Kyrgios, subcampeón en Wimbledon (finalista masculino en Grand Slam 17 años después)
El bad boy del tenis mundial y en concreto del australiano, vituperado y denostado por sus modales y su escaso rendimiento, a años luz de lo que se había esperado de él, rompía moldes y maduraba tenísticamente en 2022. No tanto en su comportamiento, todavía bastante reprobable, pero desde luego, diametralmente opuesto su quehacer en las pistas. Un Kyrgios infinitamente más profesional y comprometido, cuajaba una primera parte de la temporada muy interesante, con mucha regularidad y buenos resultados para terminar alcanzando su cénit en la hierba de Wimbledon. Allí, en el AELTC, Nick se plantaba en la finalísima, algo que ya el mundo del tenis había dejado de creer que podía conseguir. Cortaba así una racha negativa de 17 años sin un 'aussie' en una final masculina de Slam desde que Hewitt fuera subcampeón en Melbourne en 2005. No pudo con un imperial Novak Djokovic pero sin duda que su camino en ese Wimbledon hizo que las glorias australianas en hierba reverdecieran enormemente.
El combinado verde y dorado de Copa Davis (finalista 19 años después)
Faltaba la guinda al pastel, poner ese broche de oro a una temporada brutal para el tenis del gigante oceánico. Ese cierre está aún, corriendo a cargo de los chicos del gran Lleyton Hewitt. El de Adelaida, una figura de gran peso allí en Australia y muy comprometida con su país y el éxito que pueda conseguir, ha llevado a sus jugadores a la gran final de la Copa Davis 2022 de Málaga tras batir en las semis a los croatas. Se da por finalizada una sequía de 19 años nada más ni nada menos, enorme para una federación que alberga en sus vitrinas 28 'ensaladeras' y otros 19 subcampeonatos, 20 ya al menos tras esta edición. Lejísimos quedaban ya las hazañas de los Philippoussis, el propio Hewitt y los 'woodies' en el césped de la Rod Laver, batiendo a España en 2003 en aquella final. Nunca más había vuelto, apenas a algunas semis, y pasando bastante desapercibida. Ahora, con Alex de Miñaur, Thanasi Kokkinakis, Jordan Thompson y Max Purcell, los discípulos de 'Rusty' quieren cerrar el 2022 poniendo a Australia donde la historia le obliga, ganando la 'ensaladera' y haciendo crecer y reverdecer aún más un tenis enormemente importante y que había sufrido una sequía terrible.
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