
Taylor Fritz se ha convertido por derecho propio en uno de los grandes nombres propios del año 2022 en el circuito ATP. Su consistencia y grandes resultados se han traducido en una recompensa nada baladí: entrar, por vez primera en toda su carrera, en el top10. El estadounidense superó en el pasado ATP Tokio 2022 una barrera siempre anhelada por la gran mayoría de tenistas, y no hay mejor momento que éste para reflexionar sobre el camino recorrido y poner las miras en nuevos objetivos. Tras un salto meteórico que le ha impulsado, además, al puesto #8 del ranking mundial, el de Rancho Santa Fe habló con la ATP sobre sus cambios y los puntos clave de una evolución constante y silenciosa.
Pero antes de poner el foco en el 2022, es necesario echar la vista atrás y fijarse en las señales que indicaban su potencial. Tras una llegada estelar al circuito ATP, final en Memphis ante Kei Nishikori incluida, dio la sensación durante varios años de que Taylor se había estancado. Con problemas personales fuera de la pista (fue padre muy joven y se separó de la madre de su hijo) y síntomas de fragilidad dentro de ella, muchos comenzaron a poner sus ojos en otros nombres con igual o mayor potencial. Fritz se armó de valor, confió en el trabajo duro y se acompañó de Michael Russell, un exjugador con un físico envidiable, y una mente maestra de este deporte: Paul Annacone. Tras mucho tiempo, la regularidad estaba ahí, y el final de 2021 lo demostró, con unas semifinales en Indian Wells, una final en San Petersburgo y una plaza en el top-25 como recompensa.
"En ese momento todo empezó a encajar, y conforme se acercaba este año mucha gente me empezó a preguntar qué es lo que necesitaba para romper la barrera del top10. Yo les decía que no era nada en especial, que necesitaba seguir jugando de la forma en la que lo estaba haciendo. Está claro que necesitaba buenos resultados, pero sentía que cuando se acercaba la temporada mi nivel era de top10, a pesar de estar en torno al #20 del ranking. Desde finales del año pasado creía que el top10 era totalmente alcanzable", confiesa un Fritz que aprendió y maduró de las derrotas. Los puntos de inflexión están claros: en el Open de Australia 2022 tuvo a Stefanos Tsitsipas contra las cuerdas y no supo rematarlo. Hubiese sido su primera incursión en la segunda semana de un Major: pocos meses después, Taylor se alzaba con su primer Masters 1000, derrotando a Rafael Nadal en Indian Wells. El top10 era cuestión de tiempo.
"Creo que el top10 es una marca impresionante para cualquier joven que empieza a jugar al tenis. Poder completar ese objetivo es un sueño. Está claro que todo el mundo quiere ser número uno del mundo, ser top5, yo quiero llegar a mucho más, pero siempre podré decir que he sido top10. Jamás nadie podrá quitarme eso", afirma orgulloso Taylor, que emuló a su madre, quien también alcanzó el top10 de la WTA varias décadas atrás. Fritz es el primer estadounidense en romper esta barrera desde que Jack Sock lo hiciera en 2017, colocándose como la gran punta de lanza del tenis de su país, constantemente necesitado de ídolos y figuras.
NO QUIERE QUEDARSE AHÍ
Está claro que Fritz es lo suficientemente joven como para marcarse metas mucho más ambiciosas. Existen... tanto a corto como a largo plazo. "A corto plazo, es obvio que mi mayor objetivo es clasificar para Turín (las ATP Finals). Acabar entre los ocho mejores del mundo es un objetivo muy claro que se va a decidir en mes y medio. Lo próximo es seguir escalando y creciendo. Me encantaría tener una gran semana en un Grand Slam. Mi próximo objetivo es hacer semifinales o final en esos torneos. Alcancé los cuartos de final en Wimbledon y estuve muy cerca. Además, el año pasado hablábamos mucho en mi equipo de que debíamos tener una 'mentalidad top10': una vez llegué en torno al #12 del mundo, lo reevaluamos y nos dimos cuenta de que debíamos tener una 'mentalidad top5'. Ahora estamos centrados en eso, en llegar ahí".