Ivanisevic y su experiencia olímpica
El croata recuerda una de las fechas más especiales de su carrera, los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Allí terminó colgándose dos medallas.


Siempre se ha dicho que el mundo del tenis, especialmente los jugadores, no se le ha dado el reconocimiento y el prestigio que merecen unos Juegos Olímpicos. Ni siquiera la presencia del Big4 en las últimas décadas han terminado de cerrar el debate, lo que sí es irrefutable es que se tratan de una experiencia incomparable. La ITF se ha puesto manos a la obra buscando las confesiones de algunos de sus protagonistas, como la de un Goran Ivanisevic que jamás olvidará lo vivido en Barcelona 1992. Siendo tan solo un chaval de 20 años, el balcánico consiguió en la Ciudad Condal uno de los hitos más importantes de su carrera.
“Para mí, por aquel entonces, los Juegos Olímpicos ya eran algo muy importante, era la primera vez que Croacia tenía representación como país en una cita así. Llevaba la bandera de mi país, un país que lo estaba pasando muy mal por la guerra, así que era importantísimo estar ahí y luchar por traer una medalla. Finalmente gané dos: el bronce en individuales y el bronce en dobles”, recuerda en el artículo el actual entrenador de Novak Djokovic.
Sobre el torneo, pese a que las condiciones no eran las mejores para su tenis, Goran solo puede tener buenas palabras. “Recuerdo aquellas pistas como la tierra batida más lenta de la historia. Hacía mucho calor, pero aún así conseguí colgarme dos medallas. Eran buenos tiempos, estaba muy orgulloso. Cuando subes a ese escenario y obtienes tu medalla, no importa demasiado de qué color sea. Por supuesto que hubiera sido genial ganar el oro, pero fue un momento de máximo orgullo”, desvela acerca de aquel bronce individual y aquel bronce en dobles (junto a Goran Prpic) que conquistó.
“No hubo partido por el tercer y cuarto puesto, así que fue agradable estar en el podio para levantar esa medalla, una sensación diferente”, valora el ex jugador de 50 años. “Para los tenistas, lo más importante siempre son los Grand Slams, pero los Juegos Olímpicos también son especiales, se entienden más como una experiencia o una emoción. Para mí fue uno de los momentos de mayor orgullo en toda mi carrera deportiva. Al volver a casa, recuerdo que aterricé a la 01:00 de la madrugada y no había nadie esperando, estábamos en tiempos de guerra, era un mal momento en Croacia. Esas dos medallas están en un lugar privilegiado en mi casa, serán para mi hijo cuando sea mayor”, añade con emoción.
Una experiencia irrepetible
Pero si algo tienen de especial unos JJ.OO. es la convivencia diaria con el resto de atletas, totalmente contrario a lo que se suele ver en el circuito común. “Siempre me quedaba en la Villa Olímpica, esa era la mejor parte, el momento de conocer a otros deportistas, verles en la cola para recoger la comida ya era especial. Alojarse en un hotel durante unos Juegos Olímpicos sería normalizar la situación, como si fuera un torneo más, no sería tan divertido. No importa lo lejos que esté la Villa, es una experiencia vital para exprimir al 100% unas Olimpiadas. Allí siempre pasa algo, es súper entretenido, yo pude conocer a mucha gente interesante, así que recomiendo a todos los atletas que lo hagan”, asegura el tenista de Split.
La otra gran curiosidad de los Juegos, es que no siempre se cumplen los pronósticos. Si no, que se lo digan a su pupilo, Novak Djokovic. “Los campeones de los Juegos Olímpicos no siempre tienen que ser los mejores jugadores, a veces se dan ciertos ganadores inesperados, por lo que todo se vuelve un poco más difícil de predecir. El ambiente es diferente cuando juegas para tu país, lo normal es que la gente vaya con los favoritos pero no siempre se cumple. A Federer todavía le falta el Oro Olímpico, ya ganó todo lo que se podía ganar, si algún día lo consigue puede retirarse tranquilo”, vacila Ivanisevic con su sentido del humor.