Rublev no baja de la nube

El ruso conquista Rotterdam y encadena 20 victorias consecutivas en torneos ATP 500. Andrey, que ha ganado sus siete últimas finales, se acerca a Zverev en el ranking.

Fernando Murciego | 7 Mar 2021 | 17.34
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Andrey Rublev levanta su octavo título ATP. Fuente: Getty
Andrey Rublev levanta su octavo título ATP. Fuente: Getty

Andrey Rublev lo ha vuelto a hacer. El ruso ha salido este domingo por la puerta grande del ATP 500 de Rotterdam tras salir victorioso de una nueva final, y ya van siete consecutivas las que caen de su lado. Derrotando a Marton Fucsovics en dos mangas (7-6, 6-4), que lo intentó hasta el último momento pero le faltaron fuerzas para rematar una semana inolvidable de tenis. Primer título individual del año para el moscovita, segundo si tenemos en cuenta el trofeo que levantó con su país en la ATP Cup. Y lo más importante, 20 triunfos ininterrumpidos en torneos de categoría ATP 500. O lo que es lo mismo, encadenar conquistas en Hamburgo 2020, San Petersburgo 2020, Vienna 2020 y ahora Rotterdam 2020. Una locura.

Si no pasaba nada extraño, lo normal era que a Marton le pesara el escenario. Primero por cansancio, ya que en las piernas sumaba las victorias de la fase previa y las del cuadro final. Y segundo, por la inexperiencia, teniendo delante el reto de abrochar un ATP 500 con un top10 al otro lado de la red. El reto era mayúsculo y quizá, aunque él no quisiera conformarse, llegar hasta tan lejos ya era un éxito. Pero efectivamente no quiso pensarlo, por eso un día más volvió a enseñar sus mejores cartas, a repetirnos los motivos por los cuales se había colado en la última ronda del cuadro. Con un tenis sobrio, maduro y efectivo, el húngaro forzó al ruso en la primera manga hasta el tiebreak. Si quería ganarle, tendría que ser a los puntos, por un par de detalles.

Los detalles florecieron en ese tiebreak, donde Rublev confirmó que, pese a la igualdad que estábamos viendo, él seguía siendo el mejor jugador dentro de la pista. Un poquito mejor que su oponente en cada una de las facetas, que sumadas todas al final de la ecuación da como resultado una candidatura mucho más sólida. El de Moscú se anotó la primera manga y eso le dio la energía y confianza que andaba buscando, ahora ya tenía colchón para acelerar, para dominar, para atacar la red y para reanudar el partido con un break de salida. Ahora sí, todo parecía estar a su favor. Incluso el viento, y eso que jugaban bajo techo.

Tampoco lo iba a poner fácil Marton esta vez, aunque ese quiebre inicial sería definitivo. La única vez que perdería el saque en el encuentro, pero suficiente ventaja para que Rublev te enganche y y ya no te suelte. Remando, juego a juego, hasta llegar a la meta, donde le espera su octava corona como profesional, cuarta en torneos de esta categoría. El palmarés dice que el ruso no pierde una final desde julio de 2019, pero es que desde entonces ha jugado siete, y todas las ha ganado. Subidón de moral (más todavía) y de puntos para que Andrey vea cada día más cerca a Alexander Zverev en el ranking. El hombre de momento lo ha vuelto a hacer, ahora toca empezar a morder en los torneos de Masters 1000.