El 2020 llegará pronto a su fin. Eso querrá decir que se cumplirá un nuevo año completo sin ver por las pistas a Juan Martín del Potro, un hecho al que por desgracia nos hemos acostumbrado en repetidos periodos de tiempo. Tras su enésima gran operación y múltiples complicaciones en un cuerpo magullado por las molestias físicas, Del Potro se recupera en casa, enarbolando la bandera de la paciencia con una única esperanza: volver a las pistas en un futuro. Aunque solo sea para decir adiós, en caso de que sea imposible seguir... pero hacerlo en la pista.
El argentino se pasó por ESPN para hablar de la rigurosa actualidad: cómo se siente y si está en sus objetivos el retorno a la competición. ¿La actualidad? Complicada. ¿La esperanza? Intacta. "La realidad es que me está costando mucho volver. Eso no lo puedo ocultar. Todavía me mantengo de pie por las ganas que tengo de jugar. Vengo peleándome con la rodilla, pero siento que mi etapa no está cerrada, creo que no tengo que cerrar esta etapa todavía".
De hecho, el argentino no ha acabado su recuperación y ya se ha fijado una nueva meta hacia la que volcar todos sus esfuerzos. Los Juegos Olímpicos de Tokyo, aplazados hasta el 2021, son ahora el principal objetivo en la carrera contra el reloj en la que se encuentra inmerso. "Quiero estar en los Juegos Olímpicos, eso me mantiene con ilusión. Por la pandemia maldita se pospusieron hasta el año que viene, pero voy a seguir peleando porque creo que sería un premio representar a Argentina una vez más".
Muchos podrían pensar en una posible retirada, pero si hay algo que Juan Martín quiere esclarecer es que su vuelta tiene que producirse en las pistas. No podría despedirse de otra manera. "El límite lo había puesto la tercera vez que tenía que operarme de la muñeca (en 2015). Finalmente no lo puse ahí, gracias a Dios. También dije que mi límite estaría en la segunda operación de rodilla, y con la tercera (última operación). Pero me voy a dar más tiempo, hasta los Juegos Olímpicos. Amo al tenis y quiero reencontrarme con toda la gente que me ayudó en mi carrera, y lo quiero hacer desde dentro de la cancha, no fuera. Ese es mi lugar natural".
Analizado su presente más inmediato, también hubo espacio para recordar la figura de uno de los mayores símbolos de la historia de su país. El legado del recientemente fallecido Maradona es inmenso, y el tenista tandilense, que lo conoció en 2007 y con quien entabló amistad a lo largo de su carrera, habló largo y tendido de algunas de las anécdotas que ilustran y hacen aún más grande su figura. La principal tiene que ver, como es lógico, con aquel maravilloso fin de semana en el que la albiceleste conquistó su primera Ensaladera.
"Todavía me cuesta caer en lo que le pasó a Diego. Caí cuando vi el entierro. Siento que no se fue, ahora solo pienso en recuerdos lindos. Ahora son momentos de recordar anécdotas y de estar orgullosos de que sea argentino. Maradona me contactó personalmente para ir a la final de la Davis en 2016. Obviamente me puse a organizar todo para que fuese. Siempre se comportó con mucho respeto, aunque en el tenis cuanto más tranquilo estés, mejor, y con Diego era difícil. Esas cosas que tenía él no las tenía nadie, transmite una fuerza y una energía que no recibía de otra persona".
Cada noche, por mi cuenta sin que nadie se enterase, lo veía durante 10 minutos. En esa época se había comprado un pijama muy llamativo y bajaba por el hotel con aquel pijama (risas). Nos veíamos diez minutos, hablábamos, nos dábamos un beso y nos íbamos a dormir. Todo esto lo hacía de forma privada porque no quería que se desarmase la estructura de nuestro equipo. Todas esas charlas con Maradona a mí me hicieron superbien".