Bernabé Zapata tenía este viernes una cita con los cuartos de final del Challenger de Nur-Sultan, en Astana. El valenciano, que se enfrentaba al ruso Aslan Karatsev en el primer turno de la jornada, lograba esta semana el mejor resultado en lo que va de temporada, por lo que tendría que estar celebrándolo en estos momentos. Pero no. La realidad es que en estos instantes está aterrizando en Valencia después de hacer escala en Estambul durante siete horas. Un cambio de planes de emergencia después de que la ATP decidiera cancelar todos sus torneos de aquí a seis semanas. Antes de coger ese avión, el tenista de 23 años atiende a Punto de Break para contarnos su experiencia.
“Nada más salió la noticia me dirigí rápidamente al supervisor del torneo para preguntarle. Me confirmó que, efectivamente, todos los torneos que se estaban jugando quedaban cancelados en ese momento, así que todos los jugadores reaccionamos de inmediato y nos fuimos esa misma noche”, relata Bernabé desde el aeropuerto turco. Una decisión drástica que todo el mundo se esperaba, frenando en seco cualquier desarrollo de torneo que estuviera en marcha.
¿Y qué pasa ahora con todos lo pendiente? “A cada jugador se le otorgan los puntos y el dinero de la ronda en la que ha quedado. En mi caso, cuartos de final. En cuanto al hotel no hay problema, lo paga el torneo, los vuelos sí que me toca a mí sacarlos. El buen gesto que tuvo la organización fue nada más salir la noticia, sobre las 21:00 de la noche hora kazaja. Nos trajeron a todos los jugadores desde el club con todas las raquetas y los cordajes que nos habían preparado para el viernes”, detalla el actual 220 del ranking masculino.
Es obvio que ninguno de los ocho jugadores presentes en esos cuartos de final abandonaron el evento con una sonrisa, aunque Zapata se va con un sabor más amargo que el de sus rivales. “Eran mis primeros cuartos de final de la temporada, la verdad es que estaba muy cómodo con las condiciones. Se juega bajo techo pero la superficie era GreenSet, así que la bola iba lentita. También había un poco de altura, lo que hacía que la bola estuviera viva, pero lenta. Me estaba sintiendo muy bien, es una pena que haya pasado esto”, confiesa todavía con algo de conmoción.
Esto en lo que respecta al torneo y sus premios, lo grave viene cuando buceamos en los riesgos paralelos que afrontaba cada jugador en sus circunstancias. “Varios jugadores abandonaron el torneo por miedo a que cerraran las fronteras de su país. A mí la ATP me contactó el martes para que llamara a la embajada de España en Astana y me recomendaran qué hacer, ya que desde ayer en Astana ya no dejaban entrar españoles debido a que España pasó a ser categoría 1 de infectados. Existía un riesgo alto de que entrara en cuarentena o de que me hicieran la prueba, por lo que hablé con la embajada y me dijeron que no tendría ningún problema en salir, así que decidí seguir en el torneo. El verdadero problema era para la gente que quería entrar”, asegura el único español que disputaba el torneo kazajo.
“Personalmente, es obvio que no me gusta que se haya cancelado, pero estamos en una semana en la que muy pocos jugadores han podido jugar. Ahora en seis semanas estará todo parado, es una situación de gravedad en la que no merece la pena cabrearse, ni pararse a discutir por qué nos han cancelado el torneo. Sí es verdad que podían haberlo terminado tranquilamente, allí no hay muchos casos de contagio, pero si la ATP dice que se para todo, no hay nada que luchar”, concluye.
Lo más extraño viene ahora, cuando no sepamos qué hacer sin tenis. Seis semanas de cuarentena donde cada tenista buscará sus propios retos antes de que la ATP abra de nuevo sus puertas. “Lo tengo que hablar con mi entrenador y mi preparador físico. Seguramente, la semana que viene haga vacaciones. Luego lo más lógico es que haga pretemporada, tanto yo como el resto de jugadores. Si entrenas seis semanas sin torneos te vuelves loco, así que aprovecharé y haré una pequeña pretemporada, aunque de pequeña no tiene nada. Lo primero será descansar, luego haré algo de físico y después ya la pretemporada. Esperemos que en España mejore la situación un poco y no lleguemos al extremo de que cierren los clubes. Si no, sí que será un auténtico calvario”.