Parece fácil, pero no lo es
Hay quienes dicen que el nivel en tierra es pésimo o que sus rivales son muy malos pero lo que hace Rafa Nadal no es nada fácil y debe recibir el mérito que merece.


Tenía hace unos días un debate con algunos aficionados en Twitter, donde me decían que el cuadro que le toca a Rafael Nadal en los torneos de tierra es muy fácil o que el nivel de Roland Garros es pésimo ya que hoy día no hay rivales de entidad que le puedan plantar cara al español. Yo les decía que lo que hace Rafa parece fácil, pero no lo es. Ganar un simple partido a cualquier integrante del Top 100 es algo dificilísimo, sea sobre la superficie que sea. Lo que ocurre es que Nadal es tan soberanamente bueno que hace que los demás parezcan peor de lo que son.
Esto que estamos teniendo la suerte de presenciar con Nadal en Roland Garros o con Federer en Wimbledon o en otros torneos, no es algo normal. Hablamos de que absolutamente ninguna persona en la historia fue capaz de ganar tantos trofeos en un mismo torneo y lo sorprendente de todo es que encima lo han hecho en un Grand Slam, donde la dificultad es mucho mayor. Han sido varios los deportistas que a lo largo de los tiempos han hecho historia como Jordan en el baloncesto, Ali en el boxeo, Messi, Maradona o Pelé en el fútbol o Bolt en el atletismo. Y nadie decía de que los demás eran muy malos. Se destacaba, precisamente, lo superior que eran respecto al resto y lo mismo deberíamos de decir de Nadal.
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Ganar 11 veces en Roland Garros es algo que no parece real. Si a inicios del año 2000 nos hubieran dicho eso, nadie se lo hubiera creído. Hay que darle a las cosas el valor que merecen. Rafa, para llegar hasta donde ha llegado y para conseguir todo lo que ha conseguido ha tenido que renunciar a muchas cosas en su vida y dedicarse al 100% a este deporte. Nadie excepto él y su familia saben todo el sufrimiento y el esfuerzo que hay detrás de besar esa Copa por undécima vez, sumando 17 grandes en total (por ahora). Solo ellos saben las horas y horas en la pista, entrenando. Solo ellos saben el trabajo que hay detrás para que Rafa haga historia. Porque eso es lo que el manacorí está haciendo: HISTORIA. Con mayúsculas.
Tener las virtudes excepcionales para hacer algo, es una cosa, pero tener la cabeza, las ganas, la motivación y la ilusión para hacerlo una y otra vez, sin descanso, hasta que un día cuerpo o mente digan basta, es otra. En los últimos ciento y pico años, la gran mayoría se retiraba apenas llegados los 30. Nadal sigue y sigue, a pesar de las lesiones que ha tenido, de los dolores que ha tenido que aguantar, de las secuelas que todo eso le va a dejar en su cuerpo para el resto de su vida. Su amor por el tenis es tal que quiere dejarlo solo cuando ya no pueda y dejando atrás números que serán recordados durante siglos, si es que sigue existiendo mundo.
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Y me acuerdo hoy de las palabras de un diputado de Podemos, haciendo mofa de uno de los mayores deportistas que han existido nunca, como es Rafa. Le decía que practicaba un tenis "soporífero, defensivo, hipermusculado y pasabolas". Mirad, aquellos que son capaces de decir algo así no han cogido una raqueta en su vida, Hulio. El que es tenista, no sólo ha nacido con un don, sino que para ser profesional ha tenido que cruzar un camino lleno de obstáculos. Ser capaz de ser Top 100 ya es como para sentirse orgulloso. ¡Imaginen ser número 1 y ganar 11 veces Roland Garros! Lo que hace Nadal no es para criticarle. Todo lo contrario. Es para alabarle. Porque gracias a él, muchos niños se animarán a hacer deporte y tendrán en él una figura a quien admirar. Eso es lo más bonito de todo.
Por eso, si vuelven a escuchar de Rafa cosas como que "sus rivales son muy malos", que si "pobre nivel de la generación que le ha tocado", que "no hay especialistas de tierra" o que "vaya cuadro tan fácil, así gano hasta yo", respóndanles que parece fácil pero no lo es. Porque, amigos, si lo que hace Rafa fuese fácil, lo haría cualquiera, si fuera tan sencillo, habría miles de personas haciéndolo y si no fuera prácticamente imposible, todo el mundo lo habría hecho ya.