
Da como la sensación de ser un artificiero jugando con niños, manejando el tempo de los fuegos artificiales para suscitar expectación, dudas, jolgorio y regocijo en los aficionados al buen tenis. Rafael Nadal hace lo que quiere, cuando quiere y como no, como quiere, y se antoja prácticamente complicado recordar una superioridad tan manifiesta como la de este hombre en tierra batida. Siempre puede haber alguna incidencia fuera de lo previsto, como su derrota ante Dominic Thiem en el Masters 1000 de Roma de la pasada temporada, pero el español se encarga de reducirla a anécdota a base de un tenis tan sencillo como imbatible sobre esta superficie.
Y es que Nadal puede acabar por generar más hastío y desesperación que otra cosa. Cualquier aficionado al tenis le observa con gran admiración por lo que está consiguiendo a sus 32 años de edad, pero su supremacia es tan clara en tierra batida que corre el riesgo de acabar siendo una especie de verdugo para los aficionados, con necesidad de ver batalla y sorpresas en este tipo de torneos, que ve como temporada tras temporada es el mismo tenista quien sigue levantando títulos. Stefanos Tsitsipas que en estos últimos días se ha estado rumoreando de ser el posible tenista que pueda romper la racha del balear, asistió impávido a la enésima exhibición de Rafa sobre una cancha de tenis (6-2 y 6-1).
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Hay que acogerse a todo tipo de milagros para vencer al español en tierra batida, necesitando una ayuda notable por parte de éste si se quiere derrotarle. Mientras Nadal juegue concentrado y motivado cada partido que juegue, se antoja una misión imposible vencerle. Simplemente es el mejor en esta superficie y, casi todas sus derrotas han llegado ante grandes tenistas que lo dieron todo en la pista y se vieron con una versión muy lejana a la que solemos ver del mallorquín.
Pero desde hace un par de temporadas, parece que Nadal es consciente de que no puede regalar nada si quiere volver a la élite de este deporte. Tsitsipas salió muy motivado a la pista, con el precedente de haber eliminado a grandes tenistas a lo largo de esta semana, y con el plan de repetir estrategia ante el rey. Sin embargo, pronto se encontró con la versión más inexpugnable del español. Sólido desde el fondo de la pista, pegándole muy bien a la bola y sacando de su zona de confort a Tsitsipas, que no era capaz de desbordar con sus golpes al actual número uno del mundo. En 42 minutos de juego, Nadal se había llevado el primer set por un contundente 6-2.
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Un 6-2 que no demuestra lo que ocurrió sobre la pista pero sí en la cabeza de ambos contendientes. Eso fue una catapulta para el español, muy superior en la segunda manga tras sostener el conato de rebelión inicial de Tsitsipas que tan solo contó con tres bolas de break en todo el partido, todas ellas en el segundo set. El tenista heleno se va de Barcelona con la sensación de no haber hecho un mal partido y haber sido capaz de hacer tres juegos únicamente en todo el partido; algo realmente desgarrador. Nadal se ha llevado el título en la final más corta en toda la historia del Conde de Godó.
Es el título 77 en la carrera deportiva de Nadal, y el segundo en esta temporada. Se vaticinan muchos más si sigue jugando a este nivel extraterrestre, que le mantiene fuera del alcance de cualquier otro jugador.