Campeona de dos Grand Slams, Mary Pierce (Montréal, 1975) conoce las dos caras del tenis. La faceta más amable, la de la recompensa al trabajo bien hecho y lo sueños cumplidos, escenificada en su emotivo triunfo en Roland Garros en el año 2000. Pero también la del lado más oscuro de este deporte, la del del esfuerzo sobrehumano de entrenamientos infinitos y una infancia perdida entre derechas y reveses. Los años han pasado y Mary, que ha sabido perdonar a todos aquellos que tanto mal le hicieron, emprende ahora una nueva vida, aún muy ligada al tenis, el deporte que nunca dejó de amar.
Mary Pierce será analista de Eurosport UK durante Roland Garros 2017, canal que emitirá 250 horas del segundo Grand Slam del año. No ha pasado ni una hora desde su aterrizaje en París y la francesa saca tiempo para atender por teléfono a Punto de Break y hablarnos de su presente como comentarista, de sus expectativas de cara al torneo y de su exitosa carrera, en una charla amistosa en la que incluso se atrevió con el español.
¿Cómo es la vida de Mary Pierce a día de hoy? ¿Sigues unida al mundo del tenis?
Si, la verdad que sigo muy relacionada con el tenis. Soy vice-capitana del equipo francés de Fed Cup junto a Yannick Noah, además de comentar el US Open del año pasado en Eurosport UK y Wimbledon para BBC Radio. También estoy en el equipo directivo de la ITF.
¿Qué tal la experiencia como comentarista? ¿Se ve el tenis muy diferente desde la barrera?
Es muy divertido. Obviamente, la perspectiva es muy diferente, pero me encanta. Hay un gran equipo detrás, la gente es muy profesional. Disfruto mucho.
Estás ya en París, donde vas a trabajar como comentarista de Roland Garros para Eurosport UK. ¿Cómo estáis preparando la cobertura del torneo?
Sí, de hecho acabo de llegar hace unos minutos. Ahora mismo voy camino del hotel. Todavía no te puedo decir mucho, lo único que sé es que comentaré un partido al día para la versión británica de Eurosport.
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Con Serena Williams fuera de las pistas, el circuito WTA parece más abierto que nunca. ¿Tienes alguna favorita?
El torneo va a estar muy abierto, eso seguro. Creo que no hay una favorita clara, más bien unas cuantas jugadoras con muchas opciones. Kerber es una de ellas. Aunque no está jugando muy bien, sigue siendo la número uno del mundo. También Halep que está en un gran momento de forma y es una gran jugadora sobre tierra. Es muy peligrosa. Y por supuesto Muguruza, que ya ganó aquí el año pasado y le encanta este torneo. En París siempre juega con mucha confianza. Definitivamente va a ser un torneo muy abierto. No veo a ninguna jugadora como clara favorita.
Hablando de Muguruza, no está atravesando un gran momento. Cuatro retiradas en lo que va de año, y solo tres victorias sobre tierra batida. ¿La ves capaz de revalidar el título?
Creo que sí puede hacerlo. Como jugadora sé lo que es pasar por momentos difíciles. Cuando ganas tu primer Grand Slam, tu vida cambia por completo. No es fácil aislarse de todo lo que conlleva: la atención de los medios, la presión, las expectativas…Creo que ella se está adaptando a esa nueva vida. Tiene que aprender a gestionar todos estos asuntos, encontrar el equilibrio y concentrarse en lo que realmente quiere.
Tú tienes experiencia en jugar más de una final en París.
Antes de ganar Roland Garros, en el 2000, tampoco estaba siendo un gran año para mí, con varias derrotas en las primeras rondas. Pero los Grand Slams son totalmente diferentes al resto de torneos. Te dan la oportunidad de dar lo mejor de ti ante las mejores jugadoras del mundo. Por tanto, si las lesiones le respetan y puede competir al cien por cien, creo que Muguruza tiene opciones de volver a ganar.
Mirando el circuito actual, ¿hay alguna jugadora que te recuerde a ti?
Victoria Azarenka es la que más me recuerda a mí. Sobre todo por su juego agresivo desde el fondo, intentando siempre meterse dentro de la pista, golpeando lo antes posible y cerrando en la red. Un juego muy completo. Ha estado un tiempo fuera del circuito porque ha tenido un bebé, pero está preparándose para volver a jugar.
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Existe una sensación de que el tenis femenino está en las noticias más por temas extradeportivos que por lo puramente tenístico. Esto es algo que no pasa con los chicos. Ahora que trabajas con los medios, ¿crees que la cobertura mediática del tenis femenino y masculino sigue siendo diferente?
Creo que los hombres reciben más atención que las mujeres. Cuando ves la televisión, o abres un periódico, ellos siempre tienen más espacio, especialmente en Francia, por desgracia. Pero esto no ocurre solo en el tenis, es así en general. Es una pena, porque creo que el tenis femenino es un gran “producto”, con grandísimas jugadoras. En mi opinión, sería bueno que tuviese la misma cobertura que el tenis masculino.
Aquí en París jugaste tu primera final de Grand Slam (1994) y ganaste tu segundo major seis años después. ¿Qué significa Roland Garros para ti?
Wow. Roland Garros significa todo para mí como tenista. Desde niña soñaba con poder ganar allí algún día, y por suerte lo conseguí. Fue increíble, el mejor momento de mi carrera.
¿Qué tiene Roland Garros que le hace diferente al resto de Grand Slams?
Cada Grand Slam es diferente. Como jugadora local, destacaría el hecho de jugar en tu país. El ambiente es increíble. El hecho de jugar sobre tierra hace que los partidos sean más largos, con rallies más intensos, muy físicos. Es el Grand Slam de las grandes batallas.
¿Cómo afecta el hecho de tener a todo un país detrás? ¿Ayuda o es una presión añadida?
Cuando era joven sí que me afectó. Había muchas expectativas puestas en mí, yo quería hacerlo lo mejor posible, no solo por mí, sino también por mi equipo, mi familia, mis seguidores. Era una gran cantidad de presión añadida que hacía que jugar en casa fuese mucho más difícil.
El paso del tiempo te sentó bien.
Cuando fui creciendo y madurando como tenista, empecé a disfrutar esa sensación. Cuando salía a la pista no veía al público como simples espectadores. Para mí todos estábamos juntos en aquello, viviendo esa sensación. Me encantaba. Los fans y el apoyo del público pueden llegar a jugar un papel muy importante en la carrera de un jugador. Son ellos los que hacen el tenis aún más especial.
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Tu ranking más alto fue el número tres mundial. ¿Crees que alcanzar el número uno fue algo que faltó en tu carrera?
Como jugadora siempre quieres mejorar y estar más arriba. No fui número uno, ni tampoco conseguí una medalla olímpica en mis tres participaciones en los Juegos. Habrían sido dos cosas geniales que añadir a mi carrera, pero cuando miro atrás y veo todo lo que hice, me parece alucinante. Nunca llegué a pensar que llegaría tan lejos.
¿Qué es lo que más echas de menos del tenis profesional?
Entrenar. Aunque suene un poco raro, disfrutaba mucho en cada entrenamiento.
Ahora está muy de moda ver a antiguas leyendas en los banquillos de los jugadores ¿Has pensado alguna vez en probarlo?
Cuando jugaba nunca pensé en ser entrenadora, pero hace un tiempo empecé a entrenar a un par de niños. Estuve trabajando con ellos durante casi seis años y realmente me gustó la experiencia. Me di cuenta de todo lo que puedo ayudar como ex jugadora profesional. Podría ser una experiencia interesante.
¿Preferirías entrenar a un jugador/a “top” o empezar desde abajo con una joven promesa?
Esa pregunta es muy interesante. Por un lado, sería un gran reto ayudar a un jugador/a “top” a ganar Grand Slams y a dar su máximo nivel. Creo que toda mi experiencia podría ser de gran ayuda. Por otro lado, ayudar a un jugador/a joven con potencial para llegar a ser un gran campeón también sería muy interesante. De todas maneras, no creo que ahora sea el momento para ninguna de las dos cosas.
A excepción de la época de Mauresmo con Murray, son pocas las mujeres que vemos entrenando en el circuito ¿Por qué crees que no hay más?
La verdad es que no lo sé. Me gustaría ver a muchas más entrenadoras, ya sea en el circuito masculino o femenino. Creo que hay muchas mujeres con la capacidad suficiente para ser grandes entrenadoras, se las debería tener más en cuenta. También es verdad que muchas mujeres optan por tener hijos, lo que hace muy difícil llevar una vida como la que llevan los entrenadores de los jugadores profesionales, con tantos viajes y tanto tiempo fuera de casa.
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Antes de la explosión de Jennifer Capriati, pasaste a la historia como la jugadora más joven en debutar profesionalmente (14 años y 2 meses). ¿Hasta qué punto es deseable esta precocidad para un jugador/a profesional?
Por suerte, la WTA ha cambiado las reglas respecto a la edad y ahora las jugadoras entre 14 y 18 años tienen un límite de torneos al año. Creo que es más saludable para las jugadoras, favoreciendo su desarrollo tenístico, físico y emocional. Creo que es uno de los motivos por los que los jugadores se retiran cada vez más tarde. Antes, a mediados de los veinte o los treinta tenías que retirarte. Ahora jugar a nivel profesional bien entrados los treinta no es ningún problema. Por tanto, creo que estas medidas son positivas para la longevidad de las carreras profesionales y el bienestar de los tenistas.
En el pasado se dieron varios casos de jugadoras “precoces” obligadas a llevar una vida de adultos siendo todavía niñas. Tú eres perfectamente consciente de la dureza de este hecho.
Es muy difícil. Eres una niña y tu desarrollo social y emocional es el propio de esa edad. Pero te ves obligada a vivir en un mundo de adultos. Esperan que tu comportamiento sea el de un adulto, pero eso es imposible.
En los momentos más duros de tu carrera, Nick Bollettieri fue una de las personas que siempre estuvo ahí, ayudándote en todos los aspectos de tu vida. ¿Qué significa él para ti?
Nick llegó a mi vida en un momento muy difícil para mí. Tenía 18 años y había tenido problemas con mi familia. Él se convirtió en mi entrenador y desde el principio fue como un segundo padre para mí. Sentía que de verdad se preocupaba por mí, no solo en lo tenístico, también en lo personal. Me hizo más fuerte mentalmente. Es una gran persona, además de una persona exitosa. Es muy pasional, un motivador increíble. Siempre se las apaña para sacar lo mejor de ti. Creo que es un grandísimo entrenador.
Para concluir, y desde la perspectiva que otorga el paso del tiempo, ¿hay algo de lo que te arrepientas en tu carrera?
¿Sabes qué? Creo que una de las mejores cosas de mi carrera es que no me arrepiento de nada. Siempre pensé y sentí que daba lo mejor de mí misma en cada momento. Por supuesto que cometí errores y aprendí de ellos, pero siempre sentí que hacía lo correcto. No tengo nada de lo que arrepentirme.