Arcilla verde, ¿la transición perfecta?

Este tipo de tierra, más rápida y dura que la europea, está hoy en día en decadencia. Sin embargo muchos creen que es el peldaño que falta para bajar a la arcilla lenta.

Rubén Pérez Serrano | 6 Apr 2016 | 17.31
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Esta semana es especial en el circuito profesional del tenis ya que acontece un torneo que tiene parangón en ningún otro momento del año, el WTA de Charleston en Estados Unidos. Se disputa sobre tierra batida verde, una variante de la tradicional europea que si bien está de capa caída aún se mantiene en pie. Por sus rápidas características, la convierten en una superficie de transición idónea desde las canchas de cemento que llevan pisándose por muchos desde hace unos cuantos meses hacia la tierra batida más lenta que se juega en Europa y que desemboca en Roland Garros a finales de mayo.

Aunque pueda sonar a experimento, esta tierra batida tiene muchos años de historia detrás y una consolidada reputación en Estados Unidos. No por casualidad nació allí en los años 30 de la mano de la empresa HarTru que diseñó una superficie con características mejores que las que presentaban las ya existentes canchas de tierra. Las nuevas pistas estaban compuestas de un material basáltico extraído de las montañas del estado de Pennsylvania y posteriormente Virginia. De esas rocas viene el inconfundible color verde del suelo de este tipo de pistas.

Se demostró que eran ostensiblemente más rápidas que las de arcilla roja, más resistentes al agua y con apoyos que no implicaban tanto deslizamiento. Todo esto en una época en la que todavía no había aparecido el cemento en gran escala en el tenis.

El gran auge de las pistas de arcilla verde llegó a finales de los años 70. Gran parte del este y el sureste estadounidense se encontraba plagado de este tipo de canchas. Además, por aquel entonces, el Abierto de los Estados Unidos adoptaría esa superficie en sustitución de la tradicional y sempiterna hierba. Durante los 3 últimos años (1975-1977) en las instalaciones de Forest Hills, el Grand Slam americano tuvo lugar bajo otro suelo verde, pero este mucho más jugable y apto para todos. El español Manuel Orantes fue uno de los triunfadores en aquella tierra batida verde.

Para la gran historia del tenis, la arcilla verde bien ha podido quedar como un elemento de transición como lo fue en el US Open. En 1978 se cambió por la pista dura, un compuesto sintético que poco a poco se fue extendiendo hasta dominar ampliamente el panorama tenístico hoy en día.

Escasos remanentes quedan hoy en día de esa tierra verde. Si bien en Europa la tierra batida clásica es la superficie lenta por antonomasia, con algún leve y puntual variación con la tierra amarilla que usa en el Challenger de Sevilla, en Estados Unidos la tierra verde no ha cuajado excesivamente al máximo nivel. El única torneo ATP en arcilla en aquel país se disputa desde su último cambio de ciudad en 2001 sobre tierra roja. Previamente se utilizaba la verde en Orlando y en sus anteriores sedes. En el circuito WTA sobrevive un auténtico clásico como es el torneo de Charleston, en Carolina del Sur.

Se ha estado durante largo tiempo rumoreando la posibilidad de que el torneo de Miami pudiese hacer un cambio de superficie y adoptase la tierra verde o HarTru que tan popular es en Florida, donde ya hubo otros torneos como Amelia Island o Ponte Vedra Beach. Muchos lo ven como la transición perfecta hacia la gira europea de tierra batida que culmina en París. Un largo mes de marzo donde ya existe un gran torneo en cemento como Indian Wells, que serviría de epílogo al cemento y un torneo de Miami que podría acoger un evento a medio camino entre la velocidad de las pistas sintéticas y la lentitud de las de polvo de ladrillo.

A nivel de categorías inferiores hay mucha base de tierra verde en Estados Unidos y muchos clubes que usan este tipo de superficie. Es un tipo de pista que no desagrada a nadie, que permite jugar con su estilo a todos y que funcionaría como el nexo de unión de dos bloques muy marcados en el calendario tenístico. Europa no será la que implante la tierra verde. Pero Estados Unidos, que ya tiene una amplia base, bien puede desarrollarla y defenderla, ante la tiranía del cemento.