La ATP se divide hoy en día en 64 torneos que se dividen en las 42 semanas de competición. De estos, 28 son en tierra batida, 36 en pistas rápidas, (19 outdoor y 17 indoor) y sólo 6 torneos de hierba. El desequilibrio es total y la ausencia de más torneos de hierba perjudica claramente a algunas de las características que estos tienen. Juego rápido, saque y volea como especialidad y técnica exquisita para poder competir. Analizamos las superficies, su distribución y el calendario.
Pistas rápidas como base del circuito
El tenis busca en el calendario cuadrar las fechas y las localizaciones del mismo con las etapas en las que se prevé una mejor climatología y donde las interrupciones sean menores. Algunas ciudades como París o Londres, básicas en la distribución del calendario, tienen muy difícil evitar las épocas de lluvias porque las precipitaciones son muy comunes, casi todos los días, a lo largo del año, algo, llueve en estas ciudades. Sin embargo, las superficies quedan, groso modo, distribuidas de la siguiente forma. El calendario comienza con el verano austral en las antípodas. Oceanía centra el primer mes de competición y allí se juega sólo en pistas rápidas. Hay distintas composiciones en sus pistas. La Plexicushion Prestige de velocidad media-rápida: compuesta por asfalto y acrílico en las capas inferiores y por látex, goma y partículas de plástico en las capas superiores formando una textura flexible que reduce la posibilidades de sufrir lesiones.
Anteriormente el Abierto de Australia aplicaba la superficie Rebound Ace (hormigón, goma de poliuretano y fibra de vidrio). Sin embargo fue retirada en 2007 por las quejas de los jugadores. Los principales problemas eran las variaciones de velocidad de pelota entre el día a pleno sol y la noche. Además muchos jugadores alegaron que la superficie se volvía muy "pegajosa" con las altas temperaturas australianas y por eso aumentaban las posibilidades de sufrir torceduras en los tobillos o lesiones por desgaste en las rodillas.
Antes de llegar al circuito americano donde Indian Wells y Miami ponen en marcha los dos primeros Masters 1000 del año, se pueden jugar los primeros torneos de tierra batida en Sudamérica, (Santiago de Chile, Brasil, Buenos Aires y Acapulco) completan este circuito, mientras las pistas de duras indoor comienzan en Europa con los torneos de Montpellier, Zagreb y Rotterdam. Son superficies mucho más rápidas que las que se ven en Australia y de las que más tarde se encuentran los jugadores en Indian Wells y Miami. Las pistas Plexipave norteamericanas son, dentro de las duras, algo más lentas. Sin embargo, las Green Set de Montpellier o Rotterdam son mucho más rápidas, favorecidas por la pista cubierta que las aísla de las condiciones meteorológicas.
Tierra en la Primavera europea
Tras los dos primeros Mastesr 1000 del año, el circuito llega a la tierra batida a Europa. Abril y mayo son dos meses en los que sólo se puede competir en estas superficies. Para los jugadores que se han formado en pistas rápidas, especialmente los norteamericanos, la tierra batida es muy complicada para competir. Sobre todo porque sus desplazamientos son especialmente complicados y porque sus golpes, al correr menos y botar más, a pesar de ser planos, complican mucho sus opciones.
Muchos jugadores disputan menos de 4 ó 5 partidos sobre tierra batida al año. Difícil adaptarse así a esta superficie. Durante el mes de junio prácticamente sólo se juega en hierba. Pero es el único mes al año en el que aparece la hierba.
Sin duda es la superficie más marginada dentro del circuito aunque hay varios motivos que explican esta ausencia. Para empezar el mantenimiento, carísimo de estas pistas y de unas instalaciones que, en realidad tienen un uso muy limitado.
La hierba necesita unos cuidados muy específicos y para poder competir en buenas condiciones tiene que estar perfectas. Esto sólo lo permite una determinada etapa del año y, además, un exagerado desgaste y uso hace que se pierda gramaje y con ello la textura idónea o que la propia planta sufra en exceso.
Es cierto que se antoja complicado encontrar más lugares donde se quiera apostar por este tipo de torneos, pero no lo es menos que muchísimos aficionados al tenis pagarían gustosos por ver y tener más tenis al año sobre esta superficie.
Las ventajas de la hierba son innumerables. Por una parte, la velocidad de las pistas, sobre todo cuando están bien y el gramaje es tupido, hace que los partidos acaben mucho antes, evitando, entre otras cosas, los engorrosos juegos de 20 minutos. Por otra parte, exigen del tenista su máxima habilidad para pasar por encima de la red la bola. Una técnica más depurada. Y para finalizar, el saque y la volea, casi en desuso en el circuito actual, pasan a ser armas imprescindibles. Es la lucha del voleador contra el pasador. La eterna pelea del circuito, cada vez más denostada.
Sin embargo, la hierba comienza con Halle y Queens, se prolonga con S-Hertogenbosch e Eastbourn para llegar a Wimbledon e inmediatamente acabar en Newport. Este año, los Juegos Olímpicos nos brindarán una nueva pelea sobre la hierba del All England Club, pero no sabemos cuál será el estado de las instalaciones para el desarrollo del torneo olímpico. En vistas de cómo acaban muchas veces los partidos en la central, podría ser dramático.
Vuelta a las pistas rápidas
Durante agosto, se alternan algunos torneos de tierra batida, los últimos, con otros de pistas rápidas. Las US Open Series se inician en Atlanta y muchos jugadores ya pueden decidir cómo preparan su asalto al circuito americano: Sin en las superficies rápidas Deco Turf, que son las predominantes en Estados Unidos, o en tierra batida. Las Deco Turf, a pesar de ser duras y denominadas rápidas, son algo más lentas que las que se pueden encontrar en Australia y muchos jugadores prefieren apurar sus opciones en arcilla.
Estados Unidos se prolonga con la cima que culminan Toronto y Cincinnati, para llegar a la Gran Manzana, a New York. En el US Open prácticamente se cierra la temporada outdoor, aunque en Asia aún se pueden encontrar torneos de estas características.
De ahí a final de temporada sólo se pueden encontrar pistas rápidas indoor. Para muchos jugadores, la más agresiva para las articulaciones y las más rápidas después de ver cómo se ha decelerado la pista de hierba en los últimos años.
La gira asiática se completa en Europa con algunos torneos como San Petersburgo, Metz, Estocolmo, Moscú o Viena, antes de llegar a París, camino finalmente de la ATP World Tour Finals de Londres.
Puntos, torneos y estrategias
En definitiva, en pistas duras outdoor se juegan la mayoría de los puntos. Dos Grand Slams, Australia y US Open, (aunque en distintas superficies), y 5 Masters 1000.
En tierra batida se ponen en juego los 2000 puntos para el ganador de Roland Garros y 3 Masters 1000, pero en hierba sólo se juega Wimbledon y algunos torneos ATP 250. Por su parte, las pistas indoor sólo tienen el Masters 1000 de París, aunque Shanghái también puede llegar a disputarse en estas circunstancias, pero cuenta con el Masters de Londres, que también pone muchos puntos en juego.
El reparto parece muy poco justo, tanto por las semanas en las que se juega en unas y otras superficies como por los puntos que en ellas se ponen en juego.
ATP 500, en tierra batida hay 3, en Acapulco, Barcelona y Hamburgo, mientras que en pistas duras se juegan 8. (4 indoor, Rotterdam, Memphis, Basilea y Valencia, y 4 outdoor; Tokyo, Pekín, Washington y Dubai).
Las distintas estrategias a seguir por los tenistas pueden varias por muchos motivos. Para empezar, un especialista en tierra batida puede tener serios problemas para financiarse las giras por Estados Unidos o Asia si no gana algún partido en esta superficie, pero se limita mucho en sus posibilidades de progresar.
Uno jugador de pista rápida, puede vivir perfectamente en Estados Unidos y hacer dos viajes intercontinentales al año y vivir perfectamente y mantener un buen ranking durante todo el año.
Las diferencias son muy notables y muchos jugadores protestan por el reparto, sobre todo, por la ausencia de más pistas de hierba.