Alexander Zverev aterrizó en las Nitto ATP Finals 2024 con la vitola de ser uno de los grandes favoritos al título, y no solo porque ya cuente dos trofeos de maestro en su palmarés. Cuatro días después, esta idea no ha hecho más que respaldarse gracias a su primera victoria ante Andrey Rublev y una segunda hace unos minutos ante Casper Ruud (7-6, 6-3). Un duelo que ha estado marcado por una tremenda regularidad, pero ahí es precisamente donde el alemán se hace fuerte, sacando esa determinación en los momentos clave que le han llevado a convertirse en la segunda mejor raqueta de la presente temporada. Invicto todavía en la fase de grupos, necesitará esperar a lo que suceda el viernes para completar su pase a semifinales.
Esperábamos un partido de mucha igualdad e intercambios muy largos, aunque finalmente solo tuvimos lo primero. Seguro que de haberse dado sobre tierra batida la historia hubiera sido muy distinta, pero en pista dura bajo techo todo el mundo se anima a darle una marchita más a la bola. En este caso, ambos jugadores se negaron a entregar ni siquiera una bola de break, amarrando cada turno al servicio con la contundencia de los mejores días, por lo que solamente la muerte súbita podría decantar la balanza del primer set. Fue un asunto de matiz, el hecho de que Zverev arrancara con un minibreak y eso ya le diera alas para no volver a mirar atrás. Fueron casi sesenta minutos de reloj, con todas las estadísticas perfectamente equilibradas, pero con el alemán disparando en primer lugar.
El duelo respondía con creces a lo que uno busca en un torneo de este calibre, donde solo sacan plaza los mejores jugadores del planeta. Zverev, apoyándose en esa solidez desde el fondo de la cancha, salía del paso cuando más lo necesitaba gracias a su saque. En cuanto a Casper, nos llevamos una grata sorpresa al verle tan cómodo a la hora de subir a la red y volear, enfrentando de lleno esas voces que todavía critican su etiqueta de terrícola que sufre una vez termina la primavera. La realidad es que de un set a otro no hubo apenas diferencias, ambos corrían por seguir sumando juegos y la sensación es que ni siquiera habían roto a sudar.
OTRO BOCADO EN EL MOMENTO EXACTO
Pasaban los juegos y solamente un volantazo podría detonar un segundo parcial donde la igualdad volvía a ser el factor protagonista. Ese momento llegó en el octavo juego, con 4-3 para Zverev y un juego al saque de Ruud donde se cargó de errores no forzados. Se abrieron las puertas del paraíso para el de Hamburgo, que no dudó en sellar el triunfo con un juego de blanco, uno más en su estadística de dominación con ese arma letal que supone su primer tiro. Dos victorias en dos partidos, si ceder todavía un solo set y, sin embargo, Alexander todavía no tiene asegurado su pase a semifinales. Tendrá que lidiar el próximo viernes con Carlos Alcaraz y mirar de reojo lo que suceda en el otro duelo entre Ruud y Rublev. Eso sí, en ese posible empate a tres que se puede originar, ahora mismo es quien más tiene las de ganar.