Viendo partidos como el de anoche en La Fonteta uno se da cuenta de lo mucho que vamos a echar de menos a Marcel Granollers (Barcelona, 1986) el día que decida retirarse. A sus 38 años, el barcelonés lleva ‘ocupándose’ del punto de dobles en Copa Davis desde que cambió el formato, adaptando su talento a las múltiples parejas que han ido pasando por su lado. Este miércoles, ante Chéquia, le tocó entenderse con Carlos Alcaraz, dando como resultado una victoria brillante para sellar el 3-0 de España en la eliminatoria. Ahora bien, no se piensen que esto es para siempre.
Granollers nos recibe en la zona de jugadores con su habitual gesto tranquilo, el de una persona satisfecha por todo lo logrado en las dos últimas décadas. Su carrera profesional se transformó a finales de 2019, cuando decidió aparcar el single para enfocarse plenamente en el doble, una decisión arriesgada que le ha salido de categoría. Sí, el sueño de levantar un Grand Slam todavía se le resiste, pero el orgullo de ser actualmente el Nº1 del mundo ya no se lo quita nadie. Hoy en Punto de Break, entrevista con uno de nuestros tenistas más clásicos. Quién sabe si la última estando Marcel en activo.
Vuelve la Copa Davis y vuelve Marcel Granollers en el equipo. ¡Nunca fallas!
Por suerte, en estos últimos años he tenido la confianza de los capitanes. Sí es verdad que a la figura del doblista le favorece mucho este formato donde hay cinco jugadores y no cuatro, antes igual esa figura del ‘puro doblista’ dependía del gusto del capitán, pero ahora sí tiene mucha cabida. Obviamente, estoy muy contento de estar de nuevo aquí en Valencia con el equipo para ayudar, ojalá nos vaya bien.
Es admirable tu compromiso con la competición.
Cada uno tiene su situación y su momento, en ese caso siempre he tenido suerte de llegar sano de lesiones a esta competición, por lo que siempre pude estar. Voy sumando años y nunca sabes cuándo es la última vez que puedes jugar este competición, una competición que me gusta mucho porque es especial y diferente a todas las demás. Es algo que nosotros en el circuito no lo podemos vivir, así que la quiero aprovechar hasta el último momento.
¿Te atrae más la experiencia que el propio título?
Es la combinación de las dos, todos los que estamos aquí queremos vivir el momento presente y el día a día con los compañeros, pero también tenemos la ilusión de avanzar. No miramos a largo plazo, pero trabajamos con la intención de pasar y estar en Málaga a finales de año.
Lo de 2023 fue un palo duro…
Tenemos ganas de pasar de grupo, el año pasado no pudimos hacerlo y eso nos motiva. Jugamos en casa, la fase final también se juega en casa, son alicientes que están muy presentes, dentro del equipo tenemos muchas ganas de revancha. El año pasado no se pudo, así que ojalá que esta vez se puedan dar las cosas.
Ahora eres el #1 del mundo, puedes hasta elegir con quién quieres jugar.
No, no (risas). Aquí solo hay una persona que puede elegir y es David (Ferrer), esa pregunta se la tienes que hacer a él. En caso de volver a ser elegido para el doble, con quien me ponga será maravilloso, porque todos los jugadores son muy buenos y todos nos podemos adaptar bien al formato. Seguro que la combinación que elija será la más competitiva.
Anoche con Alcaraz salió bien el experimento.
Fue muy bonito tener al lado a un jugador como Carlos, siempre aporta mucha calidad. Es increíble que, con las pocas veces que juega dobles, ver el nivel tan alto que ofrece. Tiene un juego muy natural para competir muy bien en esta disciplina, así que fue un gusto compartir pista con él.
¿En qué factor crees que se apoya David para elegir un compañero u otro?
Lo que te he dicho antes, elegirá la combinación que considere más competitiva en ese momento. En mi caso no, pero los otros chicos sí pueden jugar singles, por lo que pueden tener partidos largos, así que ese factor también hay que tenerlo en cuenta a la hora de elegir.
El hecho de que haya tantas combinaciones posibles, ¿te obliga a entrenar con todos?
Con Pablo (Carreño) he jugado muy reciente en los Juegos Olímpicos y algunas veces más, así que lo tenemos más o menos fresco. Con Pedro (Martínez) jugué Copa Davis en el pasado, jugamos tres partidos y lo hicimos muy bien, además nos conocemos mucho de entrenar otras veces. Con Carlos (Alcaraz) tuve la oportunidad de entrenar un día y ahora hemos ganado nuestro primer partido juntos, mientras que con Rober (Bautista) de momento no, al menos no en el mismo lado de la pista. Con todos me siento cómodo, al final esto es un equipo y tenemos un capitán que decide, el resto nos tenemos que adaptar y responder.
Respecto a lo de ser número 1… ¿qué tal se duerme con eso?
Sinceramente, duermo igual (risas). Soy consciente de la igualdad que hay en el doble, aunque a día de hoy tenga el #1 delante, pero también tengo presente la mala época de resultados que sufrimos el año pasado. Ni ahora me tengo que subir al cielo ni en aquel momento tenía que estar hundido en la tierra, esto cambia muy rápido y el nivel está muy igualado. Aquí da lo mismo jugar contra el Nº3 que contra el Nº15, en el dobles todo se decide por detalles. Obviamente, estoy contento con el ranking que tengo ahora, pero soy muy realista.
Siempre serás recordado como ‘Marcel Granollers, ex número 1 del mundo’. ¡Eso tiene mucha tela!
Eso sí que lo he pensado, cuando paras un momento y lo piensas… significa haber conseguido algo grande en el tenis, algo que queda para toda la vida. Cuando deje de jugar y recuerde los mejores momentos, el hecho de alcanzar el #1 del mundo seguro que estará muy presente.
Cuando decidiste aparcar tu carrera individual, ¿imaginabas el éxito que estás teniendo?
Seguramente no. En el momento que dejé el single hice una reflexión de todo, porque a mí ya me iba bien el doble mientras seguía jugando el individual, me refiero antes de priorizar el doble. En aquel momento empezaba a costarme mucho el individual, así que pensé en lo que podría conseguir si me enfocaba 100% al doble, consideré que no tenía por qué irme mal. Pero bueno, tampoco es que yo desde pequeño tuviera marcada ninguna meta en el doble, al menos no las metas que he ido logrando estos últimos años de manera natural. Todos mis sueños siempre fueron a nivel individual.
Hay que agradecerle a Horacio Zeballos por ser el otro 50% de la pareja. ¿Cómo empezó esta aventura?
Cuando empecé con él fue pura casualidad. Nuestro primer torneo junto fue Montreal 2019, yo todavía estaba jugando individual, pero no tenía pareja fija. Ahí Horacio me escribió para jugar Montreal, Cincinnati y US Open, pero finalmente acordamos jugar solamente Montreal y US Open. ¿Qué pasó? Que el primer torneo que jugamos lo ganamos, en Canadá. Luego estuvimos dos semanas sin vernos, regresamos en el US Open e hicimos final. Después del primer torneo ya ves que la cosa funciona, así que al final de esa temporada hablamos y vimos que los dos estábamos en una situación muy similar. Me propuso competir todo 2020 en dobles y acepté.
¿Es la pareja con la que más conexión has sentido?
Sobre todo, es la pareja más trabajada con la que he jugado. Yo priorizando el doble, él priorizando el doble, con tiempo cada semana para automatizar las jugadas, conociendo qué nos va bien y qué no nos va tan bien, mejorando las áreas más necesitadas, entrenar pensando específicamente en el doble… todo esto era imposible tenerlo cuando yo jugaba singles, y eso que siempre me junté con jugadores que eran buenísimos, pero nunca tuvimos ese tiempo de dedicación. Cuando jugaba Marc López, por ejemplo, él venía a los torneos que yo disputaba, pero no entrenábamos puramente el doble. Luego salía todo de manera natural, instintiva, ahora trabajo de una manera más estructurada.
Solo te queda ganar un Grand Slam, la última casilla.
Ojalá se dé, claro. Nos hemos dedicado a doble porque optamos a conseguir cosas que a nivel individual no optaba. En el doble hay una cantidad reducida de parejas que optan a conquistar los Grand Slam, pero nosotros estamos entre ellas. De momento no se ha dado, tenemos el nivel para conseguirlo, así que para eso trabajamos. Podrá pasar o no, pero nosotros tenemos la ilusión de lograrlo, ya lo hicimos en otros torneos grandes, pero de momento en Grand Slam se nos resiste.
Has disputado cinco finales de Grand Slam y ninguna se dio a tu favor. ¿Cuál es el detalle que falta?
Las finales de Grand Slam son siempre partidos muy igualados, tienes que competir a tu mejor nivel, pero es evidente que algún ingrediente ha faltado. Sin embargo, en finales de Masters 1000, torneos que también son de máxima tensión y máxima exigencia, sí que hemos podido manejar esos detalles. Honestamente, no sé qué decirte, quizá tenemos muchas ganas de conseguir ese Grand Slam, pero trabajamos para llegar lo mejor preparados posibles a esos partidos que te exigen dar tu máximo nivel.
Prisa tampoco hay, todavía anda Bopanna por ahí con 44 años…
Eso ya depende de cada uno, el futuro estará marcado por el físico y la cabeza, aunque en dobles podemos ver a jugadores de 40 años o más rindiendo a muy buen nivel.
¿Tú te ves mucho más tiempo en el circuito?
Así de entrada, no me veo mucho tiempo […] Creo que con mi carrera individual ya me desgasté bastante, lo sufrí lo suficiente. Esta etapa del doble la he utilizado, entre comillas, para alargar mi carrera. Me está yendo bien, me encuentro cómodo, pero ya veremos hasta dónde llegan las fuerzas.
¿Si te pregunto por 2025…?
Mi cabeza está en jugar 2024, que es donde estamos. A final de temporada haré una valoración y tomaré una decisión.
¿Pero qué te pide el cuerpo?
… jugar el final de 2024 (risas).
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