
Diana Shnaider se está erigiendo en uno de los nombres propios del tenis femenino en los últimos meses, acumulando éxitos deportivos y transmitiendo unas sensaciones de poderío espectaculares. Su particular estilo de juego y una idiosincrasia poco habitual en su camino a la élite, hacen de ella una tenista muy interesante, y más con su rendimiento en el WTA 1000 Toronto 2024.
Todo lo que se sale de la norma llama la atención y genera interés, y mucho más si obtiene éxitos inesperados. Es el caso de Diana Shnaider, una tenista de 20 años que ha irrumpido en la élite de manera abrupta y que presenta un look y un estilo de juego realmente llamativos. Ataviada con una curiosa bandana que forma parte de su identidad desde que era una niña, esta jugadora rusa de 20 años, algo pasada de peso, pequeñita y zurda está sembrando el terror entre sus rivales, poniendo de manifiesto que atesora un potencial digna de una jugadora candidata a la gloria a corto plazo.
Se ha metido en cuartos de final del WTA 1000 Toronto 2024 tras vencer a Cori Gauff, en lo que supone una prueba más de su evidente tendencia al alza, materializada este año con tres títulos en tres superficies diferentes (Hua Hin, Bad Homburg y Budapest), así como con la medalla de plata olímpica en dobles femenino, junto a Andreeva. Está al borde del top-20 del ranking ATP, frontera que podría sobrepasar si sigue avanzando en el evento canadiense, y sus declaraciones no tienen desperdicio.
- Shnaider comenzó a jugar con 4 años y disputó la NCAA una temporada, que fue clave en su progresión
"Estoy muy orgullosa de mí misma por cómo me estoy adaptando a todos los cambios que se están produciendo en mi carrera últimamente. Ganar a Gauff es un gran hito para mí, es genial ver que puedo ganar a las mejores del mundo y gestionar las emociones en pista. Ser fuerte mentalmente es lo que me está permitiendo elevar mi nivel, pero soy consciente de que aún tengo mucho por mejorar. Siento que estoy en el camino correcto para llegar a lo más alto", describió una joven que es hija de un abogado y boxeador alemán, y de una profesora de inglés.
Comenzó a jugar a tenis con 4 años y pronto se desplazó a Moscú para entrenar duro, aunque fue pionera al tomar una decisión poco habitual entre las jóvenes promesas rusas, como es la de marcharse con una beca de tenis a una universidad estadounidense. Militó un año en la Universidad de Carolina del Norte y sus resultados empezaron a ser tan buenos que se decidió a dar el salto al profesionalismo. En todo caso, Shnaider está muy satisfecha con su paso por la NCAA.
"Me ayudó muchísimo para centrarme en el tenis y en cómo mejorar mi juego. Asistía a todas las clases y aprendí cosas de otros aspectos de la vida, pero me dije a mí misma que ese año debía construir mi juego y mejorar mucho, así que todos mis pensamientos se centraban en mi juego. Jugué muchos partidos y eso me ayudó a progresar física y mentalmente. Aprendí a gestionar la presión y eso me sirve ahora al enfrentarme a las mejores", comentó una Diana Shnaider que quiere prolongar su buen momento en el WTA 1000 Toronto 2024.