
Euforia, emoción, adrenalina, alivio. Muchísimas son las emociones que posiblemente Andy Murray experimentó cuando conectó el último revés paralelo de un encuentro inolvidable, el más largo de su carrera deportiva y el que provoca que ya esté en tercera ronda del Open de Australia 2023. Casi 10 horas en el bolsillo acumula el de Dunblane tras apenas dos encuentros, si bien sus últimas actuaciones consiguieron levantar al público, haciendo el más difícil todavía ante un Thanasi Kokkinakis ante el que perdía por dos sets y un break de distancia. 2-5 abajo en el tercer set, Andy coqueteó con el abismo y lo desafió tras mirarle a los ojos, alargando un partido agónico del que acabó siendo vencedor... eso sí, cerca de las 5 de la mañana.
A solo un paso se quedó este encuentro de ser el más largo de la historia del torneo (solo superado por el Nadal vs Djokovic de la final de 2012) y el que más tarde terminó (solo superado por el Hewitt vs Baghdatis del 2008). Dos marcas que se convierten en anecdóticas ante el despliegue de tesón, fé y garra de un emocionante Murray que, eso sí, no tuvo reparos en criticar los exagerados horarios del torneo después de esta velada. Lo más sorprendente, quizás, es escucharle decir que se encontraba "bien a nivel físico", remarcando que no sentía problemas a pesar de disputar el que ya es, con diferencia, el partido más largo de su trayectoria.
"Fue un partido de locura, desde luego. Tengo claro que ha sido el partido más largo que he jugado. Con condiciones así, eso es lo que pasa. Es un partido bajo condiciones muy frías, a estas horas de la noche, con pelotas como las de este torneo, lo normal es que tengas intercambios muy largos, puntos largos. Me he sentido mejor físicamente hoy que en mi anterior partido, lo que es bastante positivo, pero acabar a las 4 de la mañana no es lo ideal", afirmaba convencido Murray, que no tuvo ningún reparo en criticar al torneo por la posibilidad de acabar el duelo en un horario tan tardío. Y es que el británico tiene muy claro que el tenis tiene un claro problema con el orden de juego en muchos torneos, un problema que no es ni mucho menos reciente.
"No sé a quién beneficia que juguemos a esta hora. Nosotros venimos a jugar el partido, terminamos disputando un partido tan bueno como éste, y al final las horas acaban siendo el debate. En lugar de ser un épico Murray vs Kokkinakis, se convierte un poco en una farsa. Es increíble que la gente se quedara hasta el final. Aprecio mucho que la gente se quedara, que crease un ambiente así hasta el último punto, sobre todo sabiendo que mucha gente tiene que trabajar al día siguiente. Si mi hijo fuese recogepelotas para este torneo y llega a las 5 de la mañana a casa, como padre me fastidiaría muchísimo. No es beneficioso para ellos, ni para los jueces o el personal. No es bueno para los espectadores, no es bueno para los jugadores. Es algo que llevamos hablando muchos años: cuando empiezas un partido tan tarde y bajo estas condiciones, es normal que pasen cosas como esta".
EMOCIÓN CONTENIDA Y UNA POLÉMICA EXPLICADA
Casi sin palabras se quedó Andy a la hora de describir una auténtica montaña rusa de partido. "El partido tuvo muchos altos y bajos. Hubo frustración, hubo tensión, emoción, todo eso. Es increíble haber podido ganar este partido, pero también quiero irme a dormir ahora. Es genial, pero quiero dormir", señalaba ya cansado Murray, que también se explayó a la hora de defender sus quejas a la juez de silla sobre no poder ir al servicio justo antes del quinto set. "Entiendo completamente las reglas que hay en el circuito con respecto a los toilet breaks y los parones para ir al servicio. Siempre he sido muy honesto a la hora de hablar de ello. Sin embargo, son las 3 de la mañana, no he parado de hidratarme en todo el partido y necesito ir al servicio. Entiendo que no quieres que la gente se aproveche de las reglas, pero cuando haces que los jugadores estén en pista a las 3 o las 4 de la mañana, a veces necesitamos que haya un poco de margen".