Djokovic devora la resistencia de Zverev con su esencia de leyenda
El serbio supo hacer frente a la atrevida y notable propuesta de un Zverev que consiguió llevarle al límite, pero terminó sucumbiendo ante la magia de Novak.


Se presuponía que en este US Open 2021 se iban a vivir situaciones históricas y que Novak Djokovic tendría que sobreponerse a momentos difíciles si quería hacer historia, pero lo visto en la semifinal entre el serbio y Alexander Zverev forma ya parte de los momentos memorables de la temporada. Los nervios se hicieron palpables durante un encuentro que alternó instantes deslucidos por el buen hacer de ambos al servicio, con otros tramos vibrantes y con tenis de muchos quilates. Tras cinco mangas agónicas y repletas de emoción, el resultado final fue de 4-6 6-2 6-4 4-6 6-2 a favor del número 1 del mundo.
El inicio del partido y todo el primer set volvió a ser propio de un motor diésel en el caso del serbio, acostumbrado a ir de menos a más en los partidos de este torneo y sin perder la compostura ante una falta de sensaciones evidente. Novak parecía despojado de esa garra y carácter tan característicos de su personalidad y el tenis que desplegaba pecaba de un excesivo de cierta pasividad desde el fondo. Los problemas se hacían patentes cada vez que tenía que jugar con segundo servicio, sufriendo las embestidas de Sascha y viéndose incapaz de imponer su estilo. No ganó ni un solo punto en ese contexto, lo cual se tradujo en un break a favor del germano en el tramo final, que dejó a todo el mundo bastante frío.
Sin embargo, la reacción no se hizo esperar y se produjo tal y como los ataques más letales de las bestias competitivas: silenciosos, discretos, pero contundentes. El serbio se metió en la cabeza de su rival cuando en el primer juego de la segunda manga subió la intensidad de sus piernas, hizo alguna variación de altura y velocidad y mostró a Zverev que iba a tener que trabajar mucho para ganar ese partido. Arrancar una manga al balcánico exige un esfuerzo sobrehumano a nivel mental y la resaca de ese éxito parcial pasó una enorme factura al bueno de Alexander, que se vio con break abajo en un abrir y cerrar de ojos. Novak maximizó su ventaja con un gran rendimiento al servicio y una mejoría palpable en su juego de fondo de pista, atreviéndose con tiros paralelos y subiendo a la red de manera eficiente, para terminar con un doble break.
Djokovic se hizo con el tercer set en una demostración de su leyenda
Con el encuentro igualado, se vivió una especie de alto el fuego en el tercer parcial, un armisticio en el que ambos caminaron plácidos con su saque hasta que se desató la gran batalla. Djokovic empezó a dominar con mayor solvencia, pero era incapaz de hacer cosquillas desde el resto, hasta que en el décimo juego demostró todo lo que significa ser uno de los mejores de la historia. Se convirtió en un auténtico muro, encontrando un equilibrio imposible en sus golpes al mostrar una enorme consistencia sin pecar de pasividad, y haciendo que Zverev viera imposible desbordarle sin asumir riesgos enormes. Se situó con 0-40 y el alemán destapó el tarro de las esencias con dos puntos antológicos. Sin embargo, en el tercer se topó con Novak metiendo una marcha más y cerrando en la red un punto que parecía ser determinante para el devenir del encuentro.
Lo acaecido en el cuarto set supuso la fiel demostración de cómo un jugador joven es capaz de aprender de cada experiencia vivida y progresar en la gestión de las emociones. Lejos de venirse abajo por el cruel desenlace del parcial anterior, Zverev elevó su nivel sobremanera y salió a pista dispuesto a revertir la situación. Tanto es así que consiguió un break de salida brillante aprovechando una cierta relajación de Djokovic, que no podía esperarse la reacción encorajinada de su rival. El germano perdió solo 7 puntos al saque en un set excelso por su parte, abocando el partido al máximo drama y haciendo que la tensión se pudiera cortar con un cuchillo.
El serbio terminó con 41 ganadores y 49 errores no forzados
Volvieron a rugir las masas en el tramo inicial de la quinta manga gracias a un arranque asombroso de Djokovic, cuyos esfuerzos por mantener la concentración y la estabilidad gestual eran grandes y derivaron en una reacción de campeón materializada en un break en el segundo juego, después de un punto increíble para consumarlo. Sacó todo su arsenal de golpes e intangibles el genio de Belgrado, para abrir brecha en el marcador y diluir las esperanzas de rebelión de Sascha. Con el cuarto llegó el aullido del lobo, el grito ganador de una leyenda que consiguió el doble break tras un esfuerzo titánico y ya saboreaba la antesala de la gloria. Pero Sascha no se rindió y recortó distancias, aunque el lobo terminó devorando a su presa.