Complicada situación la que atraviesa el Open de Australia 2022. Aún no ha finalizado la temporada 2021 y Craig Tiley ya prepara, en representación de Tennis Australia, de cara a lo que será el Grand Slam que dé el pistoletazo de salida a la próxima temporada. Sin embargo, la situación en Australia no parece haber cambiado demasiado: la administración de las vacunas está siendo relativamente lenta y los confinamientos tras la aparición de algún caso positivo siguen siendo el pan de cada día para la población oceánica. En vistas de las multitudinarias manifestaciones ante estos controles estrictos y, sobre todo, la polémica de esta temporada tras el aislamiento de más de 70 jugadores por casos positivos en el avión hacia Melbourne, Tiley ha dejado claro que la cuarentena en un hotel no es una opción sobre la mesa.
Sin embargo, el Major australiano estará lejos de volver a la normalidad. Al menos ese no es un escenario plausible a día de hoy. La opción más viable y la que tiene todas las papeletas de ser elegida será, en palabras del propio Tiley, la creación de una "burbuja biosegura" durante dos semanas previas a la disputa del torneo. Los jugadores en esta burbuja gozarían de una mayor libertad de la que vivieron en 2021, donde solo podían trasladarse de su habitación del hotel a las pistas, teniendo a su disposición únicamente cinco horas fuera de la habitación para entrenar o practicar en el gimnasio. Lo que plantea Tiley sí daría a los jugadores la posibilidad de moverse libremente entre hotel y pistas, sin límites de horarios.
"Todavía queda mucho tiempo entre el ahora y el momento en el que comience el torneo, pero en estos instantes nuestra intención es la de crear una burbuja durante dos semanas en la que los jugadores tendrán la posibilidad de moverse libremente entre su hotel y las pistas. Estarán protegidos, seguros y también seguros con respecto a la propia comunidad exterior. Después de esas dos semanas podrán salir y disputar el Open de Australia, con público en las gradas. Estamos trabajando con el gobierno y las autoridades sanitarias en lo que a la cantidad de gente que habrá en las gradas se refiere", declaró Craig en unas palabras recogidas por Sky Sports.
El objetivo, evitar los problemas de esta edición
Como decíamos al principio, la situación epidemiológica en Australia no ha vivido un cambio tan importante como sí lo ha ocurrido en otros lugares del mundo. Las medidas impuestas desde el inicio de la pandemia por parte del gobierno aussie obligan al torneo a buscar soluciones, si bien el objetivo es claro: evitar la polémica y los confinamientos estrictos que se produjeron tras la presencia de casos positivos. Cabe esperar que, ante el aumento de jugadores vacunados, la posibilidad de que existiese un brote dentro de la burbuja es menor que a principios de 2021, pero aún así habrá que andar con mucho cuidado para no poner en peligro la celebración del próximo Open de Australia.