Alexander Zverev buscará mañana conquistar por segunda vez en su carrera el Mutua Madrid Open, un torneo en el que lleva encontrándose como en casa durante toda la semana. El alemán, que venía de vencer a Rafa Nadal en el día de ayer, volvió a mostrar su potencia y madurez para dejar a un lado a Dominic Thiem (6-3, 6-4), el otro gran referente sobre esta superficie. Dos victorias de mucho peso que nos obliga a situarle como el gran candidato para salir este domingo por la puerta grande de la capital de España. Ahora mismo, solamente un hombre (Berrettini o Ruud) puede impedírselo.
Muchos hablaban de final anticipada entres dos hombres que hace tiempo que cargan con el peso y la responsabilidad de ejercer de relevo de los tres más grandes de la historia. Por cartel, posiblemente esta hubiera sido la mejor final, aunque por momento de forma había gente que no lo tenía tan claro. Es decir, que el que ganara hoy no tenía asegurado mañana el título, ni mucho menos. El austriaco estaba de vuelta después de un tiempo recuperándose de una lesión, mientras que el alemán llegaba de un duro golpe en Munich, dejando escapar una buena oportunidad de coronarse en casa. Pero nada de esto seguía sobre la mesa cuando ambos se habían citado este sábado en semifinales, demostrando que lo malo estaba ya olvidado y que ahora tocaba ponerse serio de verdad.
Serio venía ya Alexander después de tumbar ayer a Rafa Nadal, un premio que muchas veces supone un arma de doble filo por el tremendo desgaste que supone lograr una victoria ante una leyenda. Pero no, no esta vez. El de Hamburgo, apoyado en un servicio que le lleva en volandas desde el primer día de torneo, reveló una marcha más que su rival durante todo el primer set. Podía jugar mejor o jugar un poquito peor, pero el servicio siempre respondía, con ese tiro rara vez perdonaba. ¿Y qué hacia Thiem? Lo intentaba, que ya es bastante. El pupilo de Nicolás Massú se encuentra en un trampolín ascendente de cara a Roland Garros, aunque solamente tiene dos balas antes de llegar a París. La primera era Madrid, donde es evidente que todavía anda lejos de su mejor versión. Una sensación que tendría que arrastrar hasta el final del encuentro.
Mucho más suelto estaba el germano, olvidándose de su problema con las dobles faltas, mostrando una solidez deslumbrante desde el fondo y sin arrugarse con la derecha cuando el punto le pedía un golpe seco. Ante Nadal, curiosamente, sumaba ayer su tercera victoria consecutiva. Ante Dominic, si rival de hoy, había salido derrotado en sus cuatro últimos compromisos. El examen de verdad era aquí y ahora, ante su buen amigo Thiem. Con lo que cada uno traía puesto –con su estado de forma actual– Zverev fue muy superior en el final del primer set y en el comienzo del segundo. Si además le sumamos ese saque portentoso con el que acelera toda la película, pocos tenían dudas sobre cómo podía terminar este partido. De un modo u otro, sería lo que quisiera Alexander.
Y claro, lo que quería era ganar. Superar tres años después a Dominic Thiem en la misma pista en la le había inclinado en 2018, en la Manolo Santana del Mutua Madrid Open. En aquella ocasión el partido se dio en la final, esta vez el encuentro fue para acceder a ella. El alemán no dio tregua, no dio opción, se mostró intratable y por eso tendrá mañana la oportunidad de capturar su segundo trofeo de la temporada. Campeón hace un par de meses en Acapulco, ahora el de Hamburgo apunta alto para volver a gobernar en un cuadro de Masters 1000. Venga quien venga mañana, tendrá encima el papel de favorito.