
Iga Swiatek aún sigue sin estar acostumbrada a tener todos los focos sobre ella. La tenista polaca se ha convertido en una auténtica celebridad en su país, y el motivo parece más que justificado: es la primera campeona de Grand Slam del país centroeuropeo. Parecía que Agnieszka Radwanska sería la encargada de inaugurar el casillero, pero su tenis no fructiferó en los grandes escenarios, mientras que la potencia y la facilidad para atacar desde cualquier lado de Iga han cristalizado en el lugar y momento adecuados.
Ahora la flamante campeona de Roland Garros se encuentra inmersa en la vorágine de entrevistas, compromisos y felicitaciones como producto de sus magistrales dos semanas en París. La última de ellas, para Sport.pl, no es más sino la demostración de la humildad y calma que posee aún después del mayor éxito de su aún corta carrera. Si el entrevistador le cuestionaba, casi con miedo a que Iga se enfadase, qué podía mejorar en su juego, la polaca recogió el guante con complicidad: "Por supuesto que totalmente apropiado que me preguntes esto, porque solo tengo 19 años y tengo muchísimo por mejorar".
Un preludio prometedor para lo que fue una respuesta muy elaborada. "Mi tenis no es perfecto todavía. Por un lado, son mis entrenadores quienes toman el control del apartado físico, de mis procesos y entrenamientos. Aún no sé exactamente cómo y qué trabajaremos en nuestro próximo periodo de entrenos. Sé que mi cuerpo todavía no ha madurado para soportar las cargas más grandes. Tenemos mucho que mejorar, y personalmente pienso que necesito ser mejor en cada aspecto del juego".
Con clara preocupación acerca del aspecto físico, Swiatek continuó radiografiando la realización de su sueño, algo que parecía impensable tras perder en 3ª ronda del Us Open y en 1ª ronda en Roma. "Después de esos torneos, mi actitud cambió definitivamente. Mis expectativas antes de Roland Garros eran más bajas de lo normal. Me di mucho espacio a mí misma, me di cuenta de que todavía no soy una jugadora de clase mundial y que no tengo la obligación de ganar cada partido.
Lo cierto es que después del parón por la pandemia hice un muy buen trabajo poniéndome a tono. Como resultado, mis expectativas crecieron, lo que no me ayudó para nada en la gira estadounidense. Trabajamos muy duro en que disfrutase de cada torneo, en centrarnos en mi amor por el tenis y no pensar en el resultado únicamente. Ahora he recogido los frutos de eso, y me alegro mucho que haya sido durante un Grand Slam".
Manejar las expectativas creadas por uno mismo, como pueden ver, puede ser complicado. Para Iga, cada victoria en Roland Garros era un desafío mental. "La confianza en mí misma y mi eficiencia creció partido tras partido. Era consciente de que estaba jugando a un gran nivel, que podía vencer a muchas jugadoras. Por otro lado, cada vez que veía que mis expectativas estaban muy altas, trataba de poner los pies en el suelo. Utilicé técnicas de entrenamiento mental para que estas expectativas no me abrumasen".
Una de las grandes aliadas de Swiatek es sin duda su psicóloga, pieza clave de su equipo que la polaca ha destacado en numerosas ocasiones. "No sé de dónde pueden venir las dudas para otros jugadores, pero creo que si trabajasen con una psicóloga no tendrían nada que perder. Cuando empecé mi aventura con una psicóloga, no es que esa persona me ayudase de forma inmediata, debíamos de ganar experiencia.
Si una persona es consciente de lo importante que el aspecto mental es y cómo puede ayudar a tu nivel de juego, hará lo que sea para tratar de mejorarlo. Es importante que en Polonia entiendan que un psicólogo no es solo alguien para las personas que necesitan ayuda, porque también está para las personas que quieren desarrollarse a sí mismas. Mi consejo es que le den una oportunidad y a partir de ahí vean cómo funciona. Mi relación con Daria (Abramowicz, su psicóloga) no está hecha para todo el mundo: quizás prefieran quedar una vez a la semana, no todos se arriesgan a dejar que una persona sepa tanto de su vida personal como yo hago".
Dejando claro que este Roland Garros solo puede servir de motivación y no como una nueva forma de presión ("Creo que me va a dar alas"), Iga Swiatek mira el horizonte con calma. Sabe que 2021 traerá nuevos desafíos, pero ha dejado claro que está más que preparada para sortearlos. Y con un Grand Slam en la buchaca, que no es poco.