Pete Sampras y su complicada relación con la tierra batida

Repasamos la trayectoria del legendario jugador estadounidense en una superficie donde tan solo ganó tres torneos en toda su carrera.

Diego Jiménez Rubio | 15 May 2020 | 08.39
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Pete Sampras y su maldición con la tierra batida. Foto: gettyimages
Pete Sampras y su maldición con la tierra batida. Foto: gettyimages

Puede sorprender el comprobar cómo una leyenda del calibre de Pete Sampras tuvo una rémora tan pronunciada en una superficie, pero así fue. La tierra batida se erigió en un tormento para el estadounidense durante toda su carrera, privándole del honor de terminar su carrera habiendo ganado todos los Grand Slams y generando momentos de angustia y derrotas decepcionantes cada vez que el circuito ATP se dirigía a la arcilla. Tal día como hoy hace 26 años, PistolPete cosechó el mayor triunfo en toda su carrera profesional sobre esta superficie, con el título en el Masters Series Roma 1994, uno de los tres que logró sobre un albero esquivo en alegrías para él.

El tenis ha cambiado mucho y la existencia de especialistas en superficies concretas ha ido diluyéndose. Todo se ha homogeneizado, la preparación física y mental ha dado un tremendo salto de calidad y la inmensa mayoría de tenistas no experimentan una gran brecha de rendimiento de una superficie a otra, aunque tengan sus preferidas. Da la sensación de que sería imposible que un número 1 del mundo, incluso un top-10 actual, tuviera un bloqueo semejante con una superficie como el que tuvo Sampras con la tierra batida. De los 64 títulos con los que terminó su trayectoria, el de Washington se alzó victorioso en Kitzbühel 1992 (ganando a Mancini en la final), el mencionado Roma 1994 y Atlanta 1998 (sin tener que vencer a ningún tenista entre los 40 mejores del mundo).

Su rendimiento en los grandes eventos de la gira europea, como Montecarlo y Hamburgo dejó mucho que desear. En el Principado solo pudo ganar un partido de los cinco que disputó y, curiosamente, fue ante su enemigo íntimo André Agassi, en primera ronda de la edición de 1998, para caer luego ante Fabrice Santoro. En cuanto al evento germano, participó en cinco ediciones, con un balance de cinco triunfo y cinco derrotas, siendo su mejor actuación las semifinales del torneo en 1995, donde cayó ante Andrei Medvedev. Es por esto por lo que su victoria en Roma 1994 sorprendió en su momento y, sobre todo, sorprende con la perspectiva del tiempo transcurrido.

Fue una semana esplendorosa para un joven Sampras, que por aquel entonces tenía 22 años aún. Ya había demostrado en ediciones anteriores que el frío de la sesión nocturna característico de la ciudad imperial beneficiaba su juego directo, llegando a cuartos en 1992 (perdió contra Korda) y semifinales en 1993 (sucumbió ante Ivanisevic). Dio un salto cualitativo en la edición del 1994, donde se deshizo de un consumado especialista como Álex Corretja, entre otros, y en la final arrasó a Boris Becker, otro cuya relación con la tierra batida dejó mucho que desear ya que no ganó ni un título en esta superficie. Nunca volvió a rendir a buen nivel Sampras en el torneo italiano, centrando sus tentativas en un Roland Garros que le fue esquivo toda su carrera.

Logró meterse en semifinales de Roland Garros 1996, ganando a Bruguera y Courier entre otros, pero sucumbió ante Yevgeny Kafelnikov por 6-7 (4) 0-6 2-6. Antes, de 1992 a 1994, consiguió llegar a cuartos de final, donde perdió ante André Agassi, Sergi Bruguera y Jim Courier, respectivamente. Especialmente dolorosa fue la derrota ante este último ya que Pete llegaba con el aval de haber sido campeón en Roma, ser número 1 del mundo y estar con un elevado nivel de confianza.

Sin embargo, Courier se impuso por 6-4 5-7 6-4 6-4 a un Sampras que sintió que se le había escapado una gran oportunidad. Curiosamente, la otra gran alegría del estadounidense en polvo de ladrillo se produjo en la Copa Davis. Campeón en 1992, el californiano lideró al conjunto estadoundiense en la final de la edición de 1995 ante Rusia, en una pista de tierra batida indoor. Allí, ganó en cinco mangas a Andrei Chesnokov y cosechó el tercer punto de los visitantes al imponerse a Yevgeny Kafelnikov en un triunfo memorable.

Pete Sampras nunca consiguió reinar sobre la arcilla, pero en su memoria quedará para siempre esa semana en el Masters Series Roma 1994 que se erige en una clara demostración de que su grandeza también podría hacerse patente en el albero. Aunque sus éxitos en esta superficie terminaran siendo oasis en el desierto, esto no debería empañar su consideración como uno de los mejores de la historia, tal y como atestiguan varios datos entre los que figura el de ser el jugador que más temporadas ha terminado como número 1 del mundo. Una auténtico leyenda.