El minuto de reflexión que salvó la carrera de Marcelo Ríos

Tenía 21 años, acababa de ganar en Miami y al día siguiente se convertiría en el primer sudamericano en ser Nº1. Sin embargo, su intención era dejar el tenis.

Marcelo Ríos en rueda de prensa. Fuente: Getty
Marcelo Ríos en rueda de prensa. Fuente: Getty

La carrera de Marcelo Ríos bien podría compararse al recorrido que hace una montaña rusa. Subidas explosivas, descensos repentinos, pero siempre con emociones fuertes. El chileno es, sin duda, uno de los grandes personajes que nos ha regalado el circuito masculino, un grande incluso por encima de las polémicas que se han cruzado en su camino estos último años. A través de un directo en Instagram junto a su buen amigo Alex Rossi, el Chino repasó algunos recuerdos de su trayectoria, como por ejemplo, el día en el que decidió colgar la raqueta para siempre… aunque luego no lo cumpliera.

Nos vamos a la gira de marzo 1998, uno de los pasajes dorados en la trayectoria del chileno. Tras empezar aquella temporada ganando en Auckland, haciendo final en el Open de Australia y pisando las semifinales en Memphis, Ríos llegaba a los primeros Masters 1000 del calendario (por aquel entonces se llamaban Super 9) con la bilirrubina prendida. Su gran momento de forma se confirmaría en Indian Wells, donde levantó el título tras vengarse de Korda en cuartos de final (su verdugo hacía un mes en Melbourne) y tumbar a Rusedski el domingo. El salto de altura le situaba directamente en el top3, dándole alas para soñar más alto que nunca, más alto de lo que nunca hubiera imaginado.

“En mi carrera nunca tuve ningún referente, todo fue súper difícil hasta llegar aquí, la cuestión es que gané Indian Wells y de repente se me aparece la oportunidad de convertirme en número 1 del mundo”, recordó el de Santiago durante la charla. “Para conseguirlo necesitaba que Sampras perdiera pronto en Miami y así fue, cayó con Ferreira en tercera ronda, en ese momento se me abrió el cuadro. Pero el cuadro seguía siendo durísimo: Henman, Ivanisevic, Haas, Agassi... la verdad es que no me puse a pensarlo, el número 1 estaba todavía muy lejos. Luego en la final, cuando vi a Agassi al otro lado, me empezó a dar un poco de ansiedad, miedo, pensé si estaría preparado para aquello”, amplía buceando en sus recuerdos.

El resultado no pudo ser más positivo para el Chino, que superó al estadounidense en sets corridos. El sueño se había hecho realidad, aunque siempre a su manera. “Yo soy como soy y la gente me ha criticado mucho por ello. Me crié fuera, comencé a viajar por todo el mundo a los 13 años, sin nadie más, así que una manera de defenderme de todo aquello era ser yo mismo, el guerrero. Pero claro, luego nadie te enseña a ser conocido, a ser famoso, a ser un ídolo. No hay clases para esto. Te llega esa fama, ese regalo y uno lo toma como buenamente puede. Nadie te enseña a ser número 1, a ser un Federer, que no se tira ni un pedo. Yo me lancé a la vida de esa manera y desde aquel día, el día en que gané a Agassi, todos empezaron a criticarme”, subraya el hombre que lideró el ranking ATP durante seis semanas repartidas en dos etapas.

“Recuerdo ganar y casi no reaccionar, tiré la raqueta pero apenas lo celebré. Hasta por eso me criticaron. En su día recordé decirle una vez a mi manager, o a mi padre, no lo recuerdo bien, que si algún día llegaba a ser número 1 me retiraba del tenis. Pues bien, durante ese ceremonia estuve a un minuto de decirlo”, sorprende el jugador. “No era soberbia, ni creerme más que nadie, era simplemente lo que quería. Lo hablé con mi agente y le dije que quería retirarme, con 22 años. Me llamó loco, me dijo que ahora era cuando empezaría a llegar la plata y los contratos. Luego lo pensé fríamente y tenía razón, me hubiera quedado sin nada. De haber tomado aquella decisión, ahora estaría trabajando”, resume sobre el momento más dulce como tenista. “Después de todo aquello llegaron las lesiones: codo, pubalgia, espalda. Si me hubiera lesionado antes de ser Nº1, esta historia no existiría. Nunca hubiera llegado, estaría jugando Satélites en Egipto”, asume el de Santiago.

Muchos dirán que la carrera de Ríos no llegó a la meta que todos esperábamos, aunque desde un primer momento sabíamos que ciertos factores nunca le habrían dejado desarrollar su potencial al máximo. Incluso él lo sabía. “Hoy sería un mal agradecido si digo que no estoy feliz por lo que hice, gracias al tenis soy quien soy. Lo único que me hubiera gustado es haber llegado al Nº1 siendo más viejo, aquello me llegó demasiado joven. Era un pendejo con 21 años, no tenía ni idea de nada, solo me gustaba la noche, salir de fiesta, todas esas cosas que arrastra el clásico universitario de 21 años. Me hubiera gustado ser más maduro, la verdad. No me imagino a Federer haciendo todo eso, ahora te enseñan a ser profesional”.

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