"¿Soy el único que...?"

Roger Federer ha abierto una veda que puede converger en una nueva era para el tenis del futuro. ¿Es posible unificar WTA y ATP?

Alejandro Arroyo | 22 Apr 2020 | 18.07
facebook twitter whatsapp Comentarios
Roger Federer. Foto: Getty
Roger Federer. Foto: Getty

A grandes males, grandes remedios. Es la única solución, lo dice el refranero, que tiene experiencia. En cierto modo, en una época como ésta, deberían sucederse grandes noticias como la que ha dejado abierta a su cumplimiento y desarrollo Roger Federer. La dimensión del suizo es inmensamente grande, siendo el gran altavoz del tenis mundial, capaz de congregar multitudes, aglutinar pareceres y abrir debates como el que ha lanzado en un mensaje en Twitter en el día de hoy.

Solo me preguntaba... ¿Soy el único que piensa que ahora es el momento para que el tenis masculino y el femenino se unan en uno solo?

La pregunta ni mucho menos es un pensamiento sino un punto de partida. El mensaje vino acompañado con varios posteriores en los que Roger hablaba abiertamente de una fusión entre ambos circuitos:

De intentar converger en uno los dos organismos, por si quedaban dudas:

Un minuto después, el campeón de 20 Grand Slams se preguntaba el sentido que tenía tener diferentes rankings, diferentes nomenclaturas de torneos, diferentes logotipos o diferentes webs. No hacer diferencia entre deporte y circuitos. El tenis es uno solo:

FInalizando con un alegato por el cambio y la acción. Una acción que debería haber llegado mucho antes y que puede surgir como oportunidad de fortalecer la industria:

Puestos sobre la mesa los cinco mensajes, a modo de discurso por capitulos, los cimientos comienzan a moverse. Como si necesitara un definitivo empujón, a modo de sacudida, el tenis sabe, conscientemente, en todos sus estamentos, por diferentes motivos, que su realidad tiene que cambiar. Y esta pandemia no ha hecho más que aportar una mayor nitidez de la profundidad del problema.

Premeditada o espontáneamente, en las charlas en directo que han mantenido varios de los mejores tenistas de este siglo han reflexionado sobre la necesidad de cambiar algunas cosas, obligados por el Coronavirus, pero también movidos, en debates mediáticos previos, por circunstancias diferentes al más inmediato. El tenis tiene que cambiar. Las nuevas generaciones han dejado de afiliarse y heredar esa atención, y sabiendo que Federer, Nadal y Djokovic han elevado al tenis a índices de popularidad impresionantes, el futuro es incierto. Los indicadores lo reflejan.

Sea como llamada de atención o como medida a implementar si todos los actores están de acuerdo, son varias voces los que se han dado cuenta que hay demasiados interesas confluyendo y chocando, demasiadas cadenas de mando y muchas firmas que juntar para sacar todo tipo de acuerdos: ATP, WTA, ITF, Grand Slams, Consejo de Jugadores ATP y WTA. Y todo tipo de problemas: financiación, reparto de ingresos, duplicidad de competiciones (Davis Cup, ATP Cup), calendarios sobrecargados, etc.

Al respecto de lo comunicado por Federer, la situación no va a ser fácil, pero la oportunidad es doble. Por un lado, ATP y WTA siempre han tratado de diferenciarse, precisamente para tener sentido propio como producto. Aunque comparten muchas citas importantes dentro del circuito, también varias reglas y políticas, es su viabilidad, su organización y su financiación las que han partido y finalizado en puntos muy distintos.

Pero es evidente que Federer señala una cuestión absolutamente fundamental, añadida a la facilidad que se conseguiría de unificarse organismos de cara a posteriores decisiones, y no es otra que la necesidad de crear comunidad con una experiencia de consumo y de fidelidad completamente única. Parte del interés tan dispar entre las disciplinas nace de esa cierta confusión por diferenciar categorías de los torneos, comunicaciones y mensajes diferentes, canales de comunicación separados, reglas de coaching diferentes o multitud de detalles que hacen del tenis un deporte tan particular.

No obstante, abierto este debate, los protagonistas tendrán que profundizar para valorar las contraprestaciones, las posibles pérdidas de esa unión hipotética, valorar el impacto, tener claro el plan que los haga converger, la profundidad de esa unión. La empresa es gigantesca, es indudable. Pero la pandemia es del mismo tamaño, así como la incertidumbre de un deporte que va a tener que cuestionarse bastante cosas consustanciales a su carácter tradicional. ¿Es posible una unión ATP y WTA?