Tsitsipas da un paso al frente en Basilea
El griego cumple en su estreno superando a Albert Ramos. Con la derrota inesperada de Zverev, se convierte en el gran rival de Federer en el cuadro.


Ya con los 70 partidos encima esta temporada, Stefanos Tsitsipas abordaba este martes el inicio de una nueva aventura. Esta vez tocaba en el ATP 500 de Basilea, torneo donde defiende cuartos de final y donde había sido emparejado con Albert Ramos en su primera prueba. Estaba en su mano, pero tenía que estar fino. Un primer set plácido y un segundo mucho más parejo le dieron la razón al griego (6-3, 7-6), que aceptó con gusto el billete a segunda ronda y confirmó ser uno de los favoritos a conquistar el trofeo. El tercer cabeza de serie no falló en su estreno.
Le preguntaron a Ramos justo antes de entrar al partido una cuestión que quizá no tenía mucho peso. “Albert, te vas a enfrentar a un rival que tiene diez años menos que tú, ¿te sientes mayor?”. La periodista no tuve mucho tacto, la verdad, aunque la respuesta del español no pudo ser más sincera: “Bueno, un poco sí”. Estamos en una época donde no es nada extraño ver partidos así, donde existe una diferencia de hasta quince años entre los dos protagonistas. Hoy, por desgracia para el catalán, las diferencias no solo estuvieron en el pasaporte.
Las condiciones de pista rápida y, además, bajo techo, apoyaba más la tesitura del griego, que salió disparado hacia la victoria. Le costó encontrar el break, pero una vez lo tuvo en su poder, ya nadie pudo alcanzarlo. Ramos lo intentaba, buscaba el revés de su oponente, pero el ritmo de bola y, sobre todo la potencia, destruían una y otra vez su fortaleza. El ateniense jugaba encima de la línea y parecía imposible moverlo de allí. Con su saque solo perdió dos puntos en todo el primer set (20/22); en la red, directamente hizo pleno (8/8). Era solo el debut, pero Stefanos presentaba ya un rendimiento alto, el de un top10 completamente consagrado en la élite.
A sus 21 años y viendo dónde está, es tarde ya para venir a hablar del potencial que tiene este hombre, solo el tiempo le pondrá techo. Lo que sí ha echado en falta este año fue una cierta regularidad, y aún así no bloqueó su ascenso imperial en el ranking. Después de hacer final en Beijing y semifinales en Shanghái, se notaba que el heleno llegaba a Suiza con la muñeca caliente y la mente oxigenada, totalmente enfocado para rendir en este último tramo del curso. Mientras Ramos intentaba dirigir su táctica por nuevos lugares, Tsitsipas dominaba con el piloto automático.
Pero ni siquiera un encuentro tan rodado se salvaría de tener sus momentos de dudas. Sacando para poner el 2-2 en el segundo set, un par de bolas de break detectaron sudores fríos en la espalda de Stefanos. Era el clásico momento donde el que va por debajo del marcador se juega la última ficha, siendo todo lo ofensivo que no fue en el acto anterior. Pero el griego las salvó y, como premio, se anotó un break a favor en el siguiente juego. Parecía hecho, pero el de Mataró tenía todavía una vida más en la recámara. El contrabreak devolvía la calma a las aguas y a partir de ahí ya nadie quiso mover ficha. Tuvo que ser en la muerte súbita donde un par de detalles impidieron al español soñar con la remontada. Con más sufrimiento del esperado, el partido estaba cerrado y el pase a segunda ronda sellado para un Tsitsipas que se medirá a Pablo Andújar o Ricardas Berankis, quienes se verán las caras mañana en busca de un boleto que les permita compartir mesa con el actual nº7 del mundo.