Por primera vez en sus carreras, podemos decir que la temporada ha sido muy diferente (pero que muy diferente) para Mike Bryan y Bob Bryan. Los gemelos más célebres de la historia del tenis vieron cómo se separaban sus caminos a raíz de una lesión de Bob en el Mutua Madrid Open, lo que obligó a su hermano a salir en busca de una nueva pareja. La llegada de Jack Sock cambió todo, hasta el punto de volver a ver a Mike ganando Grand Slams, algo que no sucedía desde 2014. El gemelo mayor (aunque por solo dos minutos) estaba clasificado para las ATP Finals con dos compañeros diferentes. ¿Cómo lo gestionaron? ¿Qué pasará en 2019? ¿Hasta cuándo seguirán compitiendo? Un compendio de emociones y vivencias que encontramos en un fascinante reportaje en el New York Times y del que rescatamos lo más importante a continuación.
Con el contexto ya explicado, la pregunta es evidente. ¿Por qué Mike eligió jugar con Sock en vez de hacerlo con su propio hermano? Lo explica sin rencores el propio Bob. “Llamé a Jack y le dije: ‘No estoy al 100% todavía, pero iré a Londres si tú no quieres’. La verdad es que estaba realmente entusiasmado con jugar esa última parte del año, iba a coger un avión para disputar Viena, París y las ATP Finals. Pero luego Jack me dijo que estaba comprometido para ir, así que ahí se quedó todo”, recuerda el hombre que lleva sin competir desde el mes de mayo.
Lo que sucedió entre Mike y Jack ya la conocemos muy bien, tres de los cinco títulos más importante del año cayeron en sus manos. Pero antes de su llegada, los últimos años no habían sido lo más felices para los Bryan. De hecho, tras varias temporadas sin ganar Grand Slams, la pareja a punto estuvo de tirar la toalla. “Realmente creo que tuvimos un pie fuera del camino. Digamos que nuestra energía gemela no era tan fuerte como cuando éramos números 1 del mundo y ambos sentíamos la cancha como si fuera nuestra”, asegura Mike. Aunque la mejor explicación, con ejemplo incluido es la de Bob.
“La forma en la que competimos durante algunos años no fue muy buena, pero lo más peligroso era que no nos estábamos divirtiendo. Estuvimos a punto de anunciar nuestra retirada tras el Open de Australia 2017, tenía incluso una declaración escrita que iba a leer en rueda de prensa. Entramos en la sala y de repente Mike me dijo: ‘Espera, vamos a estirarlo hasta el US Open’. Fue un momento muy difícil para los dos”, confiesa el hermano pequeño.
¿Dónde estuvo la clave para ese bajón de rendimiento? Desde que ganaran su último major juntos en el US Open 2014, muchas piedras saltaron en el camino, sobre todo las personales. Tras cinco años de matrimonio, Mike tuvo que separarse de su mujer debido a la imposibilidad de conectar lo personal con lo profesional, demasiado duro, tanto que incluso le llevó a estar un largo tiempo sin hablarse con su hermano. Lo que solemos llamar una crisis. La solución fue que Mike se trasladara a vivir con Bob y su mujer, así hasta que arrancó la temporada 2018.
Siendo honestos, el incio de la temporada fue de lo mejorcito de los Bryan desde hace tiempo. Semifinal en Australia, final en Acapulco, final en Indian Wells, título en Miami, título en Montecarlo y final en Madrid. Cualquiera lo hubiéramos firmado, tanto es así que, de haber ganado en la capital española, ambos hermanos hubieran vuelto al Nº1 del mundo, pero la cadera de Bob tenía otros planes. Tres meses de rehabilitación sin solución terminó mandando a Bob a quirófano, no había otra solución.
Claro, la mala suerte de Bob no tenía por qué perjudicar a Mike, más allá de causarle el gran dolor de ver a su hermano lejos del circuito. Probó varias parejas, pero hubo uno que le cautivó. Con Sock volvieron las alegrías, las grandes victorias, los títulos importantes, el número 1 del mundo y la sensación de imbatibilidad que tan bien conocía. Su sueño de volver a la cima se había hecho realidad, por fin los problemas personales se habían quedado atrás.
“He tenido una asociación mágica con Jack, pero su enfoque de cara a ser Nº1 del mundo siempre ha estado en el circuito individual. Él sabía perfectamente que todo este tiempo su función era completar el hueco de Bob hasta que regresara”, subraya un Mike que nunca tuvo dudas sobre lo que estaba haciendo. Más allá del éxito junto a Sock, etapa por la que siempre le estará agradecido, en su esquema prima antes el hecho de volver a jugar junto a su hermano por encima del resto de cosas. Aunque claro, vista la dinámica de ambos en 2018, lo más lógico era estirarla hasta el último torneo y empezar de cero con Bob al año siguiente.
Una lesión de cadera que cambió todo, sobre todo al escuchar estas declaraciones de Mike. “De haber logrado el Nº1 en Madrid igual nos hubiéramos marcado un Pete Sampras y lo hubiéramos dejado en la cima, no lo sé. Luego están los Juegos Olímpicos de 2020 que también es un objetivo potencial en nuestras cabezas. No quiero poner una fecha límite, seguiremos mientras nos guste levantarnos por la mañana y tengamos ganar de entrenar. Lo único que sé es que cuando lo dejemos, lo dejaremos juntos. Somos un pack”.