Pete Sampras, Roger Federer y Tim Henman tienen en común su lugar en la historia del tenis y también haber sido entrenados por Paul Annacone, uno de los más grandes preparadores que ha visto el tenis masculino a lo largo y ancho de su circuito ATP. Uno de los entrenadores con mejor palmarés que se conocen charló con el diario británico 'Express', para desvelar los que para él son los verdaderos secretos que estadounidense, suizo y británico compartían como grandes figuras del tenis mundial.
Annacone crea un discurso en dicha entrevista en la que destaca dos principales virtudes que convierte a un competidor en alguien mucho más preparado para cualquier revés, también para alargar sus respectivas carreras. La primera de ellas, el conocimiento que cada uno tenía de sus talentos, algo que puede parecer secundario pero que para Annacone significaba algo realmente importante.
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"Los tres tipos tenían una comprensión increíble de su propio conjunto de habilidades. Una comprensión de lo que hacen increíblemente afilada. Está claro que sus talentos estaban y están fuera de lo común, y eso es lo fundamental pero los tres entendieron cómo usar sus principales fortalezas dentro de una cancha de tenis".
Prosigue Annacone sobre tan señalada virtud. "Ellos saben en qué son mejores y se dan oportunidades continuas en las situaciones de máxima presión para ganar o perder haciendo lo que hacen bien. Entonces, si pierden, son muy pragmáticos al respecto, porque tratan de usar sus mayores fortalezas en los momentos más importantes y procesan así: o ese día no estuvieron bien o simplemente los rivales fueron demasiado buenos".
Es precisamente esa manera de asumir y digerir la derrota desde un punto de vista equilibrado lo que, en palabras de Annacone, les diferenciaba para avanzar y progresar. "Para que pudieran absorber el dolor de la derrota y luego volver a la pista decían" ok, esto es lo que pasó". Hay un proceso muy estratégico y meticuloso por el que llegaban a ese punto. Amaban las victorias y el dolor de las derrotas les hería pero no tanto como para ahogarse en dichas emociones".