Análisis final Shanghái 2017: Federer-Nadal

Será el enfrentamiento número 38 entre suizo y español, cuarto de esta temporada. Partido clave para decantar quién cierra el año como número 1 del mundo.

Fernando Murciego | 14 Oct 2017 | 20.39
facebook twitter whatsapp Comentarios
En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.

Llega el domingo, sale el sol, los niños sonríen y hay un Federer-Nadal en televisión. Nada puede salir mal. Los dos mejores jugadores del mundo en la actualidad, para muchos también de la historia, se cruzarán por 38ª ocasión en sus carreras con el aliciente de haber un título en juego, algo a lo que están ampliamente acostumbrado. Será en Shanghái, donde ya se cruzaron hace unos años en alguna Masters Cup pero nunca en el torneo del Masters 1000. Eran favoritos y han cumplido su papel, ahora es necesario desempatar para ver quién llega con más garantías a este final de temporada que también les verá chocar en Basilea, Bercy y las Nitto ATP Finals. El sprint final por acabar el curso en lo más alto del ranking empieza mañana a las 10:30 hora española.

Los caminos no han sido los más complicados hasta la final, para ninguno, aunque si pudiéramos elegir seguro que la mayoría hubieran escogido las vías del suizo. Sin toparse con ningún top20 hasta el domingo, Federer solamente encontró algo de oposición esta mediodía ante Del Potro, el único capaz de robarle un set. Algo más ha sufrido Nadal, obligado a tumbar nombres como Fognini, Dimitrov o Cilic en fila. Vale que no son Djokovic, Murray y Wawrinka, pero tampoco hace mucha gracia encontrártelos al otro lado de la red. De una forma u otra, los dos aterrizan con cuatro triunfos en el bolsillo y un set perdido en el camino. Coincidencias que hacen pensar en que la final puedes estar marcada por la máxima igualdad y un par de detalles.

Por supuesto que éste ya no es el mismo Federer, ni tampoco el mismo Rafa. Posiblemente, sean mejores que los que vimos hace unas cuantas temporadas. Solo ellos saben lo que es levantar un Grand Slam en 2017 y, además, también saben lo que enfrentarse en estos diez meses que llevamos de calendario. En concreto, tres duelos previos, todos para Roger. Final de Australia, octavos de Indian Wells y final de Miami. La primera, cargada de drama, pudo ser para cualquiera pero el de Basilea terminó girando un 1-3 en un 6-3. Histórico. La segunda, un paseo, apenas cinco juegos cedidos por el helvético en uno de los duelos más desiguales de su rivalidad. En Cayo Vizcaíno, el último hasta hoy, algo más apretado que en California pero con las mismas sensaciones. Es decir, que si sumamos la final de Basilea 2015, Nadal ha perdido ante Federer en sus últimos cuatro precedentes. Una racha que estará deseando zanjar.

Si ampliamos las miras, la rivalidad va mucho más que lo sucedido esta temporada. Una confrontación que empezó en 2004 y que no tiene pinta de acabar pronto. En total, balance de 23-14 a favor del español con un 14-9 también de su lado en finales disputadas entre ambos. Aquí, al ser pista rápida y un torneo donde nunca pudo ganar Rafa (ningún español pudo hacerlo), pueden colocar a Roger con un leve favoritismo, aunque si pensamos en las 16 victorias que arrastra el de Manacor se te quita este pensamiento rápidamente. De igual a igual, el número 1 contra el número 2, los dos mejores del año de nuevo en el mismo ring. Nada que vaticinar, solo observar, disfrutar y guardarlo para la historia.

Quizá la anécdota más curiosa sea la de recordar a ambos, hace apenas unas semanas, dándose abrazos, saltando y brindando en Praga tras la conquista de la Laver Cup. Un fin de semana donde intimaron, se conocieron un poco más si cabe e incluso pudieron hasta disputar un partido de dobles juntos. Seguro que aquella cita será importante mañana también ahora que ambos ya conocen cómo funciona su rival en según qué momentos del partido. Lástima que mañana el final no pueda ser idéntico al de Praga y que solamente pueda celebrar con la copa mirando al cielo.