Carlos Moyá: “Es probable que no veamos algo así en toda la historia”
Después de seis meses de duro trabajo, el ex número 1 del mundo obtuvo la recompensa con su primer Grand Slam como entrenador.


La temporada empezó con tres finales perdidas, se siguió con tres finales ganadas y se cerró con una cuenta pendiente en París. La que tenía Rafael Nadal, su máximo guardián, tres años después de su última conquista. El desenlace no pudo ser más positivo, con un décimo entorchado en Roland Garros para un jugador que sigue ampliando su leyenda. A su espalda, un equipo de profesionales que han logrado recuperar la mejor versión del balear, con especial parte de ‘culpa’ en la figura de Carlos Moyá. El hombre que fuera el primer español en alcanzar el número 1 del mundo habló con Álex Corretja y los micrófonos de Eurosport acerca de la hazaña de su jugador.
“Ganar diez Roland Garros es algo que probablemente no volvamos a ver en toda la historia del tenis, es algo increíble. El mérito de Rafa es espectacular, sobre todo la manera en la que ha ido ganando todos los partidos durante el torneo, además de haber ganado los nueve anteriores. Yo cuando llegué al circuito me fijaba en Borg, que tenía seis, luego estuvo Kuerten con tres, que igualmente lo veías que era algo increíble. ¿Pero diez? Diez es algo irreal”, confesó el mallorquín a uno de sus máximos rivales y compañeros dentro del circuito.
“La clave está en que ha llegado en perfectas condiciones. La temporada antes de Roland Garros ya había sido muy buena. Toda la gira en pista rápida le fue muy bien y luego ganar en Montecarlo le dio mucha confianza para afrontar toda la etapa de tierra batida y lo que queda de temporada”, recuerda Moyá. “No nos planteábamos llegar a París en estas condiciones, al final en el tenis dependes de muchos factores y con que falle uno puede ser definitivo, el tenis no es matemático. Pero sí sabíamos que llegábamos bien y eso lo vimos ya desde el primer partido. En todo el torneo solamente ha habido dos sets en los que le han ganado cuatro juegos. No recordaba a nadie ganar aquí con esta superioridad”, subraya el que fuera campeón en París hace dos décadas.
“Cuando eres jugador lo más grande es estar ahí como protagonista; cuando eres entrenador entiendes rápidamente el papel de que el protagonista ya no eres tú, es el jugador. Son sensaciones distintas. Cuando estás en pista, más o menos tienes el control de todo lo que está pasando; cuando estás fuera no tanto, aunque con Rafa pueda parecer que sí (risas). Es todo distinto, aparte que con Rafa lo que veo es a un amigo que está jugando, más que a mi jugador. Esto lo que provoca es que el sufrimiento sea mayor pero la alegría también sea más grande”, señala el técnico.