Estreno terriblemente cruel de Garbiñe en Singapur

La española cae con Pliskova tras haber remontado y liderar por 5-2 el tercer set y además gozar de bola de partido. Espíritu luchador pero poca convicción al final.

Rubén Pérez Serrano | 24 Oct 2016 | 19.29
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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El tenis fue muy duro y cruel con Garbiñe Muguruza en su estreno en las WTA Finals de Singapur. Cayó ante la checa Karolina Pliskova por 6-2, 6-7(4) y 7-5 en 2 horas y 29 minutos tras rehacerse de un primer set y medio del segundo gris. Dominaba 4-0, 5-2 y 5-4 y saque para cerrar el partido, llegando a tener una bola de para llevarse el encuentro, pero no se atrevió a materializarla y la checa, viéndose resucitada, levantó el choque para acabar arrollando a la española.

Todo un reto para Garbiñe Muguruza su estreno en la que era su segunda participación en las WTA Finals. Severas derrotas se había llevado por parte de Karolina Pliskova. Venía además con dudas tras su lesión de tobillo en Linz. Todo restaba para la caraqueña. El arranque del partido no era ni de lejos un buen augurio. Doble falta en el punto inicial del partido para la española. Paradójicamente acabaría sacando ese juego adelante y no mucho más. En el siguiente inquietó el servicio de la espigada checa que tras un 40-0 se complicaba la vida. Pliskova se escapó del peligro y materializaba el 1-1. A partir de ahí, comenzaba el recital de la centroeuropea. Palo por aquí, palo por allá y palo por todos lados. Pliskova desarbolaba a Muguruza, demasiado fallona, buscando demasiada precisión, la cual no estaba con ella.

Un tremendo globo de la checa y un fallo importante con la derecha, cuando la checa ya estaba vencida al otro lado, le costaban la ruptura en contra a Garbiñe. Pliskova cada vez jugaba mejor, pegaba con más eficacia y desesperaba más a la española, que no quería entrar en el juego de la checa, pero que no sabía cómo armar el suyo. Pliskova se iba fácil al 4-1. En ese momento, bajaba Sam Sumyk a socorrer a su jugadora. “Engage the conversation”, o lo que es lo mismo, “entabla la conversación o mantén el peloteo”, le venía a decir el francés a Muguruza. Quería remediar que el tremendo sangrado de su jugadora con los errores no forzados.

Pliskova tenía 4-1 y doble break. Muguruza intentaba pelotear más, ser más paciente. Empezó dándole resultados pero Pliskova no le iba a dejar por mucho tiempo sonreír. Seguía a lo suyo, pegando cómoda, incluso en carrera y haciendo lo que quería con la bola. Garbiñe lograba rascar un juego más en el set ganando su segundo servicio del partido. La checa acto seguido firmaba el 6-2 que rubricaba un primer set perfecto por su parte y muy desalentador por el lado de la hispano-venezolana, sin ritmo, sin conexión en el partido.

Todo seguía igual en el segundo set. Nada más empezar, Pliskova rompía a Muguruza, poniéndole más cuesta arriba el partido. La española estaba sin confianza, sin la consistencia suficiente para jugar varios puntos seguidos buenos. Además, desperdiciaba oportunidades para reengancharse al encuentro. No aprovechaba sus pocas opciones de quiebre y la checa se marchaba en el marcador. A partir del 3-1 todo cambiaría. Garbiñe se volvió más consistente, haciendo caso por fin a su entrenador y los fallos de Pliskova iban llegando.

Muguruza rompía el saque de la checa, echándole corazón, embarrando el partido. Pliskova no iba sobrada de paciencia, quería ganar por la vía del cloroformo pero Muguruza tenía otros planes. Incluso un segundo quiebre llegaría, lo que situaba a la de Caracas con la opción de sacar para ganar el segundo set. Algo inaudito viendo como había arrancado la segunda manga. Lástima para Muguruza que se iba a arrugar en ese momento y la checa se rehacía para recuperar la ruptura. El set se iba a decidir finalmente en la muerte súbita donde Pliskova arrancaba mucho mejor, rápido se ponía con un 3-0. Pero al igual que pasaba en el set regular, la española sabía sobreponerse y con garra y pelea recuperaba terreno y acababa ganando ella el desempate por 7-4. Muguruza era otra. La Muguruza peleona y con corazón que ganó Roland Garros.

Ya no había espacio para deprimirse ni para volver a bajar los brazos. Garbiñe iba en moto hacia la victoria. Ruptura de entrada y al primer descanso se iba con otra ruptura más para elevar el 3-0 y saque a marcador del tercer set. Los esquemas de la checa, tirados a la basura. Muguruza ahora era una luchadora, una David Ferrer en las WTA Finals de Singapur. No fallaba una bola, todas dentro, corriéndolas todas. En la red, cerrando con practicidad y determinación las jugadas. Si tantos palos le habían caído a la española es porque todos sabíamos que ella podía jugar así.

Con 4-1 y servicio vino un juego interminable, de 15 minutos ni más ni menos. Ya no había rastro del juego frío, mínimo, del primer set. Ahora todos los puntos había que lucharlos a capa y espada. Ventajas para ambas en varias ocasiones, al final el gato al agua iba a ser para la de Louny que añadía incertidumbre y picante al partido, recuperando una ruptura. Todo lo remado para perderlo en apenas 3 minutos. Muguruza rompía en blanco, buscando con acierto los ganadores y recibiendo con agrado los garrafales fallos de la checa, cuya escopeta tiraba a cualquier sitio. La mirilla tremendamente desviada.

La historia se iba a repetir. Juego largo, trabado, donde Muguruza iba a gozar de bola de partido. La española sin embargo se empeñaba en dar una vez más vida a la checa que casi sin quererlo seguía con vida. Y esta vez sí, sacaba con eficacia para ponerse 5-4, a un juego tan solo de Garbiñe que volvería a servir para llevarse el partido. Muguruza renacida se había tornado depredadora. Pliskova en su mismo estado, ídem. Con suma facilidad quebraba a la española, sacando de nuevo esos palos made in Pliskova. Muguruza peleaba, pero con menos convicción, viendo cómo al otro lado de la pista la checa se mostraba arrolladora. Garbiñe debía aferrarse al saque pero no pudo ser. Pliskova iba lanzada y sin oposición y sacando a pelotazos a la española, cerraba al resto en casi dos horas y media por 7-5 el tercer set, conectando un total de 14 saques directos y salvando bola de partido. Durísimo desenlace para Garbiñe, el tenis fue muy cruel con ella en su estreno en Singapur.