No repetir lo que le pasó a Bouchard

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Nada más aparecer por la puerta del aeropuerto de El Prat, Garbiñe Muguruza recibía el caluroso aplauso de varios aficionados que reconocieron el gran trabajo de la hispanovenezolana. Horas antes, había luchado cara a cara en la final de Wimbledon 2015 ante la número 1 del mundo, la norteamericana Serena Williams. Ahora, las marcas se la rifan y su representante no deja de recibir llamadas pidiendo a Garbi para sesiones de fotos y entrevistas pero desde su equipo y la propia tenista hay una cosa clara, no se quiere repetir el error de Eugenie Bouchard.

Justo hace un año, Eugenie Bouchard perdía la final de Wimbledon ante Petra Kvitova después de recibir una paliza de esas que dejan huella. Aún así, todas las marcas querían a esa chica tan guapa de 20 años que prometía ser la futura estrella mundial. Ella, se dejó querer y comenzó a protagonizar más portadas de revistas de moda que apariciones en rondas finales de torneos. Las fotos que se podían ver en su Instagram alternaban días de playa posando en bikini, de fiesta con sus amigos y alguna que otra en algún photoshoot. Un año después, su imagen está explotada mientras que ha caido hasta el puesto 26 del ranking con sólo 8 victorias en 22 partidos en este 2015 y separada del entrenador de toda su vida, Nick Saviano, para contratar a un entrenador de renombre, Sam Sumyk.

Justo esto es lo que Muguruza quiere evitar. Bien rodeada por un gran equipo que le hace mantener los pies en el suelo, junto a su maestro, Alejo Mancisidor, la hispanovenezolana quiere seguir creciendo y dejar esa novena posición del ranking mucho más atrás. Tiene hambre por conseguir grandes cosas en el tenis y no quiere despistarse por el camino entre sesiones de fotos y marcas de moda. Tiene clara cuál es su prioridad y no es otra que triunfar en el tenis.

Tal y como cuenta Marca, en la cena del pasado sábado en Londres se habló del gran aplauso que Garbiñe recibió del público londinense. La gente reconoció el gran esfuerzo que había realizado ante Serena y eso le llenó de orgullo. Muguruza se había hecho realidad y no en un sitio cualquiera, lo hizo en La Catedral del tenis.

Ahora se tomará unos días de vacaciones para recargar pilas y afrontar el último tramo de la temporada con la mayor de las garantías. Acudirá a Stanford, Toronto y Cincinnati para luego intentar repetir éxito en el US Open donde sólo defiende primera ronda. Su idea es completar un gran final de año y poderse meter entre las 8 mejores para acudir a la WTA Finals de Singapur.

"Yo no voy a cambiar por mucho que se diga que esta final de Wimbledon cambia las cosas", asegura Muguruza, que mantiene la mente fría a pesar de todo y que lo primero que ha hecho nada más aterrizar en España es ir a celebrarlo con sus padres y hermanos, a los que no ha visto las tres semanas que ha estado en Londres. "Me he dado cuenta que valgo para esto", añade. Tiene las cosas muy claras. Ahora, no debe salirse del camino.