Jennifer Capriati internada: la tenista de los excesos

Yamandú Lasa | 28 Jun 2010 | 21.24
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Jennifer Capriati vuelve a estar en la portada de los diarios deportivos de todo el mundo al estar nuevamente envuelta en la polémica. Lejos del tenis profesional, la niña prodigio de las raquetas parece estar en una constante competencia entre su afición por el deporte y la adicción a las drogas y los excesos. Y es que la tenista parece boicotearse, pero ha demostrado tener la suficiente capacidad como para recuperarse y salir adelante, y seguro que esta vez lo volverá a conseguir. Capriati vuelve a ser noticia: ha ingresado a un sanatorio ubicado en Riviera Beach (EE.UU.) debido a un cuadro de sobredosis, lo que ha provocado todo tipo de comentarios acerca de su vida privada y su entorno, y también el recuerdo de su brillante pasado como tenista. La información fue divulgada por el prestigioso portal estadounidense MTZ, el mismo que dio la primicia del fallecimiento de Michael Jackson. Si bien allí confirman que se encuentra fuera de peligro, el estado en el que fue encontrada podía haber augurado el peor final. Según informa el portal, Capriati se encontraba en la habitación de un hotel de Florida, Estados Unidos, donde fue hallada totalmente inconsciente. Trabajadores del hotel llamaron de forma urgente al hospital Riviera en donde la internaron de inmediato y donde se confirmó el motivo de su descompensación: una sobredosis de drogas. Recuperada pocas horas después, fue su propio padre quien confirmó a MTZ que la tenista ya se encontraba fuera de peligro.

Una vez más, Capriati vuelve a estar en boca de todos tras protagonizar este episodio polémico. Y es que la morocha siempre fue reconocida por su brillante desempeño en el mundo del tenis como por sus escándalos. Supo ir y venir. Jugar cuando tuvo ganas y cuando su estado físico se lo permitía. Pero fue esa rebeldía que la llevó a hacer lo que quiso, la misma que la llevó a recomponerse ante cada caída y alcanzar los triunfos más importantes que una tenista pueda pretender: tiene en su haber catorce títulos y tres Grand Slam, pero probablemente es mayor la cantidad de problemas que la aquejaron desde adolescente. Jennifer Capriati comenzó desde muy pequeña: con sólo 13 años ya no tenía rival en su categoría, y desde esa edad ya comenzó a competir como profesional en Boca Ratón. Dejando boquiabiertos a quienes la estaban descubriendo, ese mismo año venció a la entonces número diez del mundo, Helena Sukova; y como si fuera poco, llegó a la final, colocándose entre las diez mejores tenistas del mundo. Luego, al cumplir 14 años llegó a las semifinales de Roland Garros y de Wimbledon: toda una niña prodigio. Pero esta adolescencia exitosa le depararía unos años de excesos y bastante tormentosos, quizás fueron la consecuencia de no haber tenido la vida de una chica de su edad. Conoció el éxito tan joven que se perdió vivir todo lo que una adolescente suele disfrutar. Capriati fue la misma que derrotó a Stefi Graff en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1991, consagrándose, por si algo le faltaba, como la número uno. Batió todos los récords, en ser la campeona más joven de la historia y también en ser la tenista más joven en ganar millones, podemos decir que su vida es digna de una película de ficción, sobre todo cuando conocemos lo que vino después. Los premios, los títulos y los trofeos que alcanzó vinieron acompañados, claramente, de millones de euros para sus bolsillos. Drogas, alcohol y arrestos policiales. La joven deportista se encargó de tirar al suelo todo lo que había logrado: a partir de ahora ya no era "Jennifer Capriati, la número uno" para pasar a ser "la polémica Jennifer Capriati". Y el éxito la mareó: llegó el momento en el que sintió la necesidad de salir a la noche a divertirse con sus amistades, dedicarse casi enteramente a disfrutar de la fortuna que había acumulado, si es que el término "disfrutar" puede aplicarse a este caso. Se enfocó tanto en la noche, los excesos y las tentaciones, que ese año solamente pudo ganar el torneo de Sydney. Cuando ya prácticamente había dejado de ser portada de los periódicos deportivos, Capriati protagonizó uno de los episodios más polémicos de su carrera. Todo hacía prever que ese mal momento llegaría: el descontrol mezclado con la necesidad de escapar de el mundo de los flashes y el éxito la llevaron a cometer una delito, que más que delito pareció ser una picardía de alguien de su edad: la problemática tenista sustrajo dos anillos de una joyería de Tampa, Estados Unidos. La policía la detuvo y debió pagar una multa por el incidente que cometió. Claramente Capriati no quiso robar las joyas: ni el escaso valor de estas lo indica, ni los millones de euros que tenía en su poder lo hubieran supuesto.

Pero esa no fue la única vez que fue arrestada: ese mismo año, tras pasar por una clínica psiquiátrica donde intentaron en vano recomponerla, volvió a la comisaría. Fue en el hotel Coral Gables en donde fue detenida por posesión de marihuana y cocaína. Ya nada hacía parecer que la joven volvería a transitar el sano camino del deporte y mucho menos, del éxito. Fueron veintitrés los días en los que estuvo internada, esta vez, en una clínica de rehabilitación en Miami. Todo hacía parecer que Jennifer no volvería al tenis, tal como por un tiempo sucedió. Todos apuntaban a que la fama y el éxito la habían mareado, al punto de no tener la más mínima idea de qué hacer con tanto dinero. Pero según explicaron los psicólogos de la clínica en la que estuvo internada, la razón de su descontrol radicaba en su padre: ella nunca soportó la presión que recibía de parte de él, quien la entrenaba nada más que para triunfar y para alcanzar el éxito, intentando que su hija deje el apellido de la familia en lo más alto. Por lo que las drogas y los escándalos fueron su forma de escapar al sistema de vida que su familia le había impuesto. Hubo que esperar hasta el año 1996 para que de a poco, volviera a entrenar. La recuperación de Capriati se dio no solamente gracias a los psicólogos sino también a su madre que decidió apoyarla y colaborar a que saliera adelante. Fue así que volvió a los entrenamientos, para sorpresa de muchos, de la mano de su padre, pero con el apoyo del ex tenista Harold Solomon. De esta forma volvió al deporte pero colocándose fuera de los cien número uno del mundo, no importaba, Cipriatti iba sin prisa pero sin pausa. En tan sólo tres años triunfó en el torneo de Estrasburgo y de Québec, y la segunda ronda del torneo de Australia y de Wimbledon. Haciendo mea culpa por todo lo que había atravesado y sintiendo que estaba en debe con sus aficionados, Capriati nuevamente estuvo en las portadas deportivas del mundo tras sorprender en la conferencia de prensa del Open de Estados Unidos: allí leyó una carta en la que le pedía perdón a todos, en especial a los jóvenes, por todo lo que había vivido en el pasado. Ese mismo año, ya se ubicaba entre las 25 mejores del mundo. Ya en el 2001, Capriati estaba como en sus mejores tiempos: alcanzó por primera vez el puesto número uno en el ranking WTA y la revista Sports Illustrated la eligió como la mejor deportista mundial del año, mientras que EFE la nominó como mejor deportista absoluta de 2001. Un talento indiscutible que supo atravesar los momentos más oscuros de su vida para llegar a encontrarse consigo misma y aprender a disfrutar del éxito, que la volvió a acompañar hasta llegar, el 22 de enero de 2002, a recuperar el número uno del mundo desbancando a Davenport y a Martina Hingis, su eterna rival. Capriati abandonó las canchas en el año 2004, no por una recaída ni por lo que cualquiera podría suponer, sino por las continuas molestias que sentía en su hombro derecho. Pasó por la historia del tenis y dejó su inconfundible huella, sin dudas marcada también por sus comienzos turbulentos pero no por eso menos exitosos. Hoy el tenis no cuenta con Jennifer en sus torneos pero sin dudas que sentó un precedente y dejó un claro ejemplo para las generaciones venideras: el de la tenacidad y la constante lucha.