El tenis español femenino confía en que el 2026 sea mejor que el 2025. Este año salió la cruz la mayoría de las tenistas españolas. Desde Paula Badosa hasta Sara Sorribes, pasando por Aliona Bolsova. Sin embargo, no todo iba a ser negativo, el año de Jessica Bouzas y de Cristina Bucsa fue de lo mejor de la temporada.
Empezando con Paula Badosa, la principal baza española, que no se podía a llegar a imaginar que tendría otro año marcado por las lesiones. Sobre todo si se tiene en cuenta el fulgurante e inspirador inicio de temporada, donde rompía su techo en los Grand Slams y accedía a las semifinales del Open de Australia, donde cayó ante Aryna Sabalenka.
El inicio fulgurante de Paula Badosa se esfumó por su maltrecha espalda
Lo que era un inicio más que positivo, volviendo al Top 10 y jugando un gran tenis, se esfumó cuando su maltrecha espalda le volvió a dar problemas. Todo empezó en el WTA Mérida, previo a Indian Wells y Miami, y desde entonces apenas consiguió levantar cabeza, siendo la tercera ronda de Roland Garros su mejor resultado en lo que quedó de año, sobre todo si se tiene en cuenta que no participó en la gira de verano del US Open y en septiembre puso el punto y final a una temporada que termina como la número 25.
El año de la confirmación de Bouzas
Dentro de tanta oscuridad apareció la figura de Jessica Bouzas, después de un 2024 donde empezó a darse a conocer, sobre todo tras aquella victoria en la Pista Central de Wimbledon, su objetivo en 2025 era el de establecerse a mitad de tabla del ranking WTA, y lo consiguió.
La gallega cerró el 2025 con 29 victorias, 24 derrotas y como la número 42 del mundo, después de llegar a los octavos de final en Wimbledon, Cincinnati y cuartos de final en Montreal. Además de dar un paso al frente con equipo español de la Billie Jean King Cup, donde fue la número uno en la primera ronda de abril.
La sorpresa neoyorquina de Bucsa
Otra tenista que terminó el año con muy buenas sensaciones fue Cristina Bucsa que, tras un irregular comienzo de año, todo cambio tras el US Open, donde consiguió su mejor puesto en el Ranking WTA. Tras llegar a los octavos de final del US Open ascendió hasta el puesto 62, pero su escalada no término ahí y en el último torneo del año, el WTA Hong Kong, llegaba hasta la final. Si bien no se hizo con el título, consiguió cerrar el año como la número 54 del mundo, su mejor posición hasta la fecha.
El parón necesario de Sorribes
Sin embargo, la peor de las noticias llegó en abril, cuando Sara Sorribes anunciaba que se alejaba de las pistas durante un tiempo por problemas de salud mental. “Vengo sufriendo desde hace muchos meses dentro de una pista de tenis. La Sara alegre y feliz que se ve fuera de la pista no es ni mucho menos la realidad de todo lo que llevo dentro”, anunciaba en una carta difundida por redes sociales.

Afortunadamente, antes de terminar el 2025 la valenciana volvió a las pistas en el WTA 125 de Colina. "Parar fue una de las mejores decisiones de mi vida", aseguró la española, que ahora mismo se encuentra en la posición número 185 del ranking WTA.
La retirada de Bolsova
Otra noticia amarga fue la de la retirada de Aliona Bolsova. La catalana, que llegó a ser número 88 del mundo, sorprendió a todos y a sus 28 años anunciaba en sus redes sociales que colgaba la raqueta: "Hace meses que siento que he llegado al final de una etapa en mi vida, la de tenista profesional".
De esta manera, cuelga la raqueta después de sumar siete títulos ITF individuales, trece en la categoría de dobles y aquella racha de Roland Garros en 2019 donde llegando desde la fase previa alcanzó los octavos de final.
Las nuevas promesas de Romero, Quevedo y Maristany
Este 2025 también ha servido para empezar a poner caras a las futuras promesas del tenis español que cada vez están teniendo más presencia. Una de las más esperanzadoras es la irrupción de Leyre Romero. A sus 23 años ya es la número 139 del mundo, ha entrado en el cuadro principal de Roland Garros y se quedó a un partido de conseguirlo en el Open de Australia, Wimbledon y US Open. Siendo su mejor resultado unos cuartos de final en el WTA de Hamburgo.
Otros nombres a tener en cuenta son los de Kaitlin Quevedo, Andrea Lázaro o Guiomar Maristany. Mientras que una veterana como Nuria Párrizas volvió al circuito, donde se hizo con el WTA Valencia, pero una torcedura de tobillo en la primera ronda del US Open la ha vuelto a dejar en el dique seco.
En definitiva, un año complicado para las raquetas españolas, con una retirada, un parón indefinido y las malditas lesiones, pero con la esperanza de las tenistas que llegan y la confianza en que el 2026 nos dé más noticias positivas que negativas.

