Este año 2024 será uno de esos recordado por ser uno plagado de grandes retiradas que perdurarán en la memoria. Andy Murray, Rafa Nadal o Dominic Thiem cuelgan la raqueta y los aficionados tardarán en asimilar las pérdidas. En el caso del austríaco, la retirada duele por la carrera que podía haber sido y no fue. Aquella lesión en la muñeca en Mallorca de 2021 fue el principio del fin, una lesión que tendría muchas más consecuencias de las esperadas.
Y es que después de haber alcanzado la cima del éxito al coronarse en una épica batalla ante Alexander Zverev en el US Open 2020, Thiem parecía haber derrumbado la última barrera. Ahora sí que se le antojaba un futuro más brillante que nunca. Sin embargo, ahí quedaría todo, esa sería la última vez que el austríaco tocara el cielo con los dedos.
Ahora a sus 31 años, Thiem puede ver con otra perspectiva cómo ha sido su carrera y su metodología de trabajo. Su tenis siempre se ha caracterizado por ser muy intenso, físico, trabajar de sol a sol y competir sin apenas respiro. Eso acabó pasándole factura. “Así es como crecí, con es estilo de entrenamiento con mucha intensidad y realmente dar el 100% en cada golpe. Eso era muy exigente físicamente. Y también, desde muy temprana edad, me acostumbré a entrenar mucho, como tres o cuatro horas seguidas, o tres horas dos veces al día”, confesaba a The Guardian.
Y es que todo ese trabajó que le costó ganar su primer Grand Slam terminó también provocando que llegara al límite, tanto física como mentalmente. La grave lesión de muñeca que sufriría tan solo nueve meses después fue la evidencia tangible de ello. Le costó mucho volver a coger confianza con sus golpes, con su tenis y, por supuesto, mantener ese estilo de trabajo hasta el momento. “En los últimos años me resultó muy difícil mantener ese volumen de entrenamiento. La muñeca no podía soportar ese volumen de entrenamiento y, además, las otras partes del cuerpo envejecían cada vez más”, dijo.
Un desgaste físico tremendo
Sus dudas respecto a su articulación le llevaron a la perdición y, aunque se sentía ya mejor, nada volvió a ser como antes, algo se rompió aquel mes de junio de 2021. Así, quiere también ejemplificar con su caso que el tenis de hoy en día es muy duro en términos físicos: “Creo que la forma en que practicamos este deporte no es saludable y, en un momento dado, una o más partes del cuerpo se rompen. Es algo que se puede ver en casi todos los jugadores, no hay ningún jugador que no haya sufrido lesiones a lo largo de su carrera.
Así es el deporte profesional y en mi caso fue la muñeca. No es muy sorprendente porque obviamente usaba mucho la muñeca, especialmente en el golpe de derecha, y era una de mis partes más importantes en los últimos momentos antes de golpear la pelota para acelerar un poco más con la muñeca. Probablemente lo hacía millones de veces y, en un momento dado, eso es también lo que dijo el médico. La muñeca se debilitó un poco y luego se rompió. Después de eso, nunca volví a tener la misma sensación”.