
Carlos Alcaraz se metió en cuartos de final del ATP de Pekín como un bólido, pasando por encima de Tallon Griekspoor y cerrando su victoria por 6-1 6-2. El español firmó un gran partido en el que dominó holgadamente y permitiéndose el lujo de probar todos los aspectos de su tenis. Carlitos no tuvo compasión ante el neerlandés, que no supo cómo salir del atolladero ni buscar soluciones a los ataques de un Alcaraz que consumó su triunfo en apenas una hora de encuentro. Gran día para el murciano que se cita con Khachanov en cuartos del torneo asiático, en busca de seguir manteniendo este nivel que tanto miedo da.
El partido arrancó con un Carlitos con las ideas más que claras, no quería perder tiempo en esta ronda, su cabeza estaba ya pensando en los cuartos de final. Y es que el español apenas dio oportunidades a un Griekspoor que buscaba liberarse y ganar por primera vez a un Carlitos que le había vencido en las tres ocasiones anteriores. Sin embargo, Alcaraz puso la directa desde el primer raquetazo y empezó a meter presión al resto desde el primer juego. Tallon sintió esa presión enormemente y la insistencia de su rival le dio los resultados esperados. Los fallos de Griekspoor no ayudaron para nada, pues tampoco supo como frenar esa velocidad que Carlitos le imprimió a cada una de las bolas que pasaron por su raqueta.
Carlitos mete la sexta marcha
Restando una barbaridad y con una solidez innata, el número 3 del mundo abrió una brecha inalcanzable para el neerlandés que vio pasar el primer set con la velocidad de un relámpago. Tampcoo es que el murciano estuviese siendo lo más perfecto posible, pues el servicio le estuvo fallando un poco. El porcentaje de primeros saques no fue el mejor, pero las cosas las arregló con le efectividad de los segundos servicios. Tallon no sabía cómo responder a cada uno de los ataques de su rival, que fue elevando el nivel proporcionalmente a cada error que él cometía.
En el segundo set las cosas cambiaron sí, pero para peor de cara a Grieskpoor. Carlos no le dejó hacer nada ante el murciano que empezó a sumar cada vez más juegos en blancos: le salía todo y se pudo dar el lujo sin problemas de probar todo lo que pudo. La presión y la desesperación de su rival eran tan evidentes, que sus ganas de acabar con el sufrimiento se hacían innegables. Así, Alcaraz siguió a lo suyo, cerrando el encuentro con un saque directo como una metáfora de la rapidez de un triunfo clave en Pekín.