Auf Wiedersehen, Kohli!

El tenista alemán pone punto final a su carrera deportiva tras caer en segunda ronda de la Qualy de Wimbledon ante Mikhail Kukushkin. Se marcha un artista de la raqueta.

Philipp Kohlschreiber en una de sus 478 victorias. Fuente. Getty
Philipp Kohlschreiber en una de sus 478 victorias. Fuente. Getty

Es algo que siempre nos costará aceptar, pero el inexorable paso del tiempo implica el cierre de etapas, la conclusión de ciclos. Hoy se retira Philipp Kohlschreiber, tras caer en un deslucido encuentro ante Mikhail Kukushkin en la segunda ronda de la Qualy de Wimbledon 2022. El alemán es uno de esos jugadores que nunca han tenido un papel destacado en el circuito ATP, pero cuyo estilo es auténtico deleite para cualquier romántico del tenis que se precie.

Han pasado 15 años y medio desde que vi por primera vez al tenista de Augsburgo en acción. Fue en un partido del Open de Australia del año 2007, ante un tal Rafael Nadal. Su impronunciable apellido se quedaría desde entonces grabado a fuego en mi memoria, por el tenis tan estético y agresivo que puso en práctica ante el balear, por su desparpajo, por su valiente propuesta y por su golpe de revés a una mano, que bien podría haber sido cualquier movimiento de alguna disciplina artística. Aunque no ganó aquel encuentro, sí ganó un nuevo seguidor.

Ese mismo año, en Múnich, a 80 kilómetros de su ciudad natal, Kohlschreiber se estrena como campeón en un torneo ATP frente al ruso Mikhail Youzhny, con quien conquista también el título de dobles ante el tándem Hajek/Levinsky . Su tenis se adapta bien a todas las superficies, pero en la arcilla muniquesa, su nivel sube como la espuma, como así demuestran sus seis finales disputadas, tres de ellas con el mejor desenlace posible ante rivales de entidad como Marin Cilic o Dominic Thiem.

El alemán nunca ha destacado por su regularidad y ello, sin duda, ha empañado sobremanera una carrera deportiva que podría haber dado mucho más de sí. Un tenista capaz de tumbar sin paliativos a Novak Djokovic en Roland Garros 2009 (6-4 6-4 6-4); con golpes para anular a Nadal en la hierba de Halle (6-3 6-4) en el año 2012 o para batir a Nole incluso en la pista rápida de Indian Wells (6-4 6-4) en 2019, pero que también encajaba incomprensibles derrotas ante jugadores de nivel inferior o bien dilapidaba marcadores muy favorables.

Su tenis intermitente le impidió instalarse más allá del número 16 en el ranking ATP, posición que ocupó a finales de julio de 2012. A pesar de ser un jugador que domina absolutamente todas las facetas del juego con gran virtuosismo, su frágil mentalidad ha mermado notablemente el gran potencial que siempre ha dejado vislumbrar entre golpe y golpe.

Con sus luces y sus sombras, Kohli ha sabido ganarse el respeto de aquellos que conciben el tenis como un placer para los sentidos. El tenista bávaro ha protagonizado memorables encuentros, como aquella agónica victoria de 2008 ante Andy Roddick en la Rod Laver Arena; cinco mangas de puro placer y éxtasis, a través de las que conectó la friolera de 104 golpes ganadores. No es asunto baladí.

Seguro que el aficionado español también recuerda con entusiasmo el antológico punto decisivo de Copa Davis del año 2018 que Kohlschreiber y David Ferrer disputaron en Valencia. Dos tenistas en la etapa postrera de su carrera deportiva, con estilos contrapuestos pero espectaculares a su manera, compitiendo a tumba abierta por sus respectivos países y envueltos en la magia de un mítico certamen en su formato original. El tenista de Jávea se terminó llevando aquel encuentro en el quinto set, que bien podría haber caído de cualquier lado, tras casi cinco horas de juego. La imagen de Ferru consolando al alemán tras la victoria de España, bajo la atenta mirada de Boris Becker, fue un conmovedor momento que reflejó la épica vivida en aquella plaza de toros valenciana.

Su tenis también ha torpedeado buques insignia de la Next Gen como Alexander Zverev, en aquel encuentro de tercera ronda del US Open 2018 en el que Sascha partía como cuarto cabeza de serie. Después de perder el primer parcial en el tie break, Kohlschreiber sacó a pasear el repertorio para desarticular a su compatriota, sorprendiendo recurrentemente con milimétricas dejadas y obteniendo una victoria que se antojaba quimérica.

Este deporte tiene estos sinsabores; tenistas excelentes que no alcanzan la excelencia porque tienen la aptitud, pero no la actitud. Jugadores que te roban el corazón con su delicioso tenis y que luego te hacen sufrir como si de un gran amor se tratase, con inverosímiles derrotas. Decía Duncan Dhu que "en las sombras, mueren genios sin saber de su magia, concedida, sin pedirlo, mucho tiempo antes de nacer". Hoy se retira un genio que deja un inmenso valor intangible en la historia del tenis.

Auf Wiedersehen, Kohli!

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