A principios de semana, mirando el cuadro final del Alicante Ferrero Challenger, hubo un nombre que nos sorprendió. Joao Sousa (Guimaraes, 1989) nunca pensó que volvería a disputar torneos de esta categoría, no después de estar casi una década en el top100 y convertirse en uno de los jugadores más sólidos del vestuario. Pero las lesiones, la pérdida de confianza y sobre todo la pérdida de ranking han obligado al portugués a dar un paso atrás en busca de un resorte que le devuelva a la zona noble de la clasificación.
“Todo es más fácil cuando ganas”, nos comenta el hombre que actualmente ocupa el puesto número 182. Por suerte, tratar con Joao siempre es muy fácil. Esté ganando muchos o pocos partidos, el luso te recibe siempre con una sonrisa. En esta ocasión, la cita con Punto de Break se da en las oficinas de la Academia Equelite, donde una estantería llena de trofeos retienen su mirada nada más sentarse. Ante sus ojos, el palmarés completo de Juan Carlos Ferrero, su ídolo desde pequeño.
¿Qué tal la experiencia en Equelite?
Venir aquí siempre es especial. Mejor dicho, volver aquí, porque ya estuve varias veces. De hecho, siempre cuento la misma historia, cuando vine en 2004 a probar con 14 años para entrenar aquí en la Academia, pero al final Jordi Arrese me acogió en la Federación Catalana y me decanté por aquella opción. Luego he ido viniendo de vez en cuando para entrenar con Carreño, Alcaraz o el propio Juan Carlos, que siempre fue mi ídolo desde pequeño.
¿Qué tenía Juan Carlos?
Me gustaba cómo jugaba, era un tenista muy intenso y eléctrico de piernas, por eso le llamaban el ‘Mosquito’. Aparte, cuando yo era más pequeño, incluso físicamente me parecía un poco a él. Juntar esas dos cosas hizo que me gustara mucho, todavía recuerdo ver la final de Roland Garros que ganó en 2003. Estuvo también en Portugal, jugando en Estoril, le he seguido siempre que he podido.
Aquí delante tienes toda su carrera en forma de trofeos. ¿Te viene a la mente alguna final en concreto?
Sobre todo esa, la de Roland Garros. Es una final histórica para su carrera y para todo el mundo que le seguía de cerca, la tengo marcadísima de verla. El palmarés es increíble, todas las copas que tiene ahí de Masters 1000, de ATP 500… con alguna me identifico porque la tengo yo también (risas), pero estoy muy lejos de su palmarés como tenista.
La carrera de Juan Carlos ya terminó, hay que hablar de la tuya. ¿Se puede decir que estás en tu etapa más complicada?
Sin duda, el último año ha sido muy complicado. Todo empezó a finales de 2019, cuando que me lesioné el pie por un dolor que arrastraba desde Gstaad. Eso me privó de estar al 100% y luego me afectó mentalmente, me costaba estar enfocado. Este año he vuelto a jugar Challengers ocho años después, un circuito que no jugaba desde el verano de 2013, cuando gané en casa el torneo de Guimaraes, un torneo que prácticamente lo hicieron por mí, para que lo pudiera jugar. En mi cabeza, la intención era que aquel fuese el último Challenger que jugase hasta el final de mi carrera, por eso ahora todo es más duro de aceptar.
No estás acostumbrado a esto.
Claro, uno lo que quiere es volver arriba cuanto antes y jugar los ATP, pero para lograrlo hay que seguir peleando e intentándolo mentalmente. Una vez pasada esa etapa de conflicto, no te queda otra que aceptarlo y seguir luchando. El circuito Challenger hoy está durísimo, cuenta con jugadores muy buenos, realmente es difícil ganar partidos.
‘Joao Sousa, un montón de años top100, ahora gana un par de Challengers y se mete rápido arriba’. Habrá gente que lo piense.
Ni mucho menos. Mira, el otro día lo hablaba con algunos responsables de la ATP y les decía que era impensable que, a día de hoy, un tío que esté 200º del mundo no se gane la vida con el tenis. Ahora mismo, uno que esté 200º del mundo puede ganarle perfectamente a uno que esté 60º, eso es así. Cuando yo jugaba los Challengers, estando más o menos sobre el 70º, igual me tocaba jugar contra el 110º y sabía que le iba a ganar. Yo era el típico jugador que perdía contra los que tenía que perder y ganaba contra los que tenía que ganar. Y de vez en cuando, alguna sorpresa daba.
Se acabaron los partidos fáciles.
Si mentalmente no estás al 100% no vas a ganar. Por ejemplo, aquí en primera ronda me tocó contra Matteo Viola. Yo sabía que de nivel era un poco mejor que él, soy consciente, pero si no estoy o no pongo el nivel, él me va a ganar. Hay que estar ahí, hay que jugar bien al tenis, tener un día malo ya no se perdona. Por eso es tan duro, hoy en día el nivel está más parejo que nunca.
Cuando uno acumula muchas derrotas, cuando no encuentra la salida a los malos resultados, ¿qué piensa?
Es muy duro de aceptar, pero el secreto es la ilusión, el deseo de volver a donde tú crees que perteneces, ser lo suficientemente humilde para aceptar lo que te ha pasado e intentarlo de nuevo. Al final, el que no lo entiende es el que pierde. Si tú los das todo y las cosas no te salen, pero sigues creyendo en tu nivel, al final te viene el premio. Con calidad y con nivel, si trabajas bien es cuestión de tiempo. Lo duro es trabajar bien y que las cosas no vengan, pero a veces también pasa.
¿Existe la mentalidad del perdedor?
Los perdedores siempre encontrarán excusas, mientras que los ganadores encontrarán el camino a la victoria. Esa es la realidad, la gran diferencia. Aunque las cosas te vayan mal, tu tarea es encontrar un camino para ganar. Lo que cuenta es ganar, ya sea jugando bonito, feo o tirando globos. Yo sé que tengo un nivel, pero a veces tengo que aceptar el hecho de perder partidos que no debería perder. En mi caso, entender esto me ha costado mucho en el último año.
¿Sientes miedo de no darle la vuelta a la situación?
Miedo no, lo que hay es frustración. El problema de todo en el tenis es la expectativa que tú tengas. Igual estás entrenando bien, te ves jugando bien y vas a un torneo pensando en que te irán bien las cosas… pero llegas y no juegas tan bien. ¿Ahora qué? Es una desilusión muy grande. En cambio, si no tienes expectativas, en lo único que te centras es en dar tu mejor versión, de eso se trata.
Tú has estado en la élite, aquellos años de éxito ahora pueden volverse en contra.
Es normal, uno tiene su carrera, su memoria, es difícil dejar de lado esa expectativa. Hoy soy simplemente Joao, vengo aquí a jugar y punto, sin importar lo que haya hecho o lo que haré.
Cuando uno tiene la urgencia de volver arriba, ¿se puede jugar tranquilo?
La urgencia no debe existir, cada uno tiene que hacer el camino que le toque. Si yo me tengo que pasar dos años para volver al top100 pero estoy mentalmente bien, pues me meteré. O en medio año, un año, no lo sé, el tiempo que haga falta. En su momento me bastó jugar un año de Challengers para alcanzar el top100, apenas disputé estos torneos, solo los jugué en 2012 y luego me metí bastante rápido. La ilusión es lo que me hace estar aquí jugando y querer intentarlo de nuevo.
Ganar una primera ronda de un Challenger, ¿te supone una gran alegría?
Es algo que aprendes. Para mí ganar una primera ronda de un Cahllenger, donde ganas 7 puntos ATP, obviamente no me supone lo mismo que cuando ganas un ATP en un estadio grande. La atmósfera es totalmente distinta, pero ahí es donde entra la humildad, es lo que te toca. Aquí la gente juega muy bien, hay partidos muy duros, así que si sumas una victoria tienes que estar muy contento por ella.
Tienes la experiencia, ahí pocos te pueden igualar.
Ya, pero lo que manda es cómo estés mentalmente. La carrera que has tenido te ayuda a ser consciente de las cosas, lo que tú has hecho te da respeto, la gente que juega conmigo sabe que tendrá un partido duro… pero este último año he notado todo lo contrario. ‘Me toca con el Joao, está muy mal ahora, ya no es lo que era’. Cuando empiezas a perder ese respeto, la gente empieza a creérselo, es todo un juego mental.
¿Qué te hace falta para volver arriba?
Depende mucho del físico. A mí lo que me pasó es que físicamente no estaba bien, por eso mi nivel ha bajado tanto y empecé a perder partidos. Una vez recuperado en lo físico, hace falta ver si mentalmente estoy para seguir compitiendo.
¿Habías pasado por algo así?
En 2014 recuerdo que perdí ocho partidos seguidos y lo veía como un desastre, empecé a irme para atrás, pero al final encuentras un camino porque tienes el nivel, eso no se va. Te vuelve la ilusión y vuelves a jugar bien, todo es más fácil cuando ganas que cuando pierdes. Imagínate perder ocho semanas seguidas en primera ronda, las ganas que puede tener uno de entrenar. Mentalmente no entiendes nada, pero el instinto competitivo te hace seguir ahí.
Muchos prefieren colgar la raqueta en cuanto pierden ese instinto, como David Ferrer.
David era un animal competitivo, lo conozco bien porque jugué contra él muchos años. En sus últimos temporadas se vio que ya no era el mismo, él quería pero de dentro de él ya no le salía, estaba cansado de la competición. A nivel físico también tuvo un pequeño bajón, habiendo estado Nº3 del mundo es normal que aquello dejara de tener sentido.
Lo normal en el tenis cuando las cosas van mal es mirar hacia otro lado. Por ejemplo, pagarlo con tu entrenador.
Yo llevo diez años con mi entrenador, llevo con el mismo grupo prácticamente toda la vida. La gente cambia de entrenador no por el hecho de que sea bueno o malo, al final un entrenador no te va a enseñar a jugar al tenis con 25 años, lo que te dará es la ilusión y los objetivos. Un buen entrenador es una persona que te motiva, no alguien que te enseñe a jugar a tenis. Quizá alguna cosita te cambia, algún detalle con el saque, puede ser, pero lo principal es que te motive. La gente que cambia de entrenador lo que busca es una nueva motivación, como el que cambia de coche.
¿Qué tal es Fred como motivador?
Buenísimo, a mí siempre me ha generado esa motivación de estar ahí, de seguir juntos y conseguir cosas juntos. Él empezó muy joven también, solo tiene 33 años, pero a nivel mental es muy bueno, espectacular.
A nivel de prensa, ¿prefieres que se te acerquen los medios en los malos momentos? Muchos tenistas se quejan de que solo tocamos a la puerta cuando hay victorias.
Hay que ponerse en la piel de la otra persona. Tú estás haciendo tu trabajo; si yo no gano partidos, ¿qué te voy a vender? O me pones el dedo en la herida diciéndome que no gano un partido, o no sé qué puedo ofrecerte. Podré hablarte de mi experiencia del pasado, pero tú como periodista lo que quieres es vender una buena victoria. Mi relación con la prensa es buenísima, tanto nacional como internacional. Siempre me he portado bien con todos y ellos conmigo también.
¿Y los que no se han portado bien?
Los que no se han portado bien, simplemente he ido a hablar con ellos para preguntarles por qué hacían tal cosa o por qué ponían cierto comentario. Me lo han explicado y todo bien, es una cuestión de hablar.
¿Te han pedido muchas entrevistas en ese último año y medio?
Entiendo perfectamente que la gente no quiera hablar conmigo cuando estoy jugando un Challenger. Afortunadamente, en Portugal la noticia ya no es ganar un Challenger, la noticia es ganar un ATP. Eso lo he cambiado yo. Antes veías el periódico y si un portugués ganaba un Challenger era noticia; hoy ganar un Challenger ya no lo es. El nivel del tenis portugués ha crecido, ahora la noticia es hacer semifinales, final o campeón de un ATP. Gracias a mí y otros jugadores hemos conseguido dar ese paso.
Pues yo prefiero hablar con un jugador cuando está pasando un bache, me enseña mucho más que alguien que no para de ganar.
Pero es lo que vende, yo lo entiendo. Si Rafa gana 13 Roland Garros la gente quiere saber, quiere conocer cada detalle; cuando la gente está abajo, no tiene el mismo interés. Yo comparto tu punto de vista, cuando el jugador no está bien y quiere expresarse es cuando de verdad entiendes de qué va todo esto. Cuando ganas estás en racha, todo es rutina, la cosa fluye, pero también es interesante conocer la otra cara de la moneda.
¿Qué le pides al próximo 2022?
Lo primero, salud. Lo segundo, seguir competitivo y disfrutando del tenis. Y bueno, si se puede pedir, me gustaría tener buenos resultados. Es lo que todos queremos, ganar partidos, estar ahí arriba en los grandes torneos. La semana pasada en Indian Wells tuve un duelo muy bonito con Nishikori en una pista grande, volví a sentirme jugador.
Y con público.
Eso es un regalo. Yo lo pasé francamente mal con el hecho de jugar sin público, soy una persona muy emocional, la interacción con el público me encanta. Por suerte ahora todo está mejor, a ver si el COVID desaparece de una vez y volvemos a la normalidad de antes.