Andy Murray tocó la gloria en 2016 dado que logró lo que soñó desde chico: ser número 1 del ranking internacional. De hecho, aquel año fue el mejor de su carrera pues se consagró en nueve torneos con éxitos destacados como Wimbledon, el ATP Finals, los Masters 1000 de Roma, Shanghai y París-Bercy, los ATP 500 de Queen's, Beijing y Viena y la medalla olímpica de Río de Janeiro, donde se impuso en la definición en una épica batalla frente a Juan Martín Del Potro. Sin embargo, el físico lo fue apagando de a poco y el dominio al que aspiraba se desvaneció como el fuego de un cerillo. Tanto es así que hasta declaró que pensaba tirar la toalla y dejar de sufrir el martirio de una lesión en la cadera (tuvo que atravesar dos operaciones complejas en la zona), dolor que hasta le incomodaba para realizar tareas caseras y del día a día. Así y todo, su pasión por el tenis es más fuerte que todo y se dio una nueva oportunidad para continuar pegado a lo que más disfruta hacer.
En ese sentido, el británico regresó a la competencia en la reciente gira de hierba para disputar los campeonatos de Queen's y de Wimbledon. Y si bien los resultados no fueron los más satisfactorios -según sus aspiraciones-, siempre le entregó a los aficionados la sensación de que el fuego interno por este deporte sigue intacto. "Estuvo muy bien físicamente porque pudo jugar tres partidos al mejor de cinco sets, que era algo que no había hecho en mucho tiempo. En definitiva, estamos contentos con lo conseguido", afirmó Jaime Delgado en palabras recogidas por Tennis Head.
Además, el entrenador del múltiple campeón expresó: "La gente sabe cuánto Murray ama el tenis y cuánto desea ganar". Y agregó: "Ha hecho mucho por el tenis británico (dos oros olímpicos y una Copa Davis) y, en general, por el deporte de su país, hecho que genera mucho apoyo porque todo el estadio lo acompaña".
EL SUEÑO DEL TRIPLETE
Murray ya se encuentra en Tokio, donde disputará sus cuartos Juegos Olímpicos tras sus presencias en Beijing, Londres y Río. Más allá de sus dificultades físicas y de no contar con un ritmo de competencia acorde a las máximas exigencias, nadie le quitará el sueño de conseguir su tercera medalla consecutiva. "Se encuentra con la confianza renovada", explicó su entrenador. En efecto, la esperanza es lo último que se pierde y eso Andy lo sabe a la perfección.