Después de un 2020 cargado de contratiempo y dificultades debido a la pandemia del coronavirus, había una jugadora que esta temporada tenía una gran cuenta pendiente con ella misma y con el mundo del tenis en general. Ash Barty, número uno del ranking, fue duramente criticada por mantenerse en lo más alto pese a no disputar ningún torneo en once meses, como si no mereciera seguir ahí arriba, como si no fuera lícito decirle no al circuito por un tema tan importante como la salud. La australiana no tenía prisa por volver, lo haría cuando ella lo viera conveniente, no cuando los demás se lo pidiesen. Y fue volver a poner un pie en la pista y todo el mundo se tuvo que tragar sus palabras. Seis torneos disputados, tres títulos y una brecha de casi 2.000 puntos con Naomi Osaka. Ahora sí, parece que la duda ya está resuelta.
“Ha sido una semana fantástica para mí, con grandes partidos de tenis y mucho nivel por mi parte”, confesaba Barty este domingo después de firmar una jornada inolvidable en Stuttgart, capturando el título individual derrotando en la final a Sabalenka y, minutos después, haciendo lo mismo en la final de dobles junto a la estadounidense Jennifer Brady. “Siento que estoy llevando mi tenis al nivel que quiero, a un nivel superior, en el sentido de ser capaz de competir estando tranquila y jugando con libertad, sin pensar demasiado en las consecuencias. Simplemente saliendo ahí fuera y tratando de dar lo mejor de mí en cada punto que juego”, añadió la pupila de Craig Tyzzer.
Era el primer torneo de Barty sobre tierra batida roja desde Roland Garros 2019, evento donde dio la campanada amarrando su primer Grand Slam, donde se destapó como la auténtica campeona que podía llegar a ser y que luego así ha correspondido. No le pesó tampoco el nivel de las rivales con las que tuvo que lidiar esta semana: Plisova en cuartos, Svitolina en semis y Sabalenka en la final. Las tres top10, las tres consiguieron ganarle el primer set, las tres terminaron inclinándose en el tercero. “El tenis a veces es un deporte un poco extraño. A pesar de ir un set por debajo en el marcador, en ningún momento sentí que estuviera demasiado lejos de mi objetivo”, opinó la de Ipswich. “De hecho, había tenido algunas oportunidades para romper el servicio de mi rival, pero no pude tomar las decisiones correctas para llevármelas. Al final, ese par de detalles dentro de un mismo juego son los que hacen que un partido pueda volverse en otro completamente diferente”, subrayó con humildad tras levantar el undécimo título individual de su carrera, segundo sobre tierra batida.
Solo han transcurrido cuatro meses de competición, suficientes para confirmar que a la Nº1 del mundo no se le puede discutir. Con una racha imperial de 10-0 en sus diez últimos partidos ante jugadoras del top10, Ashleigh Barty se ha propuesto ejercer de auténtica dominadora del vestuario, por encima de cualquier rival, superficie o momento de forma. ¿Cuál es su secreto? Uno muy sencillo, uno que viene practicando desde que decidió darle una segunda oportunidad al tenis profesional. “Creo que es de vital importancia seguir trabajando siempre en la dirección correcta, tratar de hacer las cosas adecuadas en el día a día y tener la confianza en que será cuestión de tiempo que lleguen los resultados. Y si no llegan, seguir adelante, ya vendrán a la próxima ocasión, pero tener esta actitud de manera constante es algo tremendamente importante en el deporte”.
Igualando récords de Henin y Davenport
Por si no fuera poco, Barty también extrajo dos grandes datos de su paso por Stuttgart. Su título la convierte en la primera Nº1 vigente en salir campeona de la arcilla alemana desde que lo hiciera Justine Henin en 2007. Además, el hecho de conquistar también el cuadro de dobles, también la señala como la primera en hacer doblete aquí desde la temporada 2001, cuando lo lograra Lindsay Davenport. Cuando Ashleigh escuchó este par de datos, un rubor inmediato se instaló en sus mejillas. “Es muy halagador ver tu nombre en la misma frase donde aparecen nombres como los de Justine Henin y Lindsay Davenport. Ambas fueron dos campeonas increíbles, dos leyendas de nuestro deporte, así que poder compartir un trocito de historia con ellas es realmente genial”, completó.