Murray sale airoso ante un errático Zverev

Cumplir las expectativas tras cinco meses de parón es un término un tanto elástico, por eso decir que el Murray-Zverev cumplió las expectativas depende de donde se sitúen dentro de su contexto. Fue un buen partido dadas estas circunstancias, con momentos de transición, inconsistencia y dudas pero algunos puntos y tramos interesantes desde el punto de vista que quizás deba usarse con Andy y Sascha en estos momentos: el punto físico del escocés, los primeros compases de Alex junto a Ferrer.

En un ida y venida casi constante, ambos jugadores tuvieron que mantener la cabeza fría, y eso es algo difícil en dos tipos de sangre caliente y muchos gestos agrios durante los partidos. El choque vio ventajas amplias desperdiciadas y un desenlace ajustado que demandó mucha entereza en un periodo en el que todo va a tender a desestabilizarse debido a la inactividad.

No tardó demasiado Murray en inquietar a Zverev sobre su servicio. Al cuarto juego del encuentro, el alemán titubeó con su primer tiro y comenzó a ir a remolque, una situación siempre exigente a nivel mental. Andy, cómodo a nivel físico para probar invertirse y dominar desde el centro, encontró buen feeling con derecha invertida y, sobre todo, la cruzada, con la llevó al germano a pegar su drive en carrera.

Sin embargo, el partido va a ser dominado por la incertidumbre y allí van a caer los dos jugadores durante los dos siguientes sets. Primero será Alexander quien deje constancia de su reacción: con mejor primer servicio en la segunda manga, su juego de fondo va a escapar de tanto error para cerrar más adelante, cerca de la red, hasta dar con la igualada, pero el tercer set se va a desmoronar hasta una serie de colmos difíciles de catalogar.

Andy golpea primero, y se coloca con 4-1 arriba, una ventaja casi definitiva, pero aún prudente para lo que estamos viendo en este Masters 1000 de Cincinnati. Y tan prudente. Zverev tiene la oportunidad de romper y no sólo eso, sino que tras igualar a cuatro, se adelanta haciendo otro break y tiene 5-4 y saque para abrochar la victoria. Pero la mano se le va a agarrotar de tal forma que va a cometer tres dobles faltas y entregar el juego a su rival, que con cinco iguales no va a desperdiciar todas las concesiones de su rival, aparentemente más entero a la hora de arrancar el tercer parcial. Del 4-1 al 4-5 y después al 7-5 final de Murray. Una montaña rusa.