Hay episodios en el mundo del deporte que pasan desapercibidos en el momento y cuya importancia real solo se puede observar con el paso del tiempo. Esto es perfectamente aplicable a una tarde de verano del 1998 en el corazón de los Alpes Suizos. La idílica localidad de Gstaad se engalanaba para acoger una edición más de un torneo que ya era un clásico del circuito a esas alturas y que contaba con una ilusionante novedad esa temporada: el debut en el circuito ATP de un jovencito de aún 16 años, que respondía al nombre de Roger Federer. Ni siquiera los más optimistas podrían haber imaginado que ese era el primero de los más de 1400 partidos que habría disputado 22 año después.
El azar quiso que el rival de Federer en su debut fuera Lucas Arnold-Ker, un aguerrido jugador argentino que en aquellos momentos ocupaba el puesto 88 del ranking ATP y que ese mismo año había llegado a ser 77 del mundo. "Enfrentarme a un suizo no me generaba mucho problema, en ese momento no había gran historia y tradición del tenis en este país y enfrentarme a un junior local no me preocupaba mucho", recuerda en la web de la ATP un hombre que entró como lucky looser al cuadro final. "Enseguida vi que ese joven tenía buen saque, golpeaba muy bien con el drive, pero con el revés tenía muchísimos problemas. Me dediqué durante todo el partido a cargar el juego sobre esa zona de la cancha", rememora.
Terminó venciendo por 6-4 6-4 el argentino, erigiéndose en uno de los 26 jugadores que tiene el cara a cara ganado al helvético a estas alturas. "Es increíble lo que ha progresado como tenista. En esos momentos, jamás habría podido imaginarme que pudiera llegar a ser tan bueno", asegura el argentino. Pero Roger también recuerda esta cita. "Estaba muy decepcionado porque en principio me enfrentaba a Tommy Haas y eso me aseguraba jugar en la pista central. Se retiró por problemas estomacales y me mandaron a la pista 1. En todo caso hubo gran ambiente, al haber ganado Wimbledon Junior, mucha gente vino a verme", desvela el de Basilea.
"Fue una buena experiencia jugar con tanta atención mediática. Recuerdo bien el partido, creo que jugué bien pero Lucas tenía mucha experiencia y me cargó el juego por el revés. Yo venía de competir en hierba y me fue difícil aclimatarme al cambio de superficie", recuerda un Roger Federer que no ha tenido una historia especialmente prolífica con el torneo de Gstaad. Perdería en primera ronda los tres años siguientes (contra Younes El Aynoui, Álex Corretja e Ivan Ljubicic), y su primer triunfo no llegó hasta la edición del 2002, cuando era 11 del mundo. Fue contra Hicham Arazi, pero cedió en segunda ronda ante Radek Stepanek.
Jiri Novak le venció en la final de 2003 y no fue hasta 2004 cuando se pudo quitar la espinita y ser profeta en su tierra, saliendo campeón tras imponerse en la final a Igor Andreev. Regresó tan solo en una ocasión; fue en 2013 y lo hizo siendo homenajeado por su trayectoria y recibiendo una vaca como obsequio y señal de respeto y cariño. No se tienen noticias del animal, pero sí de la decepción que supuso para Federer caer en primera ronda ante Daniel Brands. Quién sabe si habrá una última aparición de Roger Federer en Gstaad antes de su retirada profesional, para así, cerrar el círculo que se abrió en 1998.