En ocasiones el circuito Challenger nos deja historias increíbles. En muchísimas ocasiones, dichas historias vienen dadas por sujetos que acaban convirtiéndose en leyendas de este deporte. Rafael Nadal es un buen ejemplo de algunas de ellas. El mallorquín consiguió su primer punto ATP en 2001, en el Challenger de Sevilla, y se alzó con su primera corona poco después en las tierras italianas de Barletta.
Precisamente allí ya se intuía de qué madera estaba forjado el mallorquín. Martín Vassallo Argüello es también un habitual de esta categoría. Por ella ha visto a millones de tenistas. Algunos le han dejado mejor impresión que otros, pero de lo que a buen seguro se acuerda es de su primer enfrentamiento contra Rafa. Fue en segunda ronda de aquel torneo y la contó con todo lujo de detalles para su programa de radio Cambio de Lado:
"En 2003 yo vivía en Italia. Entrenaba con Guillermo Pérez Roldán. Fuimos a jugar un Challenger a Italia, en Barletta, sobre polvo de ladrillo. Jugué bien y gané mi primera ronda. En segunda me tocaba un chico de 15 años, Rafa Nadal. Había varios españoles en este torneo, como Albert Portas, y varios argentinos. Lo primero que hice fue pedir referencias sobre él y todos me decían lo mismo: que era un gran jugador junior, que tenía pinta que iba a ser un crack y que venía rompiendo récords a nivel juvenil, pero que no dejaba de tener 15 años".
Dichas sensaciones fueron corroboradas por la primera víctima de Nadal: Rubén Ramírez-Hidalgo. "Le pregunté a él y me dijo que metía mil, que no erraba una, que corría pero que no te hacía daño. También que mentalmente era bueno. Me agarré a eso y fui a jugar el partido".
Allí, sin embargo, la película iba a ser bien distinta. Argüello se enzarzó en una pelea a cara de perro, durante más de tres horas, contra el que más tarde se convertiría en uno de los mejores jugadores de la historia. "El partido empezó como lo esperaba, con los dos metiendo muchísimas pelotas. Los puntos se hacían muy largos, él no me hacía daño, pero yo tampoco a él. Barletta era un lugar frío, con humedad y la pelota no corría mucho. Gané el primer set 6-4 tras más de una hora y en el segundo traté de inclinar el partido para mi lado. Sin embargo, Rafa no cedía, íbamos saque a saque jugando puntos eternos. Yo esperaba que un chico de 15 años mentalmente se cansase, cometiese algún error. Era muy muy flaquito, le costaba mucho ganar sus puntos, el saque iba muy despacio. Parecía que tenía un segundo y un tercer saque, pero corría, luchaba, no te daba nada".
Es aquí cuando el partido llega al momento decisivo. Esos juegos igualados que se decantan por detalles en los que los tenistas han de sacar el carácter, personalidad. Es en este instante cuando Nadal hizo algo que se quedó grabado en la cabeza de Martín: "Llegamos al 5 iguales, saqué yo con 40-15. No pude cerrarlo y con 40 iguales escucho a Rafa yendo a su banco y cuando sale, sale corriendo diciendo: "concentrado ahora, este es el momento". A mí me chocó. Empezó a saltar, a esperar ese saque como si fuese el punto más importante del partido... y lo fue. Me tiró una dejada, me quebró, me ganó el segundo set y me terminó ganando en el tercer set. Recuerdo que fue durísimo el partido, pero finalmente acabó ganando el torneo, su primer Challenger".
El argentino acababa de experimentar una de las primeras grandes remontadas de Rafael. Lejos de los focos, cuando aún solo era un niño precoz que, como decían varios de sus compañeros, rompía récords a nivel junior y poco más. Nadal acabó conquistando su primer Challenger y no tardaría mucho en dar el salto al circuito, y eso es algo que el tenista de Temperley no puede olvidar:
"Cuando acabó el partido llamé a mi padre y le conté el partido. Me acuerdo de su respuesta: "Si jugaste tan bien como me estás diciendo y este chico igualmente te ganó, estamos hablando de algo extraordinario, de un pibe que va a hacer historia". Finalmente fui testigo de ese título, en esa edad ya se le veía que iba a ser uno de los más grandes de la historia".