Barty apaga el empuje de Muguruza
La española cede en cuartos de final en un partido de tú a tú, llevada a un enorme desgaste físico que acabó con su resistencia.


Lo que prometía ser un partido muy igualado entre la número uno del mundo y una jugadora al alza dio por un momento la sensación de finiquitarse por la vía rápida tras un primer set que solo duró 25 minutos. Sí, fueron 25 minutos los que le bastaron a Barty para dar el primer golpe en el marcador, en un parcial donde ganó solo perdió un punto con su primer servicio. Desde ese golpe la australiana cimentó su planteamiento: variándolo y tomando la iniciativa siempre en el segundo golpe, mareando a una Muguruza incapaz de hallar respuestas. No solo con el saque dominó Barty: la clave para los repetidos breaks en dicho primer set se hallaba en cómo fue capaz de proteger su lado más débil, el del revés, para torpedear la resistencia española con una derecha que era una máquina de crear ventajas. La incapacidad de Garbiñe para solventar esa situación desde el fondo la llevó a la desesperación y a entregar la toalla mucho antes de tiempo.
El segundo set debía ser una historia totalmente diferente, y Muguruza salió perfectamente convencida de ello. Atacó con más decisión el segundo saque de Barty (38% de puntos ganados con el segundo) para que fuese ella quien tomase el control de los intercambios. No es que eso fuese a bastar para ganar el duelo, pues la rapidez y agilidad de la australiana le permitía contragolpear en muchas ocasiones, pero sí al menos para equilibrar la balanza del partido. El intercambio de golpes desde el fondo parecía que daba resultado cuando con 2-3, tras jugarse una dejada paralela extremadamente difícil, Garbiñe conseguía romper la coraza australiana y poner el 2-4; sin embargo, lo que le acompañó fue un juego repleto de errores, en parte propiciado por la estrategia de Barty de llevar a Garbiñe a la red gracias a un perfecto uso del slice.
Un error no forzado en un rally neutral, un ace y una jugada perfecta finiquitada en la red evitaban la mayor oportunidad de Garbiñe, un 0-30 amenazante con 5-4 en el segundo set que parecía la puerta de entrada a un partido totalmente distinto. El servicio volvió a sacar a Barty de una situación delicada antes del tie-break, con dos primeros saques ajustados que salvaron un 30-30. Dos errores de Barty en sus dos primeros puntos de saque pusieron el tie-break del lado de Garbiñe, con una renovada fortaleza en su revés que hacía, ahora sí, inclinar los intercambios al lado débil de la australiana. Fue realmente la solidez y un enfoque mucho más agresivo, dando rienda suelta a la derecha paralela, lo que renovó la confianza y fe de la española, que mandaba así el partido a un tercer set.
El partido volvió a dar otro giro de 180º cuando Barty fue capaz de hincar el diente en su segunda oportunidad de rotura del tercer set. La australiana mantenía la calma, impasible ante el gran final de segundo set de Garbiñe y recuperando la solidez en el lado de revés, dejando de usar tanto el slice y siendo capaz de abrir pista en ocasiones con el cruzado. Pero Muguruza no había remado hasta aquel momento para nada, e inmediatamente hizo el contrabreak recuperando el control desde el fondo, con varios puntos espectaculares en el quinto juego del tercer set.
Cuando parecía que la dinámica volvía a pertenecer a Garbiñe, una doble falta otorgó el break a la australiana. El tercer set entraba en una dinámica de cambios constantes, con dos jugadoras volátiles incapaces de afianzar una ventaja. Sin embargo, esta sí iba a ser la definitiva, con una Barty muy entera físicamente que consolidaba el break en blanco y empezaba a cansar a Garbiñe, haciéndola fallar en los rallies en los que se encontraba en posición ganadora. Ni tan siquiera tuvo que cerrar el partido al saque: con otra derecha a media pista al pasillo de dobles, Muguruza entregaba el segundo break y un partido en el que le faltó gasolina.
Estas victorias consolidan el estatus de Barty como un hueso muy duro de roer, una tenista capaz de superar dinámicas negativas en mitad de un partido, impasible y sobria a los momentos estelares de su rival. Por su parte, Muguruza puede irse contenta de un torneo de Doha que refrenda su gran nivel de tenis en el inicio de 2020. Solo un poco más de fuelle en sus piernas para mantener el nivel del segundo set la separaron de la victoria ante la número uno del mundo, pero todos sabemos que Garbiñe ya está ahí.