Safina: “No me veo regresando al circuito como Clijsters o Golovin”

La rusa se confiesa en este texto donde enumera todas las dificultades por las que pasa un jugador profesional desde el momento en que decide retirarse.

Fernando Murciego | 30 Nov 2019 | 17.55
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Como periodistas, es nuestro deber buscar y encontrar siempre las noticias y los reportajes más interesantes para el lector. Sin embargo, la evolución de los medios y de la sociedad en general ha provocado que muchas veces sea el receptor el que acuda directamente al emisor, volteando la dirección tradicional. Con blogs tan interesantes como Behind the racquet, donde varios tenistas cuentan su historia en primera persona, uno puede llegar a abrazar este nuevo rol con mayor aceptación. Dinara Safina, ex número 1 del mundo, ha sido una de las últimas en ofrecer una versión mucho más íntima de su experiencia en el mundo del tenis. Hoy la compartimos.

“Me hice tenista profesional cuando tenía 15 años y me retiré cuando tenía 25”, comienza relatando la rusa. “Fueron diez años de grandes experiencias que tuvieron un final difícil cuando me fracturé la zona lumbar. Incluso con todo el trabajo duro y la presión que soportaba a diario, realmente disfruté de ese tiempo, hasta fui más feliz cuando podía despertarme y simplemente me metía en la cancha. Es curioso, el día que dejé de competir noté que me faltaba la adrenalina y la energía que solamente experimentas con el tenis. Ha sido muy difícil encontrar algo que pueda ocupar ese lugar, algo que realmente me motive de igual forma”, explica desde la experiencia acerca de su prematura retirada en 2011.

“Estoy orgullosa de todo lo que he logrado y no culpo a nadie por mis lesiones, estoy agradecida por haber podido competir durante tantos años. Todavía no me veo regresando al tour como Kim Clijsters o Tatiana Golovin pero, definitivamente, sí puedo verme entrenando y compartiendo mis experiencias con otro jugador”, argumenta la campeona de doce títulos individuales. “Hoy veo a muchas chicas contentas con lo que están logrando; en mi época como jugadora, cada persona buscaba ser mejor que la que tenía delante, nada más. Es difícil juzgar cuando no estás jugando, ero esto es lo que veo. Henin, Clijsters, Davenport, Capriati, Pierce, Mauresmo y el resto de rusas estaban empujándonos hacia nuestros límites, estábamos ansiosas por ser mejores. Siento que estos años el término ‘rivalidad’ cambió un poco su significado”, compara la moscovita.

Pero lo más duro para Safina comenzó precisamente el día que colgó la raqueta. Lo explica ella mejor que nadie. “Recientemente terminé mi licenciatura de derecho, un objetivo personal que me había marcado, pero sigo encontrando en mi cabeza las mismas ganas de volver al tenis. Estos 8-9 años que han pasado desde que puse punto y final a mi carrera no han sido los más fáciles. Esto le sucede con bastante frecuencia a los jugadores después de retirarse, luchamos contra la depresión. Una de las razones principales es que pasas de jugar en el circuito, siendo el centro de atención, a ser otra persona. Cuando era la número 1 del mundo todos se reunían a mi alrededor, querían obtener un pedazo de mí. Ahora parece que no le importo a mucha gente. Incluso he intentado muchas veces acercarme al presidente de nuestra federación para ayudar a nuestra próxima generación de jugadores, pero nunca me contactan. Parece que ya no quieren ayudarte”, confiesa desde el dolor la que fuera plata olímpica en Beijing 2008.

Una Dinara más reflexiva que nunca con muchas dudas en su cabeza sin respuesta. “Te preguntas por qué no te quieren después de todo lo que lograste para el país, es algo que te deja confundida y herida. Sientes ese recordatorio constante de que ya no te necesitan, que simplemente ya no les importas. Te das cuenta de que tienes que cuidarte sola, pero la sensación de soledad no es fácil de tratar. Ahora estoy trabajando en recuperar mi felicidad, me acerco a jugadores y agentes directamente diciéndoles que estoy interesado en ser entrenadora. No importa lo que haga o lo que logre, estaré allí por mí misma, sin depender de nadie. Esa fue la lección más difícil de aprender”, concluye la ex campeona.