Djokovic vence a Federer en una batalla histórica

El serbio suma un nuevo Grand Slam en un encuentro resuelto en el tiebreak del quinto set tras un sublime espectáculo por parte de ambos.

Diego Jiménez Rubio | 14 Jul 2019 | 20.13
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Hay partidos que quedan grabados a fuego en la memoria de todos los amantes del tenis y traspasan todo tipo de fronteros. Roger Federer y Novak Djokovic protagonizaron en la final de Wimbledon 2019 la enésima batalla de una rivalidad íntima que engrandece el deporte y eleva el tenis a un estatus superior. Enfrentados en 47 ocasiones, el enésimo duelo tenía todos los alicientes para entrar en la historia del tenis y las expectativas se vieron superadas por un espectáculo sublime. Dos hombres afanados en ir encontrando soluciones, en desafiar al rival y explorar sus límites en un partido repleto de entresijos. Estilos contrapuestos que se fueron modulando en un partido con infinidad de intrahistoria, de matices que pudieron cambiar todo y desembocaron en un desenlace apasionante. Cinco mangas, emoción a raudales y un ganador: Novak Djokovic es el campeón de Wimbledon 2019 después de uno de esos encuentros sencillamente inolvidables. El resultado final fue de 7-6 (5) 1-6 7-6 (4) 4-6 13-12 (3).

Desde el principio se pudo ver la enorme determinación con la que salió al partido el suizo. Como si de un ultimátum se tratara, Roger era consciente de que iba a necesitar ir un pasito más allá de lo razonable para vencer a un animal competitivo indomable. Impecable en cuanto a movilidad, Federer sorprendió a nivel táctico empleando el revés cortado con más recurrencia y eficacia de la esperada. Obligaba al serbio a entrar en pista, sacándolo de su zona de confort e impidiendo que se jugara al ritmo alto que tanto le gusta a Novak. Agresivo y convencido de la idoneidad de acortar puntos y ser él quien dictara el juego, Federer no ponía trabas en el cuerpo a cuerpo y llegó al tiebreak del primer set sin pasar ningún apuro al saque. Tuvo una oportunidad de dar un golpe sobre la mesa en el tramo medio del parcial, pero se equivocó en la selección del golpe, tirando fuera un drive cómodo para él.

Con las espadas en todo lo alto se afrontó la muerte súbita, en la que Roger comenzó algo timorato, pero pronto retornó a su mejor versión. Esa en la que conecta imposibles y parece cómodo a un ritmo frenético en el que no parece tener ningún margen de error y caminar cual equilibrista por una cuerda suspendida sobre el vacío. Llegó al 5-3 con un saque, y en ese momento la cuerda se tambaleó. El revés del helvético suele sufrir en momentos cumbre y aunque se obliga a emplear golpes liftados y planos, comete errores. Fueron fatales en esta tesitura y vio cómo Novak tomaba ventaja.

Se daba por hecho la importancia del inicio del partido por cómo podría influir en el devenir del mismo, por lo que nadie esperaba una segunda manga como la que se vio. Solo hubo un jugador sobre la pista. El desgaste mental que supuso para Djokovic aguantar los envites de su rival y terminar dando un zarpazo en el tiebreak, le pasaron una factura tan inesperada como escandalosa. Errores permanentes y ausencia de capacidad de reacción que derivaron en un cómodo triunfo parcial para el de Basilea.

La grandeza de Novak volvió a plasmarse en el tercer set, no solo porque su tenis volvió a ganar enteros, sino por esa capacidad innata para pasar de la nada al todo en un pestañeo y ponerse en modo chacal como si nada hubiera pasado. Preciosismo contra solidez, riesgos permanentes frente a consistencia en pista. Roger seguía con tal frescura en las piernas que pudo ser más agresivo incluso con su revés, golpe que le funcionó durante todo el set. Defendió con tremenda habilidad los ataques de un Novak que se fue más a por el partido y tuvo la habilidad de levantar una bola de set en contra en el décimo juego. De nuevo se llegó al tiebreak y de nuevo la alta tensión colapsó el revés del suizo. Cedió terreno muy pronto, y aunque llegó a ponerse 4-5 abajo, se encontró con un Djokovic imperial que pudo coger ventaja de nuevo.

Roger se veía por debajo en el marcador sin haber cedido ni una sola pelota de rotura y habiendo transmitido la sensación de llevar las riendas del partido. Prueba irrefutable del gigante de jugador que es el serbio, como también de la capacidad del suizo por perseverar sin bajar un ápice el ritmo ni la concentración en todo el partido. Pensar que tiene casi 38 años es tan surrealista que provoca una risa nerviosa e incontrolable. Pero no nos desviemos. El partido era más propio de un filme hollywoodiense que de la realidad y el cuarto parcial no hizo sino ampliar esa sensación. Roger siguió bordando el tenis y se encontró con tres juegos de impotencia por parte de su rival. Sus presencias en la red fueron más notables y le permitió cerrar el set con tremenda confianza, llevando el partido a la épica insuperable.

En el quinto set dio la sensación desde el inicio de que la gasolina de Federer estaba cerca de agotarse. Tuvo que hacer frente a situaciones adversas desde el inicio, escabulléndose de tres bolas de break en contra en el cuarto juego. Fue el aviso a navegantes lanzado por un Djokovic que desató una tormenta perfecta en el sexto, forzando al suizo a cometer errores viéndose sin la frescura de piernas necesaria para contrarrestar la rivalidad del serbio. Con 4-2 para Novak, el aura ganadora de la leyenda suiza adquirió vida propia y pareció atenazar al serbio. El mejor nivel de Federer surgió en el momento preciso para aprovechar algunas dudas del número 1 del mundo y equilibrar la balanza de nuevo.

La Pista Central era una olla express. Las emociones que se vivían son simplemente indescriptibles y ambos jugadores buscaban constantemente opciones al resto. Federer conseguía salir de situaciones límites con tremenda valentía y Djokovic no se arredraba ni un ápice. El punto de inflexión llegó con 7-7. Novak parecía cómodo con un 30-0, pero vio cómo un par de errores a destiempo daban viendo al suizo, imperial en los momentos decisivos. Sacó Roger, se puso 40-15 y demostró que incluso a los mejores de la historia los nervios les pueden jugar una mala pasada. Contrabreak del serbio y continuación al drama.

No había tregua, cada juego tenía intríngulis y el balcánico llegó a salvar dos bolas de break cuando sacaba con 11-11. En el tiebreak final del 12-12 Federer volvió a bajar su rendimiento. Errores infantiles que, como en las dos anteriores muertes súbitas, le llevó a ir con clara desventaja. La consistencia del serbio en los momentos cumbre volvió a desafiar las leyes de la naturaleza y cerró el partido con brillantez. Quedará para la historia lo sucedido en este Wimbledon 2019. El ganador fue Novak Djokovic, pero sobre todo, ganó el tenis.