
"Querido Roger Federer. Son casi las 5 de la madrugada en España. Acabas de perder la final del US Open y yo estoy inmóvil en el sofá de mi casa, asimilando que el sueño de ganar el 18º Grand Slam se ha esfumado. Me levanto en cuatro horas, pero nada de eso importa. La sensación de tristeza es tan grande que no me va a dejar dormir. Veo tu cara tras la derrota y, si cabe, el corazón me duele un poco más.
Hace unos minutos estuviste a un punto de remontar, de forma increíble, un 5-2 con dos breaks en contra. Pero ni el 15-40 ni la posterior bola de rotura cayeron de tu lado. Quizá tu ansiedad por ganar te pudo o que enfrente estaba el muro de Novak Djokovic, que por algo es el número 1. Duele no aprovechar ese momento, como también dolió que en el tercer set, pasaras de un posible 5-3 y saque tuyo al 5-4 del serbio y servicio para él. Y ahí tuviste otras dos bolas para igualar, pero no estabas teniendo tu mejor día en esa faceta. Ese 4 de 23 en bolas de breaks hace daño a la vista. Fue la clave del partido y, probablemente, con un poco más de acierto estaría emocionado dándote la enhorabuena por Twitter como tantas otras veces.
Pese a la decepción del momento, conforme van pasando los minutos, una sensación invade mi cuerpo, desterrando a las otras. Es el orgullo. Orgullo por haberte visto competir como lo has hecho con 34 años, aun teniendo la vida resuelta. No sólo hoy y ante otra leyenda como Djokovic ni tampoco durante todo el torneo, donde derrochaste magia como nos tienes acostumbrados, sino durante todo el año y toda tu carrera. A tu 2015 únicamente le ha faltado la guinda del Grand Slam. Sólo un serbio y pequeños detalles han evitado verte con el 18º.
Mi sensación es que la final dependió de ti, de tus aciertos y tus errores. Esta vez salió cruz, pero demostraste que en tu raqueta se encuentra, al menos, el número 18. No te basta con deleitarnos con tus golpes, sino que, incluso, te atreves a inventar el resto a bote pronto. Un recurso sólo al alcance de alguien como tú, que flotas por la pista como un bailarín y ejecutas con una delicadeza maestra.
Estaría preocupado si no hubieras tenido opciones, pero las tuviste y muchas. Sigues con hambre, si no a quién se le hubiera ocurrido rozar la remontada en el cuarto set. Amas al tenis y el tenis te ama ti porque la esencia del tenis eres tú. Una vez leí que alguien dijo que el tenis se hizo para que lo jugara alguien como Roger Federer y no puedo estar más de acuerdo. Fuera y dentro de la pista, un caballero, un mago, un tipo normal que hace cosas de otro planeta cuando agarra su Wilson. También leí otro comentario dirigido al maravilloso MVP de los Golden State Warriors, Stephen Curry, que me recordó a ti: 'Cuando uno observa el juego de Federer ya no es posible concentrarse en otra cosa. Hasta en las gradas, uno puede encontrarse a sí mismo comiendo una cerveza mientras bebe unas palomitas'.
Avanza el tiempo y ahora, al sentimiento de orgullo, también le acompaña el de ilusión por lo que queda este año y los siguientes. El tenis te debe el 18º grande porque te lo mereces, por tu juego, por tu magia, por tu amor a este deporte, por todo. Estoy convencido de que tarde o temprano llegará y los aficionados seremos felices. Tu libro todavía tiene muchas páginas doradas por escribir porque la leyenda de Roger Federer será más grande. No acaba hoy, ni mucho menos.
No obstante, ganes o no más Grand Slam, para mí siempre serás el mejor tenista y deportista de la historia. Así que para terminar, solo puedo darte las gracias. Gracias por habernos hecho soñar de nuevo, gracias por seguir ahí y gracias por enseñarnos la belleza del tenis. Me voy a dormir, dolido, pero ilusionado. El sueño de verte con el 18º grande ya ha comenzado a despertarse en mí. Y recuerda que caerse está permitido, levantarse es obligatorio. Y tú siempre te levantas. Hoy más que nunca y siempre, mi apoyo y mi ánimo están contigo. Nunca dejes de creer en ti. Yo creo en ti, creemos en ti. BEL18VE".