Roger Federer superó la oposición de Andy Murray en la segunda semifinal de Wimbledon (7-5, 7-5 y 6-4). El tenista suizo alcanza su décima final en la hierba londinense y afronta otra oportunidad de agrandar su leyenda este domingo ante Novak Djokovic.
El aroma de partido grande quedó refrendado cuando Federer y Murray empezaron a intercambiar raquetazos en la pista central del All England Lawn Tennis Club. El público se mantenía fiel al tradicional silencio sepulcral de la ‘catedral del tenis’. Había tensión y respeto en la contemplación de la excelencia.
Los primeros servicios congelaban el desenlace del partido e impedían cualquier rebelión al resto. Murray, atropellado por Federer en sus dos últimos enfrentamientos, se comportaba con un talante más agresivo con el objetivo de evitar otro recital del tenista suizo.
Federer, fiel a su patrón de juego, alternaba con acierto el revés plano y el cortado, un plan casi siempre efectivo ante el tenista británico. Llegado el momento de definir el dueño del partido, Murray no mandó con el saque, y las subidas a la red del escocés buscando el revés de Federer encontraron una respuesta contundente que decidía el primer set.
El paso de los minutos reflejaba otra realidad. Romper el servicio de Federer en Wimbledon es una hazaña que sólo Gilles Simon ha logrado (una vez) durante este torneo. Murray, acreditado como uno de los mejores restadores del mundo, apenas lograba inquietar la estabilidad del suizo con su saque.
Además, Roger se convertía en dominador de los intercambios neutrales. Murray se defendía como un león herido, salvaba cinco puntos de set en el segundo parcial que enardecían al público local. Sin embargo, la mente de Federer se mantenía imperturbable tras esta sucesión de oportunidades perdidas. El ‘maestro’ suizo seguía dando su clase en la hierba y Murray caía en lo inevitable.
Federer, con un 76 por ciento de acierto en el primer servicio, resultaba incontestable. A un mes de cumplir 34 años, Roger se concede otra oportunidad de lograr su octavo trofeo de campeón en Wimbledon y su decimoctavo título de Grand Slam. Su estrella sigue deslumbrando en la hierba.