Rafael Nadal ha vuelto a ganar un título, lo ha hecho en el ATP 250 de Sao Paulo tras ganar en la final al argentino David Nalbandian en dos sets. Esta victoria, conseguida eso sí sin demasiada brillantez, le da su segundo entorchado en Brasil tras triunfar también en el 2005 en Costa do Sauipe y la primera corona desde que se adjudicase su séptimo Roland Garros en el pasado mes de junio.
Rafael Nadal entraba a la central de Sao Paulo pasadas la una de la tarde hora local y no parecía llevarlas todas consigo. Durante esta semana la rodilla le estaba respondiendo peor y las sensaciones no eran muy buenas. Tanto en cuartos como en semifinales el número cinco del mundo había cedido parciales ante dos jugadores muy inferiores. Primero Berlocq y luego Alund le hicieron batallar hasta más allá del segundo acto, obligándole a tirar de garra y coraje más que de tenis para seguir vivo en el torneo.
David Nalbandian, su rival en la final, era ya un oponente de mucha más entidad y que le había ganado ya en dos ocasiones, aunque ambas alejada de canchas lentas. Al disputarse sobre una arcilla más rápida de lo normal y bajo techo, el balear debía estar muy atento al resto del en su día finalista de Wimbledon, siempre muy incisivo en la devolución y sobre todo a su revés, el mejor golpe del argentino. En definitiva, se podría decir que el encuentro se iniciaba con las espadas en todo lo alto y debido a las circunstancias, sin un favorito claro.
Sin embargo, y a pesar de que el partido empezó por los derroteros normales, con Nalbandián imponiendo mucha presión sobre el servicio de Rafa, el encuentro se desarrolló con bastante comodidad para el número dos español. Adoleciendo de la rapidez necesaria para inmiscuirse en encarnizadas batallas en cada punto, Nadal cambiaba las direcciones desplazando a David a través de la pista, aprovechando la limitada movilidad de este último cuando tiene que defenderse. Con el primer set en el bolsillo, la mitad del camino ya estaba hecho.
En la segunda entrega del encuentro, el español mostró un nivel menor, sobre todo al inicio del parcial. Su rival se creció y se adelantó en el marcador con un doble break, pero todo fue un espejismo ya que el reciente finalista de Viña del Mar se adjudicó los siguientes seis juegos para conseguir así su título número 51 en el circuito, el segundo cosechado en Brasil tras el de 2005 en Costa do Sauipe y el primero tras el logrado en Roland Garrós en el pasado mes de junio, justo antes del parón que tuvo que hacer debido a la lesión de rodilla que le ha apartado más de medio año de las pistas.
Esta victoria debe darle al mallorquín una inyección de moral muy importante de cara a su total recuperación. Ganar un título ATP en el segundo torneo que disputa es una muy buena noticia, y todo lo que sea disputar eventos y ganar encuentros será siempre bienvenido, pero bien es cierto que su nivel de juego preocupa mucho, ya que se le ve una falta de rapidez y de chispa alarmante que en Sao Paulo le han llevado a sufrir ante jugadores de un nivel muy bajo y que en circunstancias normales -las de antes de la lesión- no tenían armas para hacerle daño.
El debate está servido, y ya hay voces que piensan que cuando Nadal se enfrente en tierra batida ante los grandes jugadores del circuito sucumbirá y que será muy difícil que a corto plazo pueda recuperar el nivel que le llevó a conquistar once Grand Slams y a ser número uno del mundo. De momento son todo conjeturas ya que el primer evento de tierra en el que estarán todos los grandes no llegará hasta el mes de abril, con la disputa del Masters 1000 de Montecarlo, que si bien no contará con Roger Federer, ausente un año más, sí lo hará con Novak Djokovic, Andy Murray o David Ferrer, que intentarán evitar que el mejor tenista español de la historia se haga con su noveno entorchado en el Principado.
De todos modos ese torneo queda aún bastante lejano, ya que antes se tienen que disputar los Masters 1000 de Indian Wells y Miami, y tres ATP 500: a partir de mañana el torneo de Memphis, y dentro de ocho días los eventos de Dubai y Acapulco. En este último estará Rafa presente. Campeón en la edición de 2005, ya avisó a finales del pasado curso que su intención era volver a jugar en la arcilla mexicana y así lo cumplirá. Allí tendrá previsiblemente un cuadro mucho más duro, ya que el nivel de los jugadores es superior, estando presentes nombres de la talla de David Ferrer, Nicolás Almagro o Stanislas Wawrinka que exigirán a Nadal subir mucho su nivel con respecto al de estas dos semanas si quiere seguir en la senda del triunfo.