Toni Nadal ha sido el mayor espectador de lujo de la carrera de su sobrino durante más de una década. Nadie conoce tan bien a Rafael Nadal como él, compañero de viajes y aventuras durante tantísimos años, confidente eterno en momentos de cierto pesimismo, pieza fundamental de un engranaje archiconocido. Ha pasado ya más de una semana desde aquella despedida en el Martín Carpena y muchos aún no procesan que Rafa no volverá a pisar una pista de tenis como profesional; qué mejor momento, pues, para que alguien que le conoce tan bien ofrezca su visión del proceso, legado y despedida del balear.
Toni se enteró hace ya varios meses de los planes de Rafa: marcharse en el torneo en el que se abrió el círculo, el mismo que le puso en el ojo del huracán tras aquella memorable victoria ante Roddick en 2004. "Hace unos meses Rafa me comentó que estaba pensando en retirarse. Quería hacerlo en Málaga, durante la Copa Davis. Era algo que más o menos nos esperábamos. Sabíamos que el momento llegaría tarde o temprano. Me enteré hace unos meses porque Rafa me lo dijo", señala Toni en declaraciones a la ATP, en unas declaraciones que van mucho más allá.
¿Qué sabor de boca le deja el final? Una vez todo ha terminado, ¿cuáles son las primeras sensaciones que le vienen a la mente? "Me siento muy feliz por todo lo que ha logrado", comienza apuntando Toni, pero acaba ofreciendo una perspectiva que va más allá de los éxitos en cancha. "Por encima de todo, lo más notable y lo que más me enorgullece como familiar, es ver cómo un chico que tenía el sueño de ser tenista profesional hizo todo lo posible sin desviarse por el camino. Siempre mantuvo los pies en la tierra. Se mantuvo competitivo dentro de los límites de lo apropiado. Eso es lo que más satisfacción me genera. Me encanta ver cómo la gente aprecia eso", afirma sin tapujos Toni.
LOS RECUERDOS MÁS IMBORRABLES
"Se puede marchar con la cabeza bien alta: se ha ganado el respeto de la mayoría de la gente". Son palabras que muestran un orgullo más que palpable por su sobrino, pero que no reflejan momentos individuales inolvidables. ¿Con qué se queda Toni Nadal dentro de lo que ha sido un camino de más de 20 años?: "Siempre recordaré, por supuesto, la final de Wimbledon 2008, las finales de Roland Garros, los torneos en Montecarlo... pero, por encima de todo, recordaré el proceso que llevó a Rafael a lograr esas victorias. Siempre se lo dije: si no te gusta el proceso, será difícil que te guste el resultado. Siempre puse mucho énfasis en el proceso. Desde que dejé de entrenar a Rafael, a veces recuerdo victorias pasadas, pero también entrenamientos en el Club de Tenis Manacor, cuando Rafael todavía era un niño, tratando de mejorar la derecha y el revés".
Los últimos coletazos de la carrera de Rafa fueron de constante lucha contra su cuerpo y las limitaciones físicas, algo que Toni ha vivido muy de cerca durante muchos momentos, pero que arroja una reflexión final que vale muchos quilates: Nadal se marchará contento y sin rencores tras una histórica carrera... sí, a pesar de todo. "Le he visto sufrir, sí. Me acostumbré a verle sufrir durante muchas ocasiones. Ha tenido lesiones complicadas muchas veces, y como me acostumbré a ese sufrimiento, no me sorprendió verle sufrir un poco en la recta final. La verdad es que, incluso viéndole sufrir, creo que Rafael no puede quejarse. La vida le ha tratado muy bien". Frases de alguien que sabe plenamente de lo que habla y que, desde luego, aportan sabiduría en la resaca de la despedida.