Hace no tanto, la Copa Davis 2024 era considerada una de esas competiciones bisagra para cualquier gran tenista. Su conquista era un titánico desafío para el cual se dejaban sangre, sudor y lágrimas, a menudo en eliminatorias en la otra punta del mundo, con un elemento patriótico e identificativo con tu país que la hacía verdaderamente especial. Nada y todo ha cambiado en los últimos años, sustituyéndose esas eliminatorias por fases de grupos en sedes neutrales y con Finales en las que no siempre tu afición puede estar para apoyar.
Y, sin embargo, la Copa Davis sigue generando ilusión en muchos nombres propios del circuito ATP. -Casi- todas las leyendas lograron ganar la Ensaladera junto a su país, suponiendo, incluso, un punto de inflexión en sus carreras. Que se lo digan a Novak Djokovic y la conquista de la Davis en 2010, lo que le sirvió como el trampolín perfecto para firmar una de las mejores temporadas individuales de la historia del tenis; que se lo digan a Rafael Nadal y aquel inolvidable fin de semana en Sevilla, donde siendo menor de edad se merendó a Andy Roddick para dar inicio a su leyenda; que se lo digan a Roger Federer, quien más tardó en conseguirla, pero que encontró premio a su persecución con un último punto, una dejada casi poética ante Gasquet, que le daría la primera Ensaladera de su historia a Suiza.
Como todos ellos, Carlos Alcaraz también quiere dar gloria a su país. Por si fuese poco, el murciano cuenta con una ventaja: es uno de los pocos jugadores que puede revivir, parcial o totalmente, el ambiente que se generaba bajo el antiguo formato. España jugaría todas las eliminatorias en casa, ya sea en Valencia o Málaga, y Carlitos tiene ganas de erigirse en el héroe de un evento en el que se debate entre la ilusión y espinas clavadas del pasado. Antes de su debut mañana, en el que se medirá al recién coronado número uno de la República Checa, Tomas Machac, conviene explicar su trayectoria y algún que otro mal momento vivido en esta competición.
DESDE UN POSITIVO POR COVID HASTA DESAFORTUNADAS LESIONES
Lo cierto es que la relación de Carlos con la Copa Davis todavía se encuentra en desarrollo. Demasiados baches, claro, para establecer un vínculo perfecto. El primero tuvo lugar en 2021, cuando el murciano venía de dar su primer gran golpe en el circuito tras aquellos cuartos de final del US Open. Sus prestaciones en la gira de pista dura bajo techo, además, habían sido bastante buenas: aquel chaval estaba más que listo para sumar en unas Finales disputadas en Madrid. Días antes del inicio de la competición, sin embargo, llegó la peor de las noticias: había dado positivo por COVID y quedaba fuera de la competición. Un palo enorme, aunque con la certeza de que todavía quedaban muchas noches de gloria en esta competición.
Al año siguiente cambió el formato, con una fase de grupos diferenciada en el calendario de las Finales, lo que daba más oportunidades a Carlos de ponerse la camiseta española. Su debut fue victorioso y llegó en la eliminatoria de clasificación a esa fase de grupos, disputada en Marbella ante una inferior Rumanía. Alcaraz no dio opciones a Copil (6-4, 6-3) y contribuyó a la clasificación española. En esos meses, claro, llegó su verdadera explosión: el 'ciclón Carlitos' se apoderó del circuito, conquistó el US Open... y llegó a Valencia con las reservas de combustible casi al borde de la extinción. Eso explica su derrota ante Felix Auger-Aliassime, si bien se repuso y derrotó a Soonwoo Kwon para asegurar el pase a las Finales, unas Finales que, sin embargo, se perdería por lesión. De nuevo, luces y sombras en su desempeño.
La espinita clavada ni mucho menos cicatrizó durante la pasada temporada. Una vez más, el murciano llegó exhausto de la gira norteamericana de pista dura, renunciando a disputar una fase de grupos en la que España cayó derrotada con estrépito. Su primer gran momento con la casaca española debía esperar, y ahora, tras un US Open donde perdió de forma temprana, Alcaraz llega motivado y fresco para convertirse en la punta de lanza de una competición que necesita estrellas. La enorme cantidad de ausencias dentro de los diez mejores (sin Rusia, Serbia, Noruega o Polonia en la fase de grupos; sin Zverev, Sinner, de Miñaur, Musetti, Fritz, Paul o Korda representando a sus selecciones) ha hecho que el foco se centre exclusivamente en Alcaraz.
A priori, la Copa Davis se erige como la oportunidad perfecta para dejar atrás la desazón de los Juegos Olímpicos. El momento para representar a tu país en un ambiente mucho más relajado, sin el incesante bombardeo mediático de la cita olímpica, en un grupo donde enfrentará a desafíos a los que se presenta como claro favorito. La actuación de Sinner en Málaga la pasada temporada, por si fuese poco, puede servir como un importante acicate de cara al título, donde es posible que Carlos pueda doblar esfuerzos y jugar partidos de dobles. Si algo sabemos es que al murciano pocas cosas le motivan más que jugar por su país, y su compromiso con esta competición parece claro en un 2024 en el que podría añadir a su palmarés una gema que las mayores leyendas del tenis ya poseen. ¿Lo logrará? El primer paso, las próximas tres eliminatorias en la Fuente de San Luis.
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