
Puestos a elegir una forma de retirarse, pocas estarán a la altura de la de Jeremy Chardy: enfrentándose al número 1 del mundo en la Court 1 de Wimbledon. Después del encuentro, el francés hizo balance de una trayectoria magnífica.
Y lo hizo en L’Equipe, el diario deportivo de mayor tirada de su país. En una entrevista que hemos querido rescatar en Punto de Break, el tenista galo habló sobre su último partido, su esfuerzo para decir adiós vestido de corto, rescató sus mejores recuerdos como profesional y apuntó hacia sus planes de futuro. Se marcha Jeremy Chardy, un jugador que siempre ha estado ahí, aunque no siempre se le haya dado el foco que merecía. Un clásico del circuito ATP que todavía no cierra la puerta por completo a la modalidad de dobles.
Adiós al tenis
“Han sido dos días de mucha emoción, con toda mi familia y los amigos que han venido, sin duda es un momento especial. Antes de entrar a la pista me sentía bastante bien, pero una vez dentro me he visto un poco perdido. ¡No podía ni sacar! No sé cuántas dobles faltas cometí… pero estaba muy tenso. Lugo me liberé y disfruté de una segunda parte del partido. Fue agradable, la multitud estuvo genial. Mi hijo estaba allí, estaba feliz, me sentía bien, antes de abandonar la cancha volví la cabeza para despedirme de ellos. En ese momento empecé a llorar un poco, me alegro de que pudiera estar conmigo para compartir este momento”.
No hay vuelta atrás
“La elección está más que pensada. He intentado todo para poder despedirme en la cancha, así que estoy contento con lo que hice en mi carrera. Jugué absolutamente todo, solo me faltaban los JJOO y lo pude cumplir en Tokyo. Luego comencé a entrenar a Ugo (Humbert), así que no lo veo como una muerte, al revés, estoy feliz por haber podido decir adiós en la pista”.
Su último partido
“Terminar contra el Nº1 del mundo en esta pista es una pasada, eso también es bueno. No me arrepiento de nada, ha sido un partido especial y estoy feliz de haber podido jugar así en el tercer set. Si hubiera jugado los tres sets con el mismo nivel que durante el primer set y medio hubiera sido más difícil, me habría ido con un sabor de boca un poco amargo por no haber disfrutado nada del partido. Así, al menos hice un set donde me divertí, hice algunas buenas jugadas, le puse en peligro, incluso tuve un break en la mano, aunque no me duró mucho”.
Feliz con su final
“Para mí hubiera sido imposible concluir mi carrera fuera de la pista. Al principio pensé en Roland Garros, pero en tierra batida era incapaz de jugar nada, así que me preparé para intentar jugar sobre hierba. Hice seis semanas de preparación antes de Wimbledon para llegar lo más preparado posible, al menos he podido jugar un partido completo”.
El mejor momento de su carrera
“Difícil elegir uno, hay muchos momentos importantes. Mi primer Roland Garros en 2008, cuando hice octavos de final e ingresé en el top100 es un momento inolvidable. La Copa Davis de 2017, los cuartos de final del Open de Australia 2013, o todos los momentos compartidos con el equipo, mis entrenadores y los compañeros del tour. Me gustó mucho la vida en el circuito, lo disfruté muchísimo, conocí a mucha gente y me encantó cada momento. Me voy sin excusas”.
Se va satisfecho
“Estoy orgulloso de mi carrera, de l inversión que puse en ella. Siempre traté de dar el máximo que pude, claro que cometí errores, pero no hay nada de lo que me arrepienta demasiado. También estoy contento de la consistencia que tuve, estuve en el top50 durante muchas temporadas, en la segunda semana de varios Grand Slams. Tengo grandes recuerdos, no me detengo en lo amargo pensando que podría haber hecho las cosas mejor. Esto terminó, pero lo disfruté mucho hasta el final, ahora tengo otras cosas geniales que hacer y no veo la hora de empezar”.
Planes de futuro
“Seguiré trabajando con Ugo, eso seguro. Respecto al dobles, no estoy seguro de si seguiré jugando (risas). Sí que me hacía ilusión jugar con Ugo aquí, porque es algo importante para su juego. Hay muchas cosas que tiene esta modalidad que le puede ayudar a mejorar enormemente”.